Espa?oles en la c¨¢rcel del horror
Dos supervivientes relatan el incendio en un penal de Santo Domingo
Dos espa?oles sobrevivieron al incendio que el pasado domingo por la noche acab¨® con la vida de 134 presos y dej¨® heridos a otros 30 en el penal de Hig¨¹ey, 145 kil¨®metros al este de Santo Domingo. Juan M¨¢rquez, de 52 a?os, y Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn, de 32, est¨¢n recluidos en la c¨¢rcel de la localidad dominicana desde el mes de diciembre. Ambos est¨¢n en condici¨®n de presos preventivos. El primero, por posesi¨®n de coca¨ªna. El segundo, por robo.
M¨¢rquez, nacido en Huelva, deambulaba ayer por la ma?ana por el patio de la prisi¨®n. Todav¨ªa el olor a quemado se percib¨ªa con fuerza en el ambiente. Sobre todo en las celdas cerradas, como la de Mart¨ªn. En ella, varios presos se aferraban a los barrotes. El habit¨¢culo queda pared con pared con la celda que result¨® incendiada tras una trifulca protagonizada por varios de los presos que la ocupaban en condiciones de hacinamiento. "En la m¨ªa hay espacio para 50 personas y estamos dentro 180", dice Mart¨ªn.
"O¨ªa gritos de horror de gente quem¨¢ndose. Y los guardias no hicieron nada, no abrieron las puertas"
Con una camiseta azul sin mangas en la que se lee D&G, tatuajes en los dos hombros, una gorra cubriendo su cabeza y unas chancletas por calzado, este madrile?o lleg¨® a prisi¨®n por robo en una habitaci¨®n de un hotel. "Me apresaron el 2 de diciembre [de 2004]. Yo trabajaba en B¨¢varo, en la zona hotelera". Reconoce que era reincidente.
Recuerda lo ocurrido en la noche del domingo. "Vimos que entraba humo y que nos lanzaban bombas lacrim¨®genas dentro de la celda. Apenas hab¨ªa agua y la poca que ten¨ªamos nos la tiramos encima para tratar de mitigar el escozor de los ojos". Toma aire y narra la parte m¨¢s cruel de la historia. "Yo o¨ªa c¨®mo la gente gritaba desesperada. Gritos de horror de gente quem¨¢ndose. Y los guardias no hicieron nada, no abrieron las puertas". La versi¨®n oficial dice que los candados estaban atorados por palitos en sus cerraduras. "Da igual que digan que los candados estaban atorados. Pueden coger una herramienta y forzar los candados. Por eso muri¨® tanta gente".
Tras afirmar con rabia que tampoco abrieron su celda, asegura: "Estamos vivos gracias a Dios. Todo el mundo estaba horrorizado escuchando los gritos de los compa?eros que se estaban quemando. Los oigo continuamente en mi cabeza".
Mientras Mart¨ªn habla, M¨¢rquez se acurruca contra la pared, vigilado por un agente. Lo detuvieron por posesi¨®n de coca¨ªna en el aeropuerto de Punta Cana el 7 de diciembre del pasado a?o. Niega que sea un narcotraficante. M¨¢rquez muestra las marcas provocadas por la falta de higiene. El centro est¨¢ "en muy malas condiciones. Nos deber¨ªan evacuar a todos y fumigarlo. Estamos llenos de cosas por todo el cuerpo. No tenemos agua, no tenemos nada".
Parece que tiene m¨¢s claro que Mart¨ªn el porqu¨¦ de la tragedia penitenciaria m¨¢s grande de la historia de Rep¨²blica Dominicana. Da a entender que todo fue premeditado. "Las dos partes estaban preparadas. Hab¨ªa varios armados con machetes, como veinte, y dos pistolas. Son problemas internos de la celda, donde se maneja mucho dinero y se lucha por el control".
Se lamenta por la falta de inter¨¦s del consulado espa?ol tras saberse la tragedia causada por las llamas. Mart¨ªn es m¨¢s directo que ¨¦l. "El c¨®nsul honorario ni ha venido por aqu¨ª. Y de la embajada ni han llamado para saber si estamos bien".
El c¨®nsul general de Espa?a en Santo Domingo, Jorge S¨¢nchez, afirm¨® ayer que han estado "al tanto de todo lo relacionado con su situaci¨®n tras la tragedia".
La situaci¨®n en la c¨¢recl es desesperada. "Comemos una vez al d¨ªa, cuando quieren, arroz con alguna cosa. El agua la tienes que buscar por tu cuenta. No hay nada. Solicito mi traslado. No soy un muchacho joven y no soporto esto. Si no lo hacen, tendr¨¦ que tomar las medidas de lugar", amenaza M¨¢rquez. ?Qu¨¦ medidas? "Suicidarme. Aqu¨ª es muy f¨¢cil, hay machetes que ni se imagina c¨®mo son. Cortan un pelo en el aire".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.