El tranquilo obispo de los desaf¨ªos
Ricardo Bl¨¢zquez asume la presidencia del episcopado despu¨¦s de superar muchos encargos dif¨ªciles
"?Si son m¨¢s aburridas que un gorro de dormir!", dec¨ªa el cardenal Taranc¨®n de las elecciones en la Conferencia Episcopal. El m¨ªtico cardenal le hizo esa confidencia al cura y escritor Mart¨ªn Descalzo, tras una de aquellas elecciones que "quemaban la paciencia". Taranc¨®n condujo la transici¨®n de la Iglesia cat¨®lica desde el nacionalcatolicismo franquista a la democracia -entre 1971 hasta la infame noche del 23 de febrero de 1981-, y es el ¨²nico prelado que logr¨® tres mandatos sucesivos al frente de la Conferencia Episcopal Espa?ola.
El cardenal Rouco aspiraba esta semana a igualarse al ya m¨ªtico Taranc¨®n. Veintis¨¦is obispos se lo impidieron: necesitaba 52 votos de los 77 prelados en activo, y obtuvo s¨®lo 51. Tras la eliminaci¨®n del cardenal de Madrid, por mandato estatutario -si en segunda votaci¨®n no obten¨ªa los dos tercios, era apartado de las siguientes-, la carrera presidencial se centr¨® en el obispo de Bilbao, Ricardo Bl¨¢zquez, y el arzobispo primado de Toledo, Antonio Ca?izares. Gan¨® el obispo por 40 votos, frente a 37 del arzobispo. Nunca antes lider¨® el catolicismo espa?ol un obispo a secas: sus siete predecesores fueron cardenales (Taranc¨®n, Fernando Quiroga, ?ngel Suqu¨ªa y Rouco) o arzobispos (Morcillo, Gabino D¨ªaz Merch¨¢n y El¨ªas Yanes).
Su biograf¨ªa est¨¢ marcada por misiones dif¨ªciles, casi imposibles, que super¨® con ¨¦xito
"En 1995 fue recibido en Bilbao como 'ese tal Bl¨¢zquez' y ahora es ya 'nuestro Bl¨¢zquez"
?Por qu¨¦ el obispo Ricardo Bl¨¢zquez P¨¦rez? La elecci¨®n fue una sorpresa hasta para el propio Bl¨¢zquez. "Una sorpresa enorme", dijo minutos despu¨¦s a los periodistas el prelado de Bilbao, serio, de pocas palabras. "Yo no lo he buscado", remach¨®.
Muy pronto, su elecci¨®n fue interpretada como un acontecimiento. Y todos, casi todos, contentos. "?C¨®mo puede pensar tanta gente que Bl¨¢zquez sea uno de los suyos?", se pregunta un sacerdote de Bilbao. "La elecci¨®n de Bl¨¢zquez regocij¨® al PSOE, alegr¨® al Gobierno vasco, entusiasm¨® a los nacionalistas, fue aplaudido por los gays y no disgust¨® del todo al PP, adem¨¢s de ser asumida como propia por el ala m¨¢s conservadora y el ala menos conservadora del episcopado", ironiz¨®, por su parte, un te¨®logo de la iglesia madrile?a. Tampoco se explica la reacci¨®n el prelado de una di¨®cesis castellano-manchega. Hab¨ªa votado por el cardenal Rouco y, despu¨¦s, aparentemente, por Bl¨¢zquez, aunque esto no quiso desvelarlo. "Nunca me acostumbrar¨¦ a la prensa. Presenta como un gran derrotado al cardenal [Rouco] pese a sus 51 votos y cree que la elecci¨®n de Bl¨¢zquez, con 40, es una revoluci¨®n eclesi¨¢stica.Hagamos lo que hagamos, siempre parecer¨¢ que estamos sacando los pies del tiesto", a?adi¨®, apesadumbrado. Aconseja estudiar mejor las biograf¨ªas y bibliograf¨ªas de cada uno. "Como nadie esperaba la elecci¨®n de Bl¨¢zquez, pocos hab¨ªan abierto una carpeta a fondo sobre su trayectoria", dijo.
