La falsa leyenda del honesto dictador
La justicia chilena recorre el laberinto creado para ocultar la fortuna ilegal del general
A la persecuci¨®n de los cr¨ªmenes de la dictadura chilena impulsada durante nueve a?os por el juez Baltasar Garz¨®n ha seguido, en los ¨²ltimos 10 meses, la espectacular revelaci¨®n de las cuentas secretas del ex dictador Augusto Pinochet, una iniciativa del senador dem¨®crata por Michigan Carl Levin, miembro del subcomit¨¦ de investigaciones permanentes del Senado. La divisi¨®n de trabajo entre Garz¨®n y Levin est¨¢ permitiendo acabar en Chile con la impunidad de las violaciones de los derechos humanos y la corrupci¨®n que llev¨® a la pr¨¢ctica, a sangre y fuego, el hombre que lleg¨® a ser presentado, tanto por sus seguidores como por algunos cr¨ªticos, como el dictador honesto de Am¨¦rica Latina.
Pinochet mantuvo 125 cuentas bancarias durante unos 25 a?os en diversas entidades
"La gran inc¨®gnita a¨²n por despejar es el origen de los millones", dice la abogada Hertz
Es un gui¨®n para escritores como Borges o Bioy Casares. Es toda una maldici¨®n b¨ªblica la que se abate sobre Pinochet (quien gobern¨® en Chile desde 1973 hasta 1990) y su camarilla militar desde la noche del 16 de octubre de 1998, cuando dos polic¨ªas de Scotland Yard le anunciaron, en una suite de la London Clinic donde el ex dictador se recuperaba de una operaci¨®n de hernia discal, que estaba detenido por orden del juez espa?ol Garz¨®n. La mano del magistrado, que le persigue desde hace nueve a?os por delitos de terrorismo, genocidio y tortura, tambi¨¦n ha estado en el inicio de las investigaciones sobre las cuentas secretas del ex dictador. Porque, tres d¨ªas despu¨¦s del arresto en Londres, el juez dict¨® una orden internacional de embargo de bienes y cuentas de Pinochet. Fue esa orden la que ha permitido a Levin y su equipo en el Senado acusar a un grupo de bancos de violar las normas en EE UU y obtener la caja negra de las transacciones desarrolladas durante 25 a?os.
"Algunos bancos ayudaron a Pinochet a ocultar sus fondos; otros fueron incapaces de cumplir las exigencias legales por las cuales en EE UU los bancos tienen que conocer a sus clientes", explic¨® Levin, despu¨¦s de informar a la prensa, el martes pasado, de que el ex dictador chileno mantuvo 125 cuentas bancarias durante unos 25 a?os en entidades como el Banco Riggs, Citigroup, la filial del Banco de Chile en EE UU, el Banco Atl¨¢ntico (ahora controlado por el Sabadell) y las filiales en Miami del portugu¨¦s Banco Espirito Santo y de la entidad brit¨¢nica de gesti¨®n de patrimonios Coutts. Este ¨²ltimo banco, conocido como "banco de la Reina", era por entonces propiedad del Royal Bank of Scotland y ahora est¨¢ en la ¨®rbita del Santander Central Hispano (SCH). Si bien la subcomisi¨®n no ha establecido la cantidad de dinero total que circul¨® en las cuentas -en las que Pinochet aparece con 10 identidades diferentes-, se cree que fueron unos 15 millones de d¨®lares.
El campe¨®n de la ayuda "t¨¦cnica" para que Pinochet pudiese establecer una amplia red de cuentas secretas fue el Riggs. Sus propietarios, Joe Allbritton y su esposa, Barbara, desarrollaron una amistad con el ex dictador, mientras el banco redondeaba una importante cifra de negocios a trav¨¦s de la apertura de cuentas para altos oficiales del Ej¨¦rcito chileno. Seg¨²n el informe del Senado, esas cuentas representaron para el Riggs todo un mercado: 100 millones de d¨®lares.
En 1995, el general Ricardo Izurieta, agregado militar en la Embajada chilena en Washington, curs¨® a Allbritton, presidente del Riggs, una invitaci¨®n para asistir al Derby de Vi?a del Mar, la carrera de caballos m¨¢s importante de Chile. Allbritton viaj¨® en febrero de 1996 y fue recibido por Pinochet en la Escuela de Caballer¨ªa Militar de Quillota, donde le mostr¨® los caballos y almorzaron. El 14 de febrero, de regreso a EE UU, escribi¨® a Pinochet una carta en la que agradec¨ªa la hospitalidad.
"Chile", dec¨ªa el banquero, "es un pa¨ªs que causa una gran impresi¨®n y tiene un excelente futuro gracias a usted y a las pol¨ªticas y reformas que ha impulsado. Quiero agradecerle por los soberbios gemelos que me ha regalado y sepa usted que ser¨¢ bienvenido por mi esposa Barby y por m¨ª en nuestra casa en Middleburg, Virginia, donde criamos caballos purasangre para carreras".
