Fines de semana en la sierra madrile?a

Robledo de Chavela salt¨® a la fama durante los a?os sesenta por la relevancia que tuvo su Estaci¨®n de Seguimiento Espacial en la conquista de la Luna. Cuatro d¨¦cadas m¨¢s tarde, apenas nadie reconoce ya la utilidad de las gigantescas antenas parab¨®licas que se recortan sobre el perfil de la sierra oeste madrile?a, pero el pueblo se ha convertido en una referencia del turismo de fin de semana. Con estos alicientes no es extra?o que la familia Manzano se decidiera por abrir un hotelito en pleno centro urbano, sobre los restos de un antiguo palacio utilizado en precario durante la Guerra Civil como casa de auxilio social.

Sin un indicador que lo sit¨²e, llegar hasta aqu¨ª resulta misi¨®n dif¨ªcil, m¨¢xime despu¨¦s de la apertura de un t¨²nel aparcamiento que atraviesa la plaza Mayor. Lo aconsejable es guiar el coche hasta el jard¨ªn interior con piscina. A un lado del zagu¨¢n est¨¢ el hotel, y, enfrente, el restaurante-bar.

Con m¨¢s intenci¨®n que fortuna, el establecimiento distribuye sus cuarteles por los encajes de un solar en desuso, enclaustrado entre otros edificios insulsos y con la ¨²nica perspectiva monumental de la iglesia de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n, columbrada desde los estrechos ventanos practicados en las habitaciones. Afloran, es cierto, detalles de buen gusto en las zonas comunes, pero m¨¢s debidos a ciertas piezas que al propio interiorismo. El mostrador de recepci¨®n, en vidrio, se sustenta sobre dos toneles oxidados procedentes de un viejo dep¨®sito de agua ametrallado durante la ¨²ltima guerra. A su lado, el sal¨®n de estar ofrece un concierto algo deslavazado de sof¨¢s -muy c¨®modos, es verdad- y una chimenea casi siempre apagada.

Galer¨ªas de madera

Las habitaciones se reparten en dos pisos, distintas en estructura y en decoraci¨®n, ninguna arrebatadora. Entre las m¨¢s recomendables, las 5, 6 y 7 exaltan las vistas de la iglesia parroquial desde sus discretas galer¨ªas de madera. La 15 presenta como originalidad una cama de matrimonio acoplada sobre el hueco del ascensor, accesible mediante una escalera de pies de pato y aislada con suelo radiante. L¨¢stima que la insonorizaci¨®n no sea la adecuada, como tampoco el estilo de las lamparitas, cursilonas, o el car¨¢cter tan agreste de los cosm¨¦ticos.

En las ant¨ªpodas, y pese al car¨¢cter algo ruidoso y hal¨®geno del comedor, la cocina merece un paseo nocturno por los sabores y texturas de unas patatas a la importancia o un cochinillo sin grasa. Creaciones de dos j¨®venes con un futuro prometedor en la restauraci¨®n popular: Juan Pablo Hueto y Jos¨¦ Manuel G¨®mez Calcerrada.