Dos mujeres y alg¨²n hombre
Es Una palabra tuya un relato intimista, un relato que en otras manos menos cuidadosas con la seda estil¨ªstica, menos escrupulosas con el oportunismo sociol¨®gico y, sobre todo, menos inspiradas en el entramado entre realidad y tipos psicol¨®gicos, en otras manos, estoy seguro hubiera esta historia naufragado entre la farfolla sentimentaloide. Y si no m¨ªrese el cuadro protagonista: dos mujeres haciendo de barrenderas en Madrid, m¨ªrese si no hab¨ªa que poner freno a la l¨¢grima f¨¢cil, esquivar la tentaci¨®n del trazo costumbrista, la tentaci¨®n de la atm¨®sfera tremendista. En el apartado moral, o mejor dicho moralizante, la autora de la serie de Manolito Gafotas hubiera podido engancharse a la moda de la novela program¨¢tica (hablar un poco de todo a ver si as¨ª, como a voleo, pescamos lectores aqu¨ª y all¨¢). Si se lee con atenci¨®n el texto que utiliza Elvira Lindo como ep¨ªgrafe, un fragmento de El libro de Job, extraeremos instant¨¢neamente las claves tonales en que toda la novela se desenvolver¨¢, su gravedad medida, su calado introspectivo; no as¨ª, con agradecido criterio, el didactismo inherente a la forma literaria con que fue escrito el texto b¨ªblico. En una entrevista concedida a este diario, se nos informa que las protagonistas de la novela est¨¢n sacadas de la pel¨ªcula Ataque verbal, de Miguel Albaladejo, en la que incluso, aparte de encarnar a una de ellas, tambi¨¦n la autora escribi¨® el gui¨®n. Este dato no tendr¨ªa m¨¢s importancia si no fuera porque en ¨¦l se ve con claridad meridiana la apuesta literaria de Elvira Lindo. Por una vez la escritura del cine sirve de fuente para la escritura de literatura.
UNA PALABRA TUYA
Elvira Lindo
Seix Barral. Barcelona, 2005
251 p¨¢ginas. 17 euros
Seamos ¨²tiles al lector y expliquemos su argumento. La explicaci¨®n va a ser necesariamente sesgada para el mejor disfrute de la novela. Rosario y Milagros son dos barrenderas. Llegan a esta situaci¨®n, digamos a un oficio poco cualificado (el tema de los nuevos pobres en las sociedades desarrolladas est¨¢ latente en el argumento), por distintas circunstancias. Rosario tiene en el momento en que nos cuenta su historia aproximadamente 35 a?os, m¨¢s o menos los mismos que Milagros. Vive con su madre. Su padre las abandon¨® cuando Rosario ten¨ªa 10 a?os, y a una hermana, Palmira, que vive casada en Barcelona. Rosario recuerda los ¨²ltimos a?os de vida de su madre aquejada de una enfermedad senil. Hace dos a?os que ha muerto y desde entonces alterna su vida sentimental de manera casi clandestina con Morsa, un para ella insustancial compa?ero de trabajo, y Milagros, compa?era de trabajo, amiga y amante ocasional. Contra lo que el lector podr¨ªa imaginar, su condici¨®n de barrenderas no les supone ning¨²n deterioro en su sistema de autoprotecci¨®n an¨ªmica. No es por ser barrenderas que las cosas les van como les van, sino por ser como son. Dos mujeres solas, con dos historias y dos secretos muy diferentes, una con una seguridad insultante para radiografiar al pr¨®jimo, no siempre justa, no siempre piadosa, y la otra despojada de madurez para maniobrar en un mundo tan cruelmente inmaduro. Los lectores tendr¨¢n que acostumbrarse, mientras leen esta historia, a ese punto de inverosimilitud que traspiran Rosario y Milagros, se tendr¨¢n que acostumbrar porque precisamente en este elemento estriba el encanto amargo de esta sentida y hermosa novela. Dicha inverosimilitud no es un defecto de construcci¨®n sino precisamente todo lo contrario. Los fantasmas que ve Rosario, en concreto el fantasma de su madre despu¨¦s de muerta, la regla que nunca le vino a Milagros, el beb¨¦ que encuentran en un contenedor y que Milagros se lleva a su casa para cuidarlo como si fuera el hijo esperado, el Hijo. No quiero insinuar religiosidad, sino espiritualidad.
Todo lo que ocurre aqu¨ª es co-
mo una epifan¨ªa, desde una ma?ana primaveral hasta la mirada de ternura que se descubre la propia Rosario depositando sobre Morsa. Una palabra tuya es la novela de dos mujeres (y alg¨²n hombre) que quieren amar y ser amadas. Se dice pronto esto. Cada una, a su manera, busca el m¨¦todo para lograrlo, porque el que tienen es m¨¢s bien para no lograrlo. En esto consisten sus vidas, en la conciencia a veces tr¨¢gica, a veces ir¨®nica, pero siempre agridulce y nunca exenta de humor, de apechugar con el dolor y la ardua felicidad que se hace esperar.
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