El refugio de los terroristas
Los islamistas volvieron a la casa de Chinch¨®n tras la matanza del 11-M
"Esto est¨¢ lleno de crucifijos, no va a ser aqu¨ª". La l¨ªnea qued¨® un momento en silencio. "Bueno, coged a la perra y salid". Tal y como hab¨ªan entrado, de noche y en silencio, los agentes de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n se retiraron. El mast¨ªn que guardaba la finca, al que una perra polic¨ªa hab¨ªa mantenido a raya, les ladr¨® mientras cerraban la puerta. Era evidente que ¨¦sa no era la casa que buscaban en las inmediaciones de Chinch¨®n y Morata de Taju?a, donde el 10 de marzo hab¨ªan sido activados siete tel¨¦fonos m¨®viles que, al d¨ªa siguiente, fueron utilizados para atacar con mochilas bomba cuatro trenes de cercan¨ªas de Madrid. La que buscaban era otra, mucho m¨¢s cutre, utilizada desde antiguo por islamistas radicales. La hallaron el 26 de marzo, dos d¨ªas despu¨¦s del episodio del mast¨ªn. En el camino de la Veredilla. All¨ª se escondieron los terroristas al menos hasta el 13 de marzo.
"Llama t¨² directamente a la due?a", le dijo el intermediario a El Tunecino. "Yo no hablo de tratos con mujeres", replic¨®
La Guardia Civil rond¨® la vivienda durante los tres d¨ªas antes de los atentados, pero no observ¨® "nada an¨®malo" en sus moradores
Carmen Toro le dijo a El Chino, tras apoyar ¨¦ste el 11-S: "P¨ªrate a tu pa¨ªs, chaval, que no sabes de lo que est¨¢s hablando"
La chabola, propiedad de un preso implicado en el 11-S, fue alquilada por un detenido por el atentado de Casablanca
Llamarle casa a lo que est¨¢ construido en la parcela 2 del pol¨ªgono 44 de Chinch¨®n, en el kil¨®metro 14,4 de la carretera M-313, es mucho decir. M¨¢s bien parece una chabola, con una alberca como piscina. Sal¨®n, dormitorio, cocina y ba?o y un cuartucho en obras arriba. Todo a medio hacer. Un sof¨¢, dos literas, la nevera llena, a¨²n hoy, de Mecacola y Pepsicola.
La due?a del terreno es Nayat Fadal Mohamed, cuyo marido, Mohamed Needl Acaid, es un ex combatiente en Bosnia preso por sus conexiones con Abu Dahdah, supuestamente implicado en el 11 de septiembre. Cuando su marido entr¨® en prisi¨®n, Nayat Fadal (y sus hijos) se qued¨® apenas sin ingresos, por lo que llam¨® a su amigo Salid Altarakji Almasri (Londres, 1966) para que le ayudara a poner la casa en venta o alquiler.
"Me ha llamado por tel¨¦fono una persona que Serhane [Ben Abdelmajid Fakhet, el Tunecino] se ha tra¨ªdo de Marruecos y que se llama Mustaf¨¢ el Maimouni", le dijo la mujer al futuro intermediario. El primero fue uno de los autores materiales del 11-M y el segundo est¨¢ preso en Marruecos por el atentado de Casablanca. Mustaf¨¢ alquil¨® la casa, pag¨® rigurosamente los primeros meses y luego la abandon¨®. El chabolo se volvi¨® a quedar vac¨ªo en verano de 2003.
La mujer volvi¨® a llamar a Altarakji, esta vez para que intentara deshacerse de la casa definitivamente. El intermediario vio una oportunidad para cobrar las 250.000 pesetas que le deb¨ªa su amigo Needl, as¨ª que puso un anuncio en el Segunda mano. En enero de 2004, Serhane le llam¨® para decirle que ten¨ªa un cliente interesado en alquilar la casa por un a?o con opci¨®n a compra.
