'Los Pazos de Ulloa'
EL PA?S ofrece ma?ana, lunes, por 1 euro, la novela de Emilia Pardo Baz¨¢n
Cuando uno llega a Los Pazos de Ulloa hay un ni?o. Un ni?o al que su padre y su abuelo emborrachan cruelmente, ante la complicidad de la madre que sirve la comida sin alterarse. Juli¨¢n, el joven cura reci¨¦n llegado a los Pazos, se ver¨¢ desbordado por esta escena al mismo tiempo que el lector, que ya no dejar¨¢ el libro hasta que Juli¨¢n decida abandonar los Pazos, convencido de que nada se puede hacer para cambiar la inercia de corrupci¨®n moral y primitivismo en que vive engolfado el marqu¨¦s de Ulloa junto con sus criados.
Desde su llegada a los Pazos hasta su marcha, el joven cura no escatimar¨¢ esfuerzos para reformar la vida de don Pedro de Moscoso, este marqu¨¦s de Ulloa, b¨¢rbaro y arruinado, manipulado en ¨²ltima instancia por el astuto casero Primitivo, padre de la voluptuosa Sabel con la que el marqu¨¦s tiene a su bastardo Perucho. El joven cura don Juli¨¢n tratar¨¢ de poner orden al llegar al Pazo, y hasta concibe esperanzas de que don Pedro se reforme a trav¨¦s del matrimonio con Nucha, una se?orita de ciudad, la hija menor de una buena familia de Santiago. Pero todos sus esfuerzos y sus planes fracasar¨¢n cuando Nucha deje la casa familiar en Santiago y se convierta en la se?ora de los Pazos de Ulloa, una se?ora a la que nadie hace caso y que acabar¨¢ enferm¨¢ndose y muriendo como la hero¨ªna rom¨¢ntica que es. Contra el deseo de Nucha y Juli¨¢n de civilizar el Pazo se impondr¨¢n la influencia agobiante de Primitivo, y la presencia del bastardo Perucho, y el reto insoportable de la salvaje y voluptuosa Sabel, hasta que Nucha comprenda que debe irse de all¨ª si quiere salvar su vida y la de su hija.
?ste es el argumento de la quinta novela de Emilia Pardo Baz¨¢n, publicada en 1886, que nos presenta un mundo de corrupci¨®n en que los criados dominan a sus amos. ?Ten¨ªa esto alguna correspondencia realista en la Galicia de finales del siglo XIX? Parece absurdo pensar que as¨ª fuera, un mundo al rev¨¦s, en el que los criados dominaran a sus amos, pero es que Emilia Pardo Baz¨¢n no militaba en las filas del realismo: ella era m¨¢s moderna. Trataba con su pluma de investigar, a la manera naturalista de Zola, en los vicios y costumbres de la sociedad a trav¨¦s de las met¨¢foras m¨¢s que de los retratos. Y por qu¨¦ no, de escandalizar. Don Pedro de Moscoso, ese noble ignorante y agreste que se abandona a la ambici¨®n de los lugare?os y desatiende su autoridad, es la met¨¢fora del hombre manipulado por los instintos de la barbarie royendo los cimientos de la civilizaci¨®n, y esta ilustrada arrogante que es Emilia Pardo Baz¨¢n sabe a qui¨¦n se dirige cuando escribe: a los amos y no a los criados, es decir, a los que ocupan un puesto dominante en la sociedad.
Para poner esta met¨¢fora en pie, la escritora Pardo Baz¨¢n echa mano de todos los recursos a su alcance. Ya lo hab¨ªa hecho en otras novelas: el sexo es una fuerza presente que no se oculta; la violencia, la agresividad, la animalidad del paisaje condiciona a los personajes. No existen voluntades sino una sola voluntad, la del m¨¢s fuerte, en este caso el manipulador Primitivo, cuyo nombre entra en colisi¨®n con la naturaleza de su personaje, pues poco tiene de primitivo un ser que sabe instrumentalizar a todos los que le rodean para conseguir su ambici¨®n.
En Los Pazos de Ulloa lo urbano y lo rural se confrontan como dos espacios antag¨®nicos, dos universos que no se encuentran nunca, y los personajes que transitan por ellos s¨®lo sobreviven si est¨¢n en el sitio que les corresponde. M¨¢s que de nuestro tiempo, somos criaturas de nuestro lugar, parece querernos decir Emilia Pardo Baz¨¢n. El lugar como factor determinante en la vida de las gentes, como demarcaci¨®n espiritual. ?sta es una novela que deber¨ªan leerse todos los arquitectos y urbanistas, todas las amas de casa y todos los pol¨ªticos de provincias y de capital. Hay en ella un reflejo distorsionado pero muy veraz de lo que nunca debiera de ser una sociedad. Los Pazos de Ulloa plantea una especie de idealismo al rev¨¦s.
Despu¨¦s de 40 a?os de la publicaci¨®n de Cumbres borrascosas, de Emily Bront? (ese romanticismo de lo selv¨¢tico que lleva en su seno el germen del naturalismo), do?a Emilia Pardo Baz¨¢n escribe en Espa?a esta novela que en sus t¨¦cnicas y descripciones practica el eclecticismo (es rom¨¢ntica, realista y naturalista a la vez), planteando un conflicto parecido al de Cumbres borrascosas pero a la gallega, el de alguien que llega de la ciudad y debe alojarse en un pazo decadente en medio del monte, con sus propias reglas siniestras.
Esta potencia arrasadora de lo primitivo frente a lo civilizado, la cultiv¨® Valle en toda su producci¨®n posmodernista, y la convirti¨® Cela en tremendismo a trav¨¦s de su Pascual Duarte, y Torrente Ballester la tradujo en la inolvidable saga costumbrista de su novela coral Los gozos y las sombras. Los tres beben de Emilia Pardo Baz¨¢n de la misma manera que ella bebe de los novelistas franceses e ingleses de su ¨¦poca. No es poca la importancia de esta novelista que a finales del siglo XIX nos sirve en bandeja una de las preocupaciones dominantes de los escritores del siglo XX: el conflicto entre cultura e instinto, y el interrogante eterno de si ambas cosas no ser¨¢n lo mismo.
Babelia
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