C¨®mo afrontar las secuelas del 11-M
Expertos de la Complutense prestan ayuda en institutos para eliminar traumas
Un a?o despu¨¦s. Los expertos se plantean la necesidad de reflexionar sobre las secuelas que dejaron los atentados del 11-M no s¨®lo a las v¨ªctimas directas sino a la poblaci¨®n en general, y en especial a los escolares. Hay varias preguntas por resolver: ?Qu¨¦ secuelas han dejado las bombas de los trenes? ?Se ha curado el da?o psicol¨®gico? ?Qu¨¦ queda por hacer desde la educaci¨®n para prevenir la violencia?
La Unidad de Psicolog¨ªa Preventiva de la Unidad Complutense aplica actualmente en algunos institutos de secundaria de la Comunidad de Madrid el programa Prevenir tras el 11-M, dirigido por la catedr¨¢tica Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz-Aguado. Esta universidad se ofreci¨® para cooperar y la administraci¨®n auton¨®mica se puso en contacto con los directores de los institutos para ofrecerles la oportunidad de incorporar a las aulas este programa. Dos profesionales que participan en ¨¦l, Mariana Canudas y Mar¨ªa Jes¨²s Gil, explicaron la semana pasada c¨®mo se est¨¢ desarrollando el proyecto en un coloquio organizado por la Fundaci¨®n Hogar del Empleado.
El silencio y el deseo por recuperar la normalidad se han impuesto en las escuelas
Los alumnos han de superar el odio a trav¨¦s del compromiso contra la violencia
- La metodolog¨ªa. El programa utiliza siempre m¨¦todos muy participativos. Comienza con una rueda inicial en la que cada alumno expresa lo que ha sentido tras el 11-M con el objetivo de entenderlo y compartirlo.
Entre todos se discute sobre la naturaleza de la violencia, para llegar a una conclusi¨®n com¨²n de los da?os que origina no s¨®lo a las v¨ªctimas sino tambi¨¦n a los agresores, as¨ª como sobre la escalada interminable de conflictos que podr¨ªa originarse si se responde a ella violentamente. Los profesionales tratan de ense?ar a los alumnos procedimientos pac¨ªficos para resolver las contiendas de la vida cotidiana, les muestran otras alternativas a las reacciones fuera de tono y el valor del respeto a los derechos humanos en todas las situaciones.
- Los objetivos. Lo que esta unidad psicol¨®gica se plantea es que los alumnos que han sufrido alg¨²n tipo de violencia, en este caso la provocada por los atentados del 11-M, logren establecer v¨ªnculos sociales basados en la confianza, se comprometan a no reproducirla y adquieran habilidades alternativas a la agresi¨®n para afrontar el estr¨¦s y resolver los conflictos.
El programa se desarrolla siguiendo estas pautas: los profesionales intentan proporcionar seguridad y protecci¨®n a los alumnos para que ¨¦stos puedan comunicar lo que sienten "sin riesgos" y recomponer el modelo de mundo basado en la empat¨ªa y la solidaridad, intentando contrarrestar el da?o que podr¨ªa derivarse de la exposici¨®n a la violencia.
Los estudiantes deben reconstruir una historia de lo sucedido, ayudados por los psic¨®logos, en la que la realidad encaje y puedan desarrollar valores de confianza, tolerancia y no violencia. Los profesionales escuchan las inquietudes y cuestionamientos de los alumnos y elaboran una respuesta acorde con las normas y valores establecidos por la sociedad para responder a esa violencia.
Los estudiantes han de superar el odio, el miedo y el sentimiento de impotencia, a trav¨¦s de la acci¨®n y el compromiso compartido contra la violencia. "El dolor ocasionado por la violencia viene acompa?ado de tres problemas emocionales: el miedo, la impotencia y el odio. Y aunque pueden ser normales en un primer momento, hay que ayudar a superarlos para reducir las secuelas y el riesgo de reproducir estas conductas", se?ala Mariana Canudas. "La mejor manera de hacer esto es establecer contextos en los que se comparta el compromiso y los valores de la paz", a?ade.
- Las reacciones. Pero el silencio y el deseo por recuperar la normalidad se han impuesto a partes iguales entre los alumnos, tras los terribles atentados, seg¨²n ambas expertas. El trabajo que esta unidad de psicolog¨ªa est¨¢ desarrollando en los institutos les ha llevado a concluir que los alumnos reservan la expresi¨®n de sus sentimientos, ansiedades y recuerdos para ¨¢mbitos privados, respetando de esta manera el pacto social de silencio.
"Pero si el silencio permite dar tiempo para tocar temas dolorosos con mayor seguridad, no curar este dolor social en profundidad puede bloquear ciertos valores que podr¨ªan desembocar en reacciones negativas", se?ala Canudas. "Nuestra labor en los institutos es educar en la tolerancia para prevenir la violencia. No cuestionamos la tendencia al silencio, a no hablar del hecho de lo sucedido en p¨²blico. Nosotras trabajamos para curar la herida sin tener que destaparla o prevenir consecuencias antes de que aparezcan", a?ade Mar¨ªa Jes¨²s Gil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.