La ciudad blindada
Cuando llega el mes de marzo, Pek¨ªn se convierte en una ciudad en estado de alerta. Atr¨¢s quedan los festejos del A?o Nuevo chino, y llega la hora de la sesi¨®n plenaria de la Asamblea Popular Nacional (APN), a la que acuden cerca de 3.000 diputados de todos los rincones del pa¨ªs para debatir y aprobar lo que ya ha sido debatido y aprobado previamente por el Partido Comunista Chino.
Quienes visitan estos d¨ªas la capital -ya sea de turismo o en uno de esos viajes rel¨¢mpago de negocios en los que los directivos regresan a sus pa¨ªses deslumbrados por la modernidad del gigante asi¨¢tico- s¨®lo perciben la punta del iceberg del tremendo dispositivo de seguridad que se pone en marcha en estas ocasiones. En China, lo que no se ve -que es mucho- es tanto o m¨¢s importante que lo que se ve. Y lo que se ve estos d¨ªas en Pek¨ªn no es poco, sobre todo para ojos habituados al paisaje cambiante de la capital. Una buena muestra la dio un taxista el s¨¢bado de la semana pasada -d¨ªa de la apertura de la APN-. Cuando me instal¨¦ en el asiento delantero, como es corriente aqu¨ª, y le dije que iba a la plaza Tiananmen, donde se encuentra el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea, le dio un ataque de p¨¢nico. "No se puede ir, no se puede ir", dec¨ªa.
No sirvi¨® de nada insistir varias veces, que s¨ª, que era posible ir. A los 20 metros detuvo el coche, y me ech¨® fuera. Los taxistas de Pek¨ªn tienen terror a la polic¨ªa, a sus multas y sus abusos de poder, y la visi¨®n de los miles de miembros de las fuerzas de seguridad que patrullan esta semana los alrededores de la sagrada plaza china era m¨¢s fuerte de lo que este hombre pod¨ªa resistir.
Como es tradici¨®n, muchos ciudadanos de provincias acuden a Pek¨ªn durante la celebraci¨®n de la Asamblea para intentar hacer o¨ªr sus quejas ante las autoridades centrales. Y ¨¦stas, temerosas de cualquier tipo de protesta, responden blindando la ciudad por tierra, Internet y aire. En Tiananmen y las calles aleda?as, hay miles de agentes de uniforme y de paisano. Su presencia es discreta, pero est¨¢n por todos lados, bajo los pasos elevados, en las paradas de autob¨²s mezclados con los pasajeros, entre los turistas. Vigilan los movimientos de los paseantes, inspeccionan las bolsas de aquellos susceptibles de llevar octavillas o paquetes sospechosos.
Al despliegue se suman m¨¢s de 650.000 voluntarios en toda la ciudad, con un brazalete rojo en el brazo, prestos a informar sobre cualquier movimiento extra?o. "Este a?o hay mucha m¨¢s presencia policial que otras veces", asegura el empleado chino de una empresa extranjera, buen conocedor de la capital. El Gobierno es consciente del creciente descontento que ha generado el desigual desarrollo econ¨®mico entre la poblaci¨®n. Y, aunque ha decidido hacerle frente, no permite que nada pueda poner en riesgo la estabilidad del pa¨ªs.
Pek¨ªn ha prohibido el vuelo de globos aerost¨¢ticos y de aviones de aeromodelismo por miedo a atentados, y ha limitado la entrada de coches y camiones en la ciudad para facilitar el tr¨¢fico de las caravanas de autobuses y veh¨ªculos oficiales que trasladan a los diputados entre los hoteles y el Gran Palacio del Pueblo, un imponente edificio de estilo sovi¨¦tico situado a pocos metros del mausoleo donde reposa el cuerpo embalsamado de Mao Zedong.
El pequin¨¦s, ajeno a la alta pol¨ªtica, y acostumbrado a las ¨®rdenes y los ojos fiscalizadores de sus vecinos, acepta estos controles con el pragmatismo habitual. Pero quienes llegan a la capital en busca de la justicia que consideran que los gobiernos locales les niegan, acaban en la c¨¢rcel o son devueltos a sus ciudades sin contemplaciones (m¨¢s de 500 fueron arrestados los d¨ªas previos al inicio del c¨®nclave).
Y quienes optan por Internet para airear sus reivindicaciones tambi¨¦n corren riesgos. Desde que comenz¨® la APN, que finaliza ma?ana, todos los mensajes que son colocados en los foros son filtrados por la censura. China tiene m¨¢s de 30.000 polic¨ªas dedicados a vigilar la Red. As¨ª que la velocidad de Internet en Pek¨ªn va en funci¨®n del calendario pol¨ªtico. Todo con el objetivo de construir "una sociedad armoniosa", seg¨²n asegura la nueva propaganda oficial.

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