Un a?o m¨¢s tarde, en 1997, Allbritton volv¨ªa a Santiago de Chile para "agradecer a Pinochet por la larga y rentable relaci¨®n que el Ej¨¦rcito chileno mantiene con el Banco Riggs". Tras la visita, el banquero escribi¨® a Pinochet. "Usted hizo que Chile se quitara de encima la amenaza de un Gobierno totalitario y un sistema econ¨®mico arcaico basado en la propiedad estatal y la econom¨ªa planificada. En EE UU, y en el resto de Occidente hemos contra¨ªdo con usted una tremenda deuda de gratitud. Tengo confianza en que su legado contribuir¨¢ a un mundo m¨¢s pr¨®spero y m¨¢s seguro para sus hijos y nietos. Debo agradecerle los maravillosos regalos que me ha hecho a Barby y a m¨ª, incluyendo los libros de historia". Barbara tambi¨¦n escribi¨® al general. Le daba las gracias por haber pensado en ella. Pinochet le hab¨ªa regalado una caja de lapisl¨¢zuli.
Para 1997 ya hab¨ªan pasado ocho a?os desde que Pinochet hab¨ªa abierto su primera cuenta en el Riggs. La fecha de partida no dejaba de ser un dato relevante. En aquellos d¨ªas, Pinochet y sus colaboradores preparaban la nueva Constituci¨®n Pol¨ªtica de Chile, que se someter¨ªa a un plebiscito para mediados de 1980. El art¨ªculo 27 establec¨ªa para una fecha no posterior al 11 de diciembre de 1988 el plazo para que la junta militar propusiera, por unanimidad, un candidato para el cargo de presidente de la Rep¨²blica para el periodo comprendido entre el 11 de marzo de 1989 y el 11 de marzo de 1997. Asimismo, la Constituci¨®n confer¨ªa que se estableciera en 1990 la facultad de aprobar toda la legislaci¨®n ordinaria con mayor¨ªa absoluta en una c¨¢mara y un tercio en la otra. Todo estaba atado para perpetuar el poder de Pinochet. Era el momento del pillaje a manos llenas.
Por entonces -mediados de los noventa-, cuando ya se encontraba en faena para montar una red de cuentas secretas, el entonces dictador inici¨® una serie de conversaciones con una periodista, Mar¨ªa Eugenia Oyarzun. En cierto momento, hablan de dinero:
-?Qui¨¦n administra su econom¨ªa?
-Mi mujer es la que administra siempre. Yo tuve la suerte de estar cuatro a?os en el extranjero [como profesor en la academia militar en Ecuador] ganando 'hojas de lechuga', como se denominaba a los d¨®lares en ese tiempo [finales de los a?os sesenta]. Ahorr¨¦, me guard¨¦ mi platita y con la que recib¨ª despu¨¦s compr¨¦ un terreno frente al Estadio Israelita, vend¨ª mi casa y me hice otra. La se?ora Luc¨ªa es la que maneja los fondos, la que recibe la plata; ella compra y paga con lo que yo le entrego.
-?Es gastador?
-No.
-?Es apretado [ahorrador]?
-S¨ª. De lo que uno gana debe guardar siempre el 10%... Desde que yo era muchacho, mi abuela me sac¨® una libreta en la Caja del Ahorro del Banco del Estado... Me compr¨¦ mi casa y gast¨¦ la plata que ten¨ªa.
En 1997, Pinochet orden¨® convertir una cuenta corriente del Banco Riggs de Londres en una de ahorro que abonaba intereses, la n¨²mero 74-041-013. En esa cuenta el ex dictador ingres¨® ese mismo a?o un mill¨®n de d¨®lares. ?De d¨®nde proced¨ªa el dinero? ?Acaso de la empresa brit¨¢nica de armamentos Royal Ordnance, que sol¨ªa invitar cada a?o al ex dictador para que visitara su exposici¨®n?
Esto es lo que se investiga estos d¨ªas en Chile. El juez Sergio Mu?oz, a cargo del sumario en el cual se acusa a Pinochet y a algunos de sus colaboradores de un delito de evasi¨®n fiscal indaga bajo el secreto de las actuaciones. "El juez Mu?oz est¨¢ investigando los viajes que hac¨ªa Pinochet a Londres con ocasi¨®n de la exposici¨®n anual de Royal Ordnance. Se trata de determinar si existieron pagos de comisiones", dijo a este peri¨®dico la abogada Carmen Hertz, que est¨¢ personada en la causa. "La informaci¨®n aportada por el Senado de EE UU es importante, pero no despeja la gran inc¨®gnita del origen de los millones de d¨®lares que acumul¨® Pinochet durante casi 30 a?os", a?adi¨®.
Al menos, el juez Mu?oz ya ha logrado poner a buen recaudo judicial m¨¢s de cuatro millones de d¨®lares.
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