"Soy un m¨²sico que ha pasado del blanco y negro al tecnicolor"
Con los tres premios Max que acaba de obtener su obra El compositor, la cantante, el cocinero y la pecadora, el compositor y director esc¨¦nico valenciano Carles Santos (Vinar¨°s, 1940) ya cuenta con siete de estos galardones en su palmar¨¦s. Su teatro no es s¨®lo teatro. Es m¨¢s que m¨²sica. Un reflejo de su compleja personalidad creativa. Tiene la edad de jubilarse y sin embargo le quedan m¨¢s proyectos que a?os vividos: ensaya un nuevo montaje, concibe otra pel¨ªcula con Pere Portabella, cr¨ªa gallinas y palomas mensajeras y, si tiene un hueco, sale al mar en su barco pesquero, el Mar¨ªa Magdalena.
Pregunta. No acudi¨® a recoger los tres Max. ?Hab¨ªa mensaje en su ausencia?
Respuesta. No, no. Estoy montando una obra nueva y justo ese d¨ªa era el que ven¨ªan por primera vez todos los cantantes y m¨²sicos. Era un d¨ªa imprescindible y avis¨¦ de que no pod¨ªa ir a recoger los premios.
"Si no fuese por Joan Brossa no s¨¦ d¨®nde estar¨ªa. Me dijo: 'Tocas muy bien el piano. ?Y ahora qu¨¦? ?Qu¨¦ haremos con el piano?"
"En el mundo de la m¨²sica no llevar frac ya es un drama, mientras que en el del teatro si sales en pelotas no pasa nada"
P. ?Cree en los premios?
R. Este tipo de premios siempre dan satisfacci¨®n personal porque los vota la gente de la profesi¨®n. Son como los Goya pero con menos glamour. Y adem¨¢s, apuestan por la aventura, por el riesgo, a diferencia de los Goya, en los que ya se sabe que hay unos intereses comerciales. Ya tengo una cierta edad, pero sigo trabajando en un terreno que no es comercial y es muy arriesgado.
P. ?Se considera un autor de riesgo?
R. Siempre trabajo en riesgo. Mis obras no son comerciales y necesitan un p¨²blico muy especial, lo que ocurre es que en este pa¨ªs ese p¨²blico ya empieza a existir y, en ese sentido, el riesgo ya es menor. Hay una generaci¨®n que se interesa por las cosas nuevas, diferentes.
P. En la obra premiada recrea la obra de Rossini a partir de una gota de agua. ?Es deconstrucci¨®n inversa?
R. Son ideas que un d¨ªa aparecen, las vas trabajando y acabas por no querer saber cu¨¢l es su origen. Tengo mucha tendencia al agua, al l¨ªquido. El l¨ªquido siempre es vida. En todas mis obras es raro que no caigan gotas de agua o se inunde algo. No s¨¦ si es porque vivo aqu¨ª en Vinar¨°s rodeado de agua. Aunque el agua tambi¨¦n puede ser muerte, como en esta obra.
P. ?Es la obra de la que se siente m¨¢s satisfecho?
R. No. Tampoco podr¨ªa decir que haya otra que lo sea. Las voy haciendo y ahora estoy liado en otra.
P. Su teatro no es s¨®lo teatro.
R. Es m¨²sica. Yo soy m¨²sico, lo que ocurre es que me he ido de los espacios naturales musicales a los teatrales, sin dejar de ser m¨²sico, para poder explicar mejor lo que quiero hacer. He ido a buscar el otro p¨²blico. El p¨²blico del teatro es m¨¢s abierto y est¨¢ m¨¢s dispuesto a enfrentarse con lo que sea. El de la m¨²sica es m¨¢s formal. Soy pluridisciplinar, utilizo actores, bailarines, circo, m¨²sicos, proyecciones..., y para eso en el mundo de la m¨²sica no hay ni espacio ni mentalidad ni gente que apueste por ello. Ni siquiera las instituciones.
P. ?C¨®mo definir¨ªa lo que hace?
R. No es mi tarea, pero soy un m¨²sico que ha pasado del blanco y negro al tecnicolor.
P. ?No se le puede clasificar?
R. Aparezco siempre como inclasificable por mis actitudes. Un d¨ªa me pasar¨¢ algo y se creer¨¢n que es un gag.
P. Fue un ni?o prodigio, como Rossini. A los cinco a?os tocaba el piano con gran solvencia.
R. Ten¨ªa m¨¢s facilidad con el piano que con la palabra. Iba muy deprisa. Todo sucedi¨® dentro de las pautas surrealistas del Vinar¨°s de aquella ¨¦poca: los profesores que ten¨ªa, las cosas como iban, las familias, mis viajes a Barcelona para examinarme en el Liceo, que coincid¨ªan con el estraperlo del aceite, la gente que se tiraba de los trenes... Todo eso te deja un poso que despu¨¦s, cuando lo ordenas, son unas im¨¢genes que me han ido bien.