"Llama t¨² directamente a la mujer de Mohamed", le dijo Altarakji a El Tunecino.
"Yo no hablo de tratos con mujeres", le replic¨® El Tunecino, quien trabajaba en la inmobiliaria Arconsa, con bastante ¨¦xito. Al intermediario le extra?¨® que Serhane no quisiera ver la casa. "Me dijo que no hac¨ªa falta, que ya hab¨ªa estado con el interesado dos d¨ªas antes viendo el terreno y que hab¨ªan accedido al interior porque el candado de la cancela estaba roto", confes¨® Altarakji al juez Juan del Olmo. El intermediario llam¨® a la mujer para darle las nuevas y, el 28 de enero, quedaron en el 151 de la calle de la Pe?a Prieta (Madrid) para cerrar el contrato.
Los arrendatarios llegaron en un Golf oscuro. Eran Serhane, Mohamed Bard Ddin Alakkad (cu?ado de Altrakji, que iba a hacer de testigo), un tipo con gafas y dientes prominentes (que se identific¨® y firm¨® el contrato con un pasaporte a nombre de Youssef Ben Salah) y un ni?o de unos 10 a?os. El tal Ben Salah era en realidad Jamal Ahmidan, alias El Chino y Mogly, un autor material del 11-M.
La due?a pidi¨® por el alquiler 275 euros al mes, pero el Tunecino contest¨® que como mucho iba a pagar 215 euros. Tras un rato de regateo, acordaron un alquiler por un a?o, a 210 euros al mes, con la condici¨®n de que los arrendatarios arreglaran la casa. "Si la arreglo mucho, lo descontar¨¦ del precio cuando la venta", replic¨® Serhane.
Los arreglos comenzaron enseguida. El alba?il marroqu¨ª Otman El Gnaut empez¨® las reformas el 5 de febrero, d¨ªas despu¨¦s de la fiesta del cordero (hubo fiesta en la casucha) y estuvo casi un mes trabajando. Lo contrat¨® Jamal, con quien hab¨ªa hecho amistad en la discoteca Atlas de Alcorc¨®n. Una de las cosas que le encargaron fue acondicionar una caseta sita en una de las lindes de la finca, donde excav¨® un peque?o foso, lo recubri¨® de hormig¨®n y lo forr¨® de poliespan. Ah¨ª escondieron los explosivos.
La reforma interior se la encargaron a Mustaf¨¢ el Haddar, que estuvo hasta el 24 de febrero colocando madera en el suelo y las paredes del sal¨®n y pintando, siempre bajo la atenta vigilancia de Mohamed Oulad. Haddar logr¨® el trabajo gracias a Abdelillah El Fadual El Akil, un ceut¨ª ¨ªntimo amigo de El Chino desde que estuvieron en un centro de internamiento de extranjeros del que este ¨²ltimo se fug¨®. Al alba?il le extra?¨® que le echaran sin acabar el trabajo, por el que le pagaron 800 euros. Antes de irse, vio pasar por la casa, "de forma habitual", a Abdelillah, a los hermanos Mohamed y Rachid Oulad, a El Chino, Rifaat Anouar Asrih, a El Tunecino y a una persona "de 1,75, aproximadamente, de complexi¨®n fuerte, como de gimnasio, pelo liso y m¨¢s claro".
Las obras estaban en marcha cuando Carmen Toro y el hombre con el que se acababa de casar, Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras (el ex minero que supuestamente facilit¨® los explosivos), aterrizaron en Barajas, el 26 de febrero, tras su viaje de novios a Tenerife. Trashorras llam¨® a su amigo Mogly (Jamal Ahmidan), su socio en asuntos de drogas y con quien ya hab¨ªa hablado de explosivos, que se hab¨ªa ofrecido a ense?arles unas fincas muy baratas "cerca del Parque Tem¨¢tico de la Warner". ?ste les fue a recoger en un coche. En 15 minutos estaban en el chabolo.
