"Uno de los nuestros"
Villanueva del Campillo, en la sierra de ?vila, a seis kil¨®metros del alto de Villatoro, se ha despoblado a?o tras a?o. Apenas viven all¨ª, a diario, 80 personas, y s¨®lo hay cinco chicos en su escuela, pero cuando el obispo Bl¨¢zquez era un chaval y ayudaba a los padres, junto a sus siete hermanos, en la labranza y el pastoreo, Villanueva del Campillo ten¨ªa el triple de habitantes que ahora. All¨ª siguen residiendo la madre, Florencia P¨¦rez, de 90 a?os, y su hermana Carmen, y el obispo acude con frecuencia a verlas, en agosto durante varios d¨ªas. Los vecinos lo evocan segando con hoz, guardando ovejas y ayudando como los dem¨¢s chavales. Ricardo Bl¨¢zquez, eso s¨ª, siempre con un libro a mano.
El obispo Bl¨¢zquez es la imagen de decenas de miles de ni?os en la pobre Espa?a rural de la posguerra incivil: su ¨²nica salida, si el cura del pueblo cataba bien inteligencias, era el seminario diocesano. Dos tercios de los 20.000 sacerdotes actuales salieron de ese semillero, hoy casi agotado. Como es l¨®gico, la mayor¨ªa de los obispos se reconocen tambi¨¦n en esa biograf¨ªa familiar. Bl¨¢zquez es, en ese sentido, "uno de los nuestros: resistente, austero, sencillo, tranquilo, educado y cercano, que siempre te saluda por tu nombre", contaba ayer un cura que trabaj¨® con ¨¦l, muchos a?os, en la Conferencia Episcopal.
Viendo ahora la biograf¨ªa y la ya amplia bibliograf¨ªa del obispo de Bilbao sorprende que nadie ajeno a los obispos cayera en la cuenta de que estaba -est¨¢- llamado a muy altas misiones eclesi¨¢sticas. Muy rara vez los superiores acuerdan enviar a un joven cura rural a doctorarse en Teolog¨ªa en la imponente Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, de los jesuitas.
Bl¨¢zquez volvi¨® a Espa?a hecho un gran te¨®logo, de lo que dan prueba sus altos cargos en la Pontificia de Salamanca -ahora es su Gran Canciller-, sus libros y el hecho de que los obispos lo reeligieran tres veces para presidir la Comisi¨®n para la Doctrina de la Fe. Como ahora se ha demostrado con el cardenal Rouco, hace falta ser muy bueno, o tener mucho prestigio, para lograr repetir tres trienios sucesivos en un cargo de la Conferencia Episcopal. Esta semana no lo logr¨® ning¨²n prelado, y en 40 a?os de historia de la CEE apenas media docena.
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