?Buena casta, vive Dios!
Es una certeza que Dios existe en el planeta de los toros. De vez en cuando se da un pase¨ªto por los escasos reductos donde se cr¨ªan animales aptos para este espect¨¢culo tan singular. La dehesa de Fuente Ymbro le gusta. A los asistentes a la novillada inaugural del ciclo vente?o a¨²n m¨¢s, porque no es tarea f¨¢cil encontrar casta, codicia, fijeza, nobleza y transmisi¨®n entre tantas mentiras que se suceden a diario.
A cuatro de los novillos-toros se les aplaudi¨® en el arrastre. El ganadero dej¨® alto el list¨®n. No mansearon, no pisaron los terrenos de los chiqueros, a excepci¨®n del ¨²ltimo que sali¨® suelto, con poder¨ªo, causando verdadero p¨¢nico entre los toreros.
Pero la mano de Dios escasea. Tanto como las ganas, el pundonor, la torer¨ªa, el saber estar y hacer, el mando, la t¨¦cnica y todo aquello que un d¨ªa se invent¨® -precisamente por inspiraci¨®n divina- cuando alguien quiso medirse las fuerzas con un fiero animal. Y la desesperaci¨®n cundi¨® cuando ninguno de los toreros -ni a pie, ni a caballo- aprovecharon la casta y nobleza que los novillos llevaban dentro.
Fuente Ymbro/ L¨®pez, Morilla, ?vila
Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, encastados. 1?, 2?, 5? y 6? aplaudidos en el arrastre. Ismael L¨®pez: casi entera ca¨ªda; bajonazo. Alejandro Morilla: ca¨ªda atravesada; desprendida. Juan ?vila: sendos bajonazos. Las Ventas, 12 de marzo. Un cuarto de entrada.
Las varas fueron torticeras y asesinas. As¨ª, sin pa?os calientes. Y los argumentos que utilizaron los picadores fueron dejar tullidos y como un colador uno tras otro a los animales que se iban estrellando en el peto. Y por cierto, muy engalanados estaban los jamelgos. Lucieron vestimenta nueva y unos manguitos horrorosos y antirreglamentarios. Al quinto hasta le dieron un tercer puyazo y, como no est¨¢n acostumbrados, se quedaron de piedra, adem¨¢s de desautorizados.
Las bregas no se vieron. Los quites no saben qu¨¦ es eso, que ya tiene delito, pues los tres novilleros tomar¨¢n la alternativa en breve. M¨¢s de un espectador se fue pensando que no puede darse tanta contrariedad, pues es incre¨ªble que estos j¨®venes toreros tengan tantas pretensiones y tan poco mando, tanta voluntad y tan pocos conocimientos. Los tres hicieron faenas demasiado largas, destartaladas, por fuera, sin cargar la suerte y mataron de bajonazos escandalosos.
Ismael L¨®pez no quiso enterarse del potencial verdadero de su primero. Compuso mucho la figura y no supo qu¨¦ hacer ante su segundo, al que ten¨ªa mucho que aguantar. Alejandro Morilla se limit¨® a poner el trapo fingiendo que aprovechaba la noble embestida de ambos novillos, con carreritas incluidas. Y Juan ?vila desconoce qu¨¦ es el sitio verdadero. Carg¨® la suerte a golpes de muleta y de gritos, en la distancia larga. Si hubiera aguantado el pit¨®n izquierdo de su ¨²ltimo toro, podr¨ªa vivir de la renta por mucho tiempo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.