El Congreso de EE UU vota con urgencia una ley para mantener viva a Terri Schiavo
Bush interrumpe el fin de semana y regresa a Washington para poder rubricar el texto
El presidente George W. Bush interrumpi¨® ayer su descanso de fin de semana en Tejas y volvi¨® a Washington a la espera de que el Congreso aprobara una ley, que ¨¦l debe rubricar, para reinsertar las sondas de alimento a Terri Schiavo, una mujer que lleva en coma 15 a?os. El Senado aprob¨® el texto anoche por unanimidad. La C¨¢mara de Representantes se dispon¨ªa a votar la ley de madrugada en sesi¨®n de urgencia. La medida autorizar¨ªa a los tribunales federales a revisar el caso, que durante ocho a?os se ha litigado s¨®lo en los del Estado de Florida.
El presidente viaj¨® a Washington desde Tejas con el ¨²nico fin de "defender la vida"
El marido afirma que desconectando las sondas cumple lo que prometi¨® a su esposa
El drama que ha enfrentado a los padres y el marido de Terri mantiene en vilo al pa¨ªs, dividido tambi¨¦n sobre la eutanasia, mientras la vida de la mujer de 41 a?os se apaga lentamente en un hospicio del condado de Pinellas, Florida. Hace tres d¨ªas la desconectaron las sondas de alimento por deseo del marido, que asegura que ella se lo pidi¨® de palabra, y en contra de la voluntad de sus padres, que acusan al yerno de inventarse un testamento oral de Terri despu¨¦s de cobrar una indemnizaci¨®n millonaria y as¨ª quedarse con el dinero. Ayer Schiavo prohibi¨® a los suegros que visiten a su hija.
Ambas partes apelaron ayer al presidente Bush, al Congreso y a la ciudadan¨ªa. Michael Schiavo se declar¨® "espantado" de que el Congreso hubiera tenido "la osad¨ªa de entrometerse en su vida y desperdiciar tiempo en un asunto privado cuando lo que ten¨ªan que estar haciendo es aprobar leyes importantes que nos afectan a todos, de sanidad, de pensiones".
En la puerta del hospicio Woodside, la madre de Terri, Mary Schindler, rodeada de centenares de manifestantes que realizan una vigilia religiosa desde hace d¨ªas, pidi¨® a los pol¨ªticos: "No utilicen el sufrimiento de mi hija para sus agendas personales", y se refiri¨® en concreto a seis congresistas dem¨®cratas que ten¨ªan previsto objetar la ley, lo cual no lo impedir¨ªa su aprobaci¨®n porque el proyecto cuenta con suficiente apoyo bipartidista, pero s¨ª lo retrasar¨ªa. La familia teme que un retraso les impida llegar a tiempo. Los m¨¦dicos creen que Terri fallecer¨¢ en una a dos semanas, pero el deterioro de sus ¨®rganos a medida que pasan las horas podr¨ªa hacer irreversible el proceso, a¨²n en el caso de la reinsertaran las sondas.
Los seis legisladores opuestos a la intervenci¨®n del Congreso explicaron anoche sus razones en una de las m¨²ltiples conferencias de prensa del f¨²tbol pol¨ªtico que el caso Schiavo ha originado, retrasmitido por televisi¨®n. Jim Davis, congresista por Tampa, Florida, afirm¨® que las "repercusiones se extender¨ªan mucho m¨¢s alla de Terri. El Congreso pretende ejercer de juez y jurado, es una amenaza a la democracia cimentada en la separaci¨®n de los tres poderes. Le estamos diciendo a los tribunales de los Estados que lo que hacen no sirve, estamos pisoteando la Constituci¨®n".
En el otro lado se sit¨²an quienes defienden "la cultura de la vida" frente a la "cultura de la muerte", t¨¦rminos acu?ados por Bush. El presidente manifest¨® ayer a trav¨¦s de su portavoz que lo ¨²nico que motiv¨® su desplazamiento urgente a Washington era "defender la vida". El jefe de la mayor¨ªa republicana, Tom DeLay, l¨ªder de la batalla por salvar a Terri, ha aducido dos argumentos: que "la santidad de la vida est¨¢ por encima de la santidad del matrimonio (aludiendo a los derechos que reclama el marido)" y a que "dejar morir a una persona de hambre y sed es un salvajismo que equivaldr¨ªa a condonar el asesinato". El senador cubanoamericano de Florida Mel Mart¨ªnez, cree "inhumano no darle a una persona incapacitada los mismos derechos que a un asesino condenado a muerte, que puede pedir la revisi¨®n de su caso a la justicia federal".
