Ocho a?os sepultada bajo la cama
Mario Freiro dorm¨ªa sobre el cad¨¢ver enterrado de su esposa, a la que estrangul¨® por celos delante de sus hijos peque?os
La m¨¢xima policial dice que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen, pero Mario Freiro, vecino de La Matanza, un suburbio de Buenos Aires, la ha sobrepasado con creces. Durante ocho a?os durmi¨® sobre el cad¨¢ver enterrado de su esposa, a la que estrangul¨® durante una discusi¨®n ante sus dos hijos de corta edad. Freiro se entreg¨® esta semana a las autoridades policiales despu¨¦s de llevar varios d¨ªas en paradero desconocido y ante el desconcierto de unos vecinos que le consideraban un amigo y padre como todos los dem¨¢s.
Una discusi¨®n sobre una presunta infidelidad de la mujer desencaden¨® la tragedia en la vivienda unifamiliar de los Freiro. Mario se abalanz¨® sobre su esposa y la estrangul¨® primero con sus propias manos y despu¨¦s con un pa?uelo, hasta que muri¨®. Despu¨¦s busc¨® un lugar donde esconder el cad¨¢ver y consider¨® que el mejor sitio era en el dormitorio, justo debajo de la cama de matrimonio. Desde aquel d¨ªa nadie en La Matanza volvi¨® a ver a Mar¨ªa Ang¨¦lica Deluca y el tema fue motivo de las conversiones de corrillo durante un tiempo, ya que Mario reconoci¨® que su mujer se hab¨ªa hartado de ¨¦l y le hab¨ªa abandonado de un d¨ªa para otro por otro hombre. Incluso ten¨ªa una carta en la que Mar¨ªa Ang¨¦lica se desped¨ªa de ¨¦l y los dos hijos habidos en el matrimonio.
Al asesino le quedaba un fleco por atar. Todo hab¨ªa ocurrido en presencia de sus dos hijos, que entonces ten¨ªan ocho y diez a?os de edad. Freiro les explic¨® que si contaban lo ocurrido los verdaderos perdedores ser¨ªan ellos, porque les apartar¨ªan de todos sus seres queridos y les internar¨ªan en un reformatorio donde ser¨ªan tratados como unos delincuentes. El plan funcion¨® durante a?os. Freiro rehizo su vida, conoci¨® a otra mujer, con la que se cas¨® y tuvo otro hijo. Nunca cambi¨® de domicilio y continu¨® durmiendo a poco m¨¢s de un metro en vertical de la mujer a la que hab¨ªa asesinado.
Hace apenas dos semanas, uno de los ni?os, ahora un muchacho de 16 a?os, se arm¨® de valor y rompi¨® el que sin duda era el gran secreto de su vida. Adem¨¢s de a s¨ª mismo tuvo que vencer la incredulidad general, que m¨¢s bien se tornaba en su contra por fabular una acusaci¨®n tan grave contra su padre. Se fug¨® de casa y se refugi¨® en el domicilio de unos t¨ªos a los que explic¨® lo sucedido. Cuando la polic¨ªa decidi¨® excavar en el dormitorio de Freiro, no tuvo excesivas dificultades en encontrar el cuerpo de la mujer asesinada.
El asesino -que en el momento de entregarse a la polic¨ªa rompi¨® a llorar- se?al¨® ayer que enterr¨® a su mujer debajo de la cama "porque la quer¨ªa tener cerca" y que la situaci¨®n le generaba tal tensi¨®n que "estaba desesperado y al borde del suicidio". La polic¨ªa cree que el parricida trata de enfocar su defensa por el camino de la "emoci¨®n violenta", una figura en parte equivalente a la enajenaci¨®n mental transitoria en el momento del asesinato. Sin embargo, tras ocho a?os de mentiras constantes y con una absoluta calma y control de s¨ª mismo, parece dif¨ªcil que la estrategia tenga ¨¦xito ante un tribunal. La fiscal¨ªa lo ha acusado de "homicidio calificado por el v¨ªnculo y amenazas coactivas".
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