No ser¨¢ porque no hubiese habido motivos, antes, para tener bien estudiado a este prelado, nacido hace 62 a?os en un pueblecito de ?vila -Villanueva del Campillo-, cuyos vecinos recibieron la noticia con alegr¨ªa general, pero con normalidad. No les sorprendi¨® el nuevo ¨¦xito "de Ricardo", como conocen all¨ª al nuevo presidente del episcopado.
Al margen de sus muchos m¨¦ritos acad¨¦micos, y de sus importantes libros de teolog¨ªa, la biograf¨ªa de Bl¨¢zquez est¨¢ marcada por misiones dif¨ªciles, casi imposibles, que super¨®, en cambio, con ¨¦xito considerable.
Tras un breve rodaje como obispo auxiliar, en 1988, del cardenal Rouco cuando ¨¦ste era arzobispo en Compostela, el Papa lo escoge, en 1992, para apagar los fuegos pastorales encendidos en Palencia por uno de los prelados m¨¢s singulares del universo cat¨®lico, Nicol¨¢s Castellanos. Harto de burocracias, avergonzado de palacios y aburrido de un catolicismo acomodaticio, Castellanos dio ese a?o una espantada que disgust¨® sobremanera a Roma: dimiti¨® del cargo y se hizo misionero en una de las regiones m¨¢s pobres de Bolivia. Cuando Bl¨¢zquez lleg¨® a Palencia a llenar su hueco, fue recibido con frialdad. Cuando tres a?os m¨¢s tarde el Papa lo sac¨® de all¨ª para apagar otros fuegos en Vizcaya, 160 sacerdotes de la di¨®cesis concelebraron con Bl¨¢zquez su misa de despedida.
La misi¨®n en Bilbao, adonde lleg¨® en septiembre de 1995, fue a¨²n m¨¢s sublime. Quien fue recibido entonces por los dirigentes nacionalistas vascos como "ese tal Bl¨¢zquez", 10 a?os despu¨¦s torn¨® aquellos vituperios y desprecios en alabanzas y reconocimientos. Bl¨¢zquez es hoy en Bilbao "nuestro Bl¨¢zquez": aprendi¨® el euskera muy pronto, como en Santiago lleg¨® a dominar el gallego -en realidad, habla numerosos idiomas, entre otros el italiano y el alem¨¢n-, puso paz y cordura en la di¨®cesis sin levantar recelos ni pisar callos, y conserv¨® lo fundamental de la obra de sus predecesores, entre otros el obispo de San Sebasti¨¢n, Juan Mar¨ªa Uriarte, que hab¨ªa sido a?os antes auxiliar en Bilbao y parece haber sido esta semana el gran mu?idor de la candidatura de Bl¨¢zquez, junto al arzobispo Fernando Sebasti¨¢n (Pamplona) y el obispo Jos¨¦ S¨¢nchez (Sig¨¹enza-Guadalajara).
Tambi¨¦n mantuvo el tipo como pocos frente al terrorismo etarra, aunque no siempre lo reconocieron as¨ª los ultranacionalistas espa?oles o vascos. Para ello pidi¨® perd¨®n porque la Iglesia no siempre hab¨ªa estado cerca de las v¨ªctimas; ofici¨® funerales, entre otros por Miguel ?ngel Blanco, en Ermua, y firm¨® las pastorales que le ped¨ªan sus fieles, a veces pol¨¦micas -como una contra la ilegalizaci¨®n de Batasuna-. Los obispos apoyaron sin fisuras aquellas decisiones. Esta semana han subrayado el respaldo. Quien super¨® en el pasado tantos desaf¨ªos puede arreglar hoy la complicada situaci¨®n que vive el catolicismo espa?ol.
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