"Estaba en un sitio muy llano, en el que hab¨ªa un chalecito muy guapo, otro que parec¨ªa un chamizo en obras y otro m¨¢s que era como una casa de fin de semana. Hab¨ªa un chamizo con una oveja y un perro pastor alem¨¢n", ha declarado Carmen Toro, a la que la casa le dio asco. "Todo estaba muy sucio, lleno de polvo. Hab¨ªa un colch¨®n con una manta en el suelo, una silla de playa y una chimenea. No recuerdo si hab¨ªa unos taburetes. Hab¨ªa un obrero trabajando". Ella limpi¨® la silla de playa para sentarse. Frente a ella se acomodaron su marido y El Chino. Estuvieron hablando del viaje a Tenerife y, en mitad de la conversaci¨®n, El Chino les ofreci¨® una Mecacola.
"Eso es cola mala, de la que venden en el Dia", brome¨® Toro.
"No, es la gran competencia de la Coca Cola", replic¨® el terrorista e, inmediatamente, la conversaci¨®n se radicaliz¨®. "Mogly dijo que los ¨¢rabes estuvieron en Andaluc¨ªa y, tras comentar yo el asunto del islote de Perejil, surgi¨® la conversaci¨®n sobre Bin Laden y el 11-S. Le dije que hab¨ªan destruido la Gran Manzana, a lo que Mogly dijo que eso estaba bien. Le dije que hab¨ªan muerto inocentes y Mogly replic¨® que estaban muriendo inocentes en Irak, con el env¨ªo de tropas espa?olas por el presidente Aznar... La conversaci¨®n subi¨® de tono y yo le dije 'p¨ªrate a tu pa¨ªs chaval, que no sabes de lo que est¨¢s hablando". La mujer se quiso ir inmediatamente, por lo que El Chino los devolvi¨® al aeropuerto.
De vuelta en casa, en Avil¨¦s, Trashorras recibi¨® una rega?ina de su mujer por las amistades que ten¨ªa. La discusi¨®n debi¨® ser gorda porque, un d¨ªa despu¨¦s de regresar del viaje de novios, Carmen ech¨® a su marido de casa. ?ste aprovech¨® el tiempo para recibir a El Chino en Avil¨¦s, llevarlo hasta la mina Conchita, robar explosivos y detonadores y prestarle un coche.
El 29 de febrero, la caravana con los explosivos y los detonadores lleg¨® a Chinch¨®n, conducida por Mohamed Oulad Akcha, Abdenabi Kounjaa, Jamal Ahmidan (los tres, suicidados en Legan¨¦s) y el menor G. M., Baby. La carga criminal la depositaron en el zulo que hab¨ªa construido Otman El Gnaut, con la ayuda de Hamid Ahmidan, primo de El Chino, en el chamizo donde hab¨ªa una cabra o un cordero. Luego se fueron de marcha a Madrid.
Uno de los obreros a los que vio trabajar Carmen Toro en la finca era Otman El Gnaut, quien lo estuvo haciendo durante un mes. En una ocasi¨®n fue a comprar materiales a Morata de Taju?a con una furgoneta blanca, una Renault Kangoo, la misma que el mismo 11 de marzo fue encontrada en Alcal¨¢ de Henares, con restos de explosivos, detonadores y una cinta cor¨¢nica. "Era un modelo nuevo y Jamal la abr¨ªa y la arrancaba con una llave normal de furgoneta", asegur¨®. El robo de ese veh¨ªculo, sin embargo, fue denunciado por su due?o el 28 de febrero en la comisar¨ªa del distrito de Tetu¨¢n (Madrid).
Sobre el 6 de marzo, Jamal le pidi¨® al alba?il que se tomara unos d¨ªas de descanso porque iban a ir unos familiares a la casa y le dijo que ya le llamar¨ªa para acabar la obra y pagarle. Le dio 100 euros como anticipo. La casa, sin embargo, tuvo una visita inesperada.
