Simon Rattle conquista Salzburgo
Calurosa acogida a 'Peter Grimes', de Britten, en la inauguraci¨®n del Festival de Pascua
Le ech¨® valor Simon Rattle programando en su tercer a?o al frente del Festival de Pascua de Salzburgo una ¨®pera de Britten, Peter Grimes, con reparto mayoritariamente de procedencia inglesa y norteamericana, y tres conciertos que suponen un mano a mano dial¨¦ctico entre Mozart, con las tres ¨²ltimas sinfon¨ªas, y Britten, con varias obras orquestales que incorporan la voz, todas ellas con el tambi¨¦n ingl¨¦s Ian Bostridge, el tenor seguramente m¨¢s interesante del momento si en esta valoraci¨®n cuenta no solamente c¨®mo se canta sino tambi¨¦n qu¨¦ se canta.
Lo cierto es que algunos sectores vieron con cierta inquietud esta invasi¨®n inglesa en el coraz¨®n de Centroeuropa, y m¨¢s todav¨ªa despu¨¦s de la magn¨ªfica impresi¨®n que caus¨® Rattle en la pasada edici¨®n con las ¨®peras de Mozart Cos¨¬ fan tutte e Idomeneo. Pero el director de Liverpool, nacido en 1955, es as¨ª y para el a?o pr¨®ximo ha anunciado Pell¨¦as et M¨¦lisande, de Debussy, sin una nota de Mozart ni siquiera en los programas complementarios, y de 2007 a 2010 tiene previsto El anillo del nibelungo, de Wagner, jornada a jornada, en una coproducci¨®n con el Festival de Aix-en-Provence, una de las bazas fuertes que St¨¦phane Lissner ten¨ªa sobre la mesa para Madrid si hubiese prosperado su direcci¨®n del Teatro Real. Pero, en fin, eso es otra historia.
A los reticentes les dur¨® poco tiempo la desconfianza. Desde la primera escena se percibi¨® que este Peter Grimes, en coproducci¨®n con el Metropolitan de Nueva York y direcci¨®n esc¨¦nica de Trevor Nunn, iba a ser un espect¨¢culo impresionante. Y lo fue, en efecto, sobre todo por la deslumbrante direcci¨®n musical, llena de fuego y pasi¨®n, de Simon Rattle y por la impoluta respuesta de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, que volvi¨® a demostrar una vez m¨¢s su flexibilidad y competencia para incorporarse a cualquier tipo de repertorio sin perder ni un mil¨ªmetro de calidad. Asombroso Rattle, asombrosa la orquesta berlinesa. Como impactantes fueron asimismo los coros de la Guildhall School of Music and Drama, tan poderosos en lo musical como sutiles en la descripci¨®n de un ambiente desde el punto de vista teatral.
Se reuni¨® un reparto muy compacto, sin fisuras por ning¨²n lado, pero destacaron, en funci¨®n de sus personajes, Robert Gambill, un espl¨¦ndido Grimes a medio camino entre Vickers y Pears, por citar dos visiones hist¨®ricas del protagonista, es decir, con un conseguido equilibrio entre v¨ªctima y verdugo, entre brutalidad y sensibilidad; Amanda Roocroft, metida en la piel de Ellen Oxford con tanta responsabilidad como dulzura; John Tomlinson, un Capit¨¢n Balstrode, lleno de vitalidad y energ¨ªa, y, en fin, la siempre estupenda Jane Henschel, en un papel a su medida, el de la t¨ªa Auntie.
Atm¨®sferas
La puesta en escena de Trevor Nunn fue mod¨¦lica en la creaci¨®n de atm¨®sferas y en la direcci¨®n de actores. Est¨¦ticamente, parte de un planteamiento naturalista, o realista, al servicio del libreto, pero sin introducir componentes creativos adicionales que enriquezcan de una manera complementaria el alcance de la obra. En ese sentido, con tanta fidelidad al pie de la letra se agradece la desnudez del ¨²ltimo acto, con una poes¨ªa de la desolaci¨®n extraordinariamente matizada por la utilizaci¨®n difusa de la luz y con unos elementos escenogr¨¢ficos limitados a una barca, una playa, un acantilado y un horizonte sombr¨ªo.
Dicho esto, hay que aceptar que, a pesar del convencionalismo a ultranza, fue una lectura excepcional por la claridad con la que se cuenta la historia. Y eso tambi¨¦n es de agradecer ante las genialidades de ciertos creadores que con sus met¨¢foras no hacen sino emborronar y confundir. Cada escena tiene su propio decorado. En el escenario cinemasc¨®pico de Salzburgo, la partida del pueblo hacia la caba?a de Grimes en el segundo acto, por ejemplo, es espectacular, con una diferenciaci¨®n clara de la misi¨®n de los coros masculinos y femeninos y una transici¨®n hacia el cuarteto de mujeres que cierra la escena verdaderamente ejemplar. Tambi¨¦n es clarificador el comienzo de la obra, con un juicio que es un modelo descriptivo. Nunn, pues, hace, con una concepci¨®n pl¨¢stica antigua, un trabajo teatral ejemplar, m¨¢s cercano a su Porgy and Bess que a su Cos¨¬ fan tutte de Glyndebourne, ambas con Rattle, y esta ¨²ltima tambi¨¦n con Roocroft, al menos en 1991.
El p¨²blico qued¨® cautivado ante la conjunci¨®n de todos estos elementos, dando por bien empleado el elevado coste de las entradas -entre 170 y 470 euros-. Incluso hubo que levantar el tel¨®n para una tercera tanda de aclamaciones ante la insistencia de los espectadores de arriba, los de las localidades menos caras. Rattle ha revalidado que ha calado hondo en Salzburgo. Que sea para largo.
Babelia
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