P. ?C¨®mo vivi¨® ser un ni?o prodigio?
R. Me di pronto cuenta de que era una tonter¨ªa. Hubo un momento en que entr¨¦ en crisis y me dej¨¦ el piano. Luego volv¨ª, pero la decisi¨®n ya fue m¨ªa.
P. ?Le recriminaron que se saliera de la trayectoria hacia la que parec¨ªa predestinado?
R. S¨ª, las discusiones que tuve con los cr¨ªticos en la primera ¨¦poca se reproduc¨ªan en casa a la hora de comer.
P. ?Hay un antes y un despu¨¦s en usted tras conocer al poeta Joan Brossa?
R. Si no fuese por Brossa no s¨¦ d¨®nde estar¨ªa. Cuando lo conoc¨ª yo tocaba muy bien el piano.
P. ?Fue eso lo que lo empuj¨® a la vanguardia?
R. S¨ª, m¨¢s que los conservatorios y los profesores. Brossa me dijo: "Tocas muy bien el piano. ?Y ahora qu¨¦? ?Qu¨¦ haremos con el piano". ?l me ofreci¨® la creatividad.
P. Usted ha roto incluso el molde de la vanguardia.
R. Estoy muy lejos de eso. Ya no s¨¦ si hay vanguardias. Se ha normalizado el papel del artista, las formulaciones se han moderado mucho, aunque todav¨ªa hay talibanes. Viv¨ª la ¨¦poca de las vanguardias y el compromiso personal, en el que todav¨ªa creo, pero el arte no transforma la sociedad como cre¨ªamos. Entonces las cosas eran muy trascendentes; ahora son m¨¢s reales.
P. Hay un estereotipo de usted seg¨²n el cual siempre trata de subvertirlo todo. ?Lo comparte?
R. No, soy un hombre de formaci¨®n cl¨¢sica y me baso en una t¨¦cnica muy establecida, lo que pasa es que me han permitido hacer lo que he querido, aunque sin estridencias. Lo que ocurre es que en el mundo de la m¨²sica no llevar frac ya es un drama, mientras que en el del teatro si sales en pelotas no pasa nada.
P. A pesar de haberse ido a la vanguardia, siempre regresa a Rossini y a Bach.
R. Bueno, yo me levanto por las ma?anas y toco el piano muchas horas: Bach, Beethoven, Brahms... Tengo los pies puestos en la tradici¨®n. Con Rossini es otra cosa. Soy poco operero, pero Rossini es especial. Para m¨ª es el mejor.
P. ?Qu¨¦ le ha llevado, entonces, a dirigir ¨®peras?
R. Es un modo de olvidarse de la ¨®pera y rescatar la m¨²sica y el lenguaje de Rossini para visualizarlo desde mi espacio de libertad.
P. Al p¨²blico que le gusta su obra, le apasiona; al que no, la detesta. ?No tiene t¨¦rmino medio?
R. Parece que no. Y los premios Max son una prueba.
P. Ahora recibe muchas subvenciones. ?Ha sido deglutido por el sistema?
R. Bueno, tampoco mucho, ni de los que m¨¢s. Normal. Hay un respeto por el trabajo y puedo hacer cada a?o una producci¨®n, incluso podr¨ªa hacer m¨¢s si quisiera. Formo parte, como usted dice, del sistema. Por eso me resulta dif¨ªcil hablar de vanguardias.
P. Siempre fue a su bola.
R. Siempre fui a mi bola y ahora est¨¢n interesados por mi bola, y eso me permite hacer obras de ciertas dimensiones.
P. ?El piano es su ortopedia perfecta?
R. Incluso cuando no est¨¢ en mis obras. Es el origen de todo. Mi ordenador. La gente trabaja con ordenador y yo con piano.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n mantiene con ¨¦l?
R. De matrimonio. Lo que pasa es que los pianistas somos infieles, cuando salimos de casa tocamos en otro piano. No somos como los violinistas, que tocan su instrumento. Los pianistas s¨®lo hacemos la parte dura con nuestro piano.
Babelia
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