La ley de urgencia no implica la reconexi¨®n inmediata de las sondas, simplemente da una oportunidad a los padres de que recurran ante la justicia federal. La esperanza de los Schindler es que un juez detenga el proceso de eutanasia hasta que el caso se revise. Es probable sin embargo que aunque un juez accediera a tal petici¨®n, el marido apelara a un tribunal superior y, dependiendo de lo que ¨¦ste dictara, el Tribunal Supremo interviniera. Simult¨¢neamente los sectores pol¨ªticos m¨¢s progresistas, as¨ª como las organizaciones en favor de la eutanasia que consideran que el Congreso est¨¢ abusando de su poder, ya han advertido que demandar¨¢n al Congreso por aprobar una ley que califican de inconstitucional, dado que el ¨¢mbito de aplicaci¨®n es muy limitado.
Una ley similar aprobada en 2003 en el congreso de Florida fue declarada inconstitucional. Entonces como ahora, a Terri la hab¨ªan desconectado ya las sondas y los pol¨ªticos del Estado con el apoyo del gobernador y hermano del presidente, Jeb Bush, se apresuraron a tomar una medida que detuviera el proceso. Las apelaciones a distintos tribunales han mantenido a Terri viva. El caso ha pasado por varios jueces pero s¨®lo uno, George Greer, autoriz¨® o excluy¨® pruebas durante el juicio. La familia siempre ha sostenido que el magistrado actu¨® a favor de Schiavo, impidiendo el testimonio de su ex amante de que se hab¨ªa inventado el testamento oral de Terri, o impidiendo su rehabilitaci¨®n durante a?os. Los Schindler han demandado a Greer. Su orden final permiti¨® el viernes retirar las sondas.
Los padres creen que Terri se puede rehabilitar con la terapia apropiada. Piden que el marido ceda los derechos de custodia, se divorcie, ya que vive hace 10 a?os con otra mujer, para poder cuidarla ellos en su casa, ya que su condici¨®n "vegetativa persistente" no requiere medicamentos ni ventilaci¨®n, s¨®lo alimentaci¨®n por sonda. Michael afirma que s¨®lo esta "cumpliendo lo que le prometi¨® a su esposa".

Una chica gordita y su "pr¨ªncipe" rubio
Terri y Michael Schiavo se conocieron en la universidad en el a?o 1982. Era el primer chico con el que ella sal¨ªa, el primero que la hab¨ªa besado, "su pr¨ªncipe", seg¨²n le confes¨® a su mejor amiga, Diane Meyer, que lo recordaba la semana pasada.
La familia resid¨ªa en Filadelfia, donde Robert Schindler, el padre de Terri, dirig¨ªa una empresa de equipos industriales. Terri siempre hab¨ªa estado un poco acomplejada porque era algo gordita, pero el encuentro con Michael, alto, rubio y guapo, ilumin¨® su vida. En el plazo de dos a?os se casaron y durante un tiempo vivieron en el s¨®tano de la casa de los padres de ella porque no ten¨ªan sufiente dinero para pagar un alquiler. La relaci¨®n del joven matrimonio con los padres era tan buena que cuando estos decidieron trasladarse a Florida, Terri y Michael les siguieron.
Llevaban seis a?os casados pero no hab¨ªan tenido hijos, aunque ese era el deseo de Terri:convertirse en una madre de familia, simplemente.
Una noche de invierno de 1990 Terri se desmay¨®, a causa, presumiblemente de una bajada de potasio que le produjo un paro card¨ªaco y subsiguientes da?os en el cerebro. Michael demand¨® a la cl¨ªnica que supervisaba la dieta de adelgazamiento a la que estaba sometida su esposa. A eso se debi¨®, aparentemente, la bajada de potasio.
A fines de 1997 Michael gan¨® varias indemnizaciones que en total ascendieron a 2,2 millones de d¨®lares. Para entonces ya viv¨ªa con la mujer con la que todav¨ªa comparte la vida y tiene dos hijos. A comienzos de 1998 pidi¨® a los m¨¦dicos que no administraran antibi¨®ticos a Terri y poco despu¨¦s comunic¨® a los suegros su intenci¨®n de retirarla las sondas, aduciendo que ella as¨ª se lo hab¨ªa pedido antes de caer en estado vegetativo.
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