El 7 de marzo, a las 10.48, la Guardia Civil recibi¨® en su centralita una llamada de una vecina de la finca de marras. Les cont¨® que en la casa de al lado, una con una torreta, hab¨ªa un trasiego muy raro de gente, gente que llegaba en coches cargados, gente ruidosa que entraba y sal¨ªa. Era raro, porque esa casa hab¨ªa estado casi vac¨ªa desde el 11-S y, entonces, volv¨ªa a ser frecuentada "por individuos de origen ¨¢rabe, cuyo proceder le infunde sospechas". Una patrulla de uniforme del instituto armado pas¨® por delante de la casa ese d¨ªa, "observ¨¢ndose a tres o cuatro personas de origen magreb¨ª, no observando nada an¨®malo".
Los agentes pasaron un informe a sus compa?eros del Servicio de Informaci¨®n de Madrid, que mandaron un equipo al d¨ªa siguiente. Tomaron notas de las matr¨ªculas de los coches que entraban y sal¨ªan, hicieron algunas comprobaciones sobre los moradores. Sin ¨®rdenes judiciales ni sospecha alguna poco m¨¢s se pod¨ªa hacer. "Hay una infravivienda de dos alturas en la que se puede observar a un individuo de raza ¨¢rabe. Se observa tambi¨¦n la presencia de un veh¨ªculo Opel Astra; como titular figura una mujer de nacionalidad espa?ola (consultadas las bases de datos no constan antecedentes de la titular ni el veh¨ªculo figura requisitoriado [robado).
Seg¨²n fuentes del cuerpo, se vio que estaba todo en orden, pero se pas¨® un informe, el 9 de marzo, a la Comandancia de Tres Cantos, como si fuera un asunto de inmigraci¨®n. No obstante, se hicieron "nuevas vigilancias". La valoraci¨®n fue ¨¦sta: "Pudiera tratarse de trabajadores de manera ilegal, por lo que procede determinar su volumen, identificar sus habitantes y actuar en consecuencia", a?aden los agentes.
Fue una coincidencia porque, el 8 de marzo, el comando principal del 11-M se hab¨ªa acantonado en la casa. Ten¨ªan todo en sus manos: las bolsas para las bombas, el explosivo, los detonadores, los tel¨¦fonos m¨®viles... Entre las cuatro y las siete de la tarde del 10 de marzo, siete tarjetas Amena fueron introducidas en otros tantos tel¨¦fonos m¨®viles, en los que los terroristas marcaron el n¨²mero pin, sin activarlas definitivamente. No se hizo ni una sola llamada con ellas. No se movieron del sitio. Y eso que la Guardia Civil les estuvo rondando.
A las seis de la ma?ana del 11 de marzo, siete personas subieron a dos coches, una Renault Kangoo y un Skoda Fabia, ambos denunciados como robados y que estaban esper¨¢ndoles en la finca. Tomaron el camino de la Veredilla, salieron a la carretera M-313 y tomaron rumbo a Alcal¨¢ de Henares. Si todo es como cree la polic¨ªa, en los coches iban Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino; Jamal Ahmidan, El Chino; Abdennabi Kounjaa; los hermanos Rachid y Mohamed Oulad Akcha, Rifaat Anouar Asrih y Allekema Laamari, los siete que luego se suicidaron en Legan¨¦s. De esa localidad parti¨® otro coche, con cuatro terroristas m¨¢s. Dos terroristas esperaban en Alcal¨¢ de Henares, porque la noche antes cenaron en un conocido restaurante de la localidad. En la Renault Kangoo, sonaba la cinta del jeque Ahmad Ben Ali Ajmi, emir de El Cairo: "... A quienes no crean, ni su hacienda ni sus hijos les servir¨¢n de nada frente a Al¨¢, ¨¦sos servir¨¢n de combustible para el fuego...".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.