La ampliaci¨®n y la p¨¦rdida de competitividad frenan importantes proyectos de la UE
Bruselas busca una soluci¨®n para liberalizar los servicios y controlar la industria qu¨ªmica
La Comisi¨®n de Romano Prodi lanz¨® un ambicioso proyecto para liberalizar los servicios en la Uni¨®n Europea (UE). Ahora, tras la ampliaci¨®n al Este, Francia y Alemania claman contra una norma que permitir¨ªa a los empleados de una firma eslovaca prestar sus servicios en Berl¨ªn o Par¨ªs con sueldos de Bratislava y que fomentar¨ªa las fugas de empresas. Aquella misma Comisi¨®n quiso aminorar los riesgos de las sustancias qu¨ªmicas, pero la industria especializada se queja de las cargas adicionales que conlleva y del riesgo de perder competitividad, un principio ahora sacralizado. La Comisi¨®n de Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso ha optado por echar el freno y revisar ambos proyectos.
El sector servicios es el responsable de las tres cuartas partes de la riqueza y el empleo en Europa. Crear un mercado interno del sector se considera fundamental para dinamizar la econom¨ªa europea. Sin embargo, tras la ampliaci¨®n al Este, los l¨ªderes europeos han puesto la lupa en el llamado principio de pa¨ªs de origen, que establece el proyecto de la Directiva de Servicios y que prev¨¦ que sean las normas laborales del pa¨ªs al que pertenece la empresa las que rijan para los trabajadores establecidos en otro pa¨ªs.
Los sindicatos representados en el CES (Confederaci¨®n Europea de Sindicatos), as¨ª como los socialistas y verdes de la Euroc¨¢mara, temen el dumping social. Exigen que el proyecto garantice que la armonizaci¨®n de los derechos laborales se haga al alza. El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, y el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, piden su revisi¨®n por temor a la fuga de sus empresas hacia latitudes m¨¢s baratas; las llamadas deslocalizaciones.
La patronal representada por Unice (Uni¨®n de Industria de la Comunidad Europea) apoya la propuesta, as¨ª como Hungr¨ªa, en nombre de los pa¨ªses del Este. Hungr¨ªa argumenta que se exageran los riesgos de las deslocalizaciones que provocar¨ªa la tambi¨¦n llamada Directiva Bolkestein (nombre del comisario que la lanz¨® hace un a?o). "En Francia se han destruido 200.000 empleos en los ¨²ltimos cinco a?os sobre un total de 20 millones", esgrim¨ªa el ministro de Asuntos Europeos, Etele Barath, esta semana en una entrevista de EurActiv, una revista electr¨®nica.
"El problema de esta directiva es que quiz¨¢ es demasiado ambiciosa y que Europa no est¨¢ preparada para avanzar todav¨ªa en este terreno", explica una fuente diplom¨¢tica que participa en las negociaciones. Para la patronal, la directiva es urgente porque liberar¨ªa el potencial de crecimiento y empleo que ofrece un mercado interno sin barreras de prestaci¨®n de servicios.
Esta semana inicia sus trabajos en el Parlamento Europeo un grupo espec¨ªfico para analizar los problemas de este proyecto, que plantea otros problemas, como la negativa a incorporar a los servicios esenciales (sanidad, educaci¨®n) y otras soluciones, como la reducci¨®n de los procedimientos administrativos y la apertura de ventanillas ¨²nicas para establecer negocios en cualquier pa¨ªs.
Promover la innovaci¨®n
El otro gran proyecto sometido a revisi¨®n por la Comisi¨®n es el reglamento REACH (registro, evaluaci¨®n y autorizaci¨®n de sustancias qu¨ªmicas, en sus siglas inglesas). Lanzado por la Comisi¨®n Prodi en octubre de 2003, trata de establecer un sistema de control sobre la producci¨®n de sustancias qu¨ªmicas en cantidades superiores a una tonelada. Se considera que 30.000 sustancias entran en esta categor¨ªa, lo que tendr¨¢ un coste adicional (a partir de 2.300 millones de euros, seg¨²n Bruselas; 32.000, seg¨²n la industria). Sus bondades: se preservar¨¢ mejor la salud y el medio ambiente y la industria contar¨¢ con un sistema m¨¢s ¨¢gil para registrar nuevas sustancias, lo que promocionar¨¢ la innovaci¨®n.
Casi dos a?os despu¨¦s del lanzamiento del proyecto, el argumento de las cargas adicionales parece ganar peso. El poderoso vicepresidente alem¨¢n de la Comisi¨®n, G¨¹nter Verhoegen, asegur¨® en enero que no aceptar¨ªa ninguna propuesta que mermara la competitividad europea, salvo que estuviera justificada por un objetivo superior, como el medio ambiente o la salud. Un mes m¨¢s tarde, Barroso anunciaba la revisi¨®n del proyecto comparando el crecimiento europeo con el hijo enfermo al que hay que hacer m¨¢s caso sin que ello implique que a los otros dos hijos -la agenda social y el medio ambiente- se les quiera menos.
El proyecto REACH preocupa a Espa?a por su negativo impacto en las peque?as y medianas empresas, el formato habitual de la industria espa?ola. De ah¨ª que Espa?a, como Francia y los pa¨ªses peque?os, tienda a pedir menos ensayos para cada sustancia qu¨ªmica. Respecto a la Directiva Bolkestein, Espa?a no ha definido todav¨ªa su posici¨®n
La UE, paralizada por la sensible negociaci¨®n del presupuesto de la Uni¨®n, lleva semanas estancada en el debate de ambos proyectos. Los sindicatos europeos han celebrado esta semana una reuni¨®n sobre el reglamento REACH, que apoyan sin paliativos, pero la patronal la rechaza y a Alemania, productor del 25% de las sustancias qu¨ªmicas europeas, le preocupa que su industria pierda competitividad al tiempo que Los Verdes, que gobiernan en coalici¨®n con los socialdem¨®cratas, siguen apoy¨¢ndola. La Comisi¨®n promete encontrar una soluci¨®n ante tanto embrollo.
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