N¨¢poles en el coraz¨®n
La actual edici¨®n de la Semana de M¨²sica Religiosa de Cuenca abunda en obras de enorme hermosura. Son la mayor¨ªa de ellas piezas que necesitan unos especiales niveles de calidad interpretativa para extraer sus contenidos emocionales y espirituales. La chispa de la comunicaci¨®n afectiva, del estremecimiento, eso tan f¨¢cil de enunciar como dif¨ªcil de conseguir, lleg¨® a Cuenca con la Capella della Piet¨¤ de Turchini, de N¨¢poles, sobre todo en un Stabat Mater, de Pergolesi, de aut¨¦ntico escalofr¨ªo, con unas voces humanas, cercanas, de carne y hueso -Maria Grazia Schiavo y Sara Mingardo- capaces de transmitir la compasi¨®n, la piedad, el dolor y la intensidad del texto y de la m¨²sica, y con una direcci¨®n orquestal de Antonio Florio tan serena y magistral como expresiva, compacta y sensible. El concierto marc¨® distancias siderales respecto al resto y justific¨® por s¨ª solo la Semana de Cuenca, instal¨¢ndose en esa categor¨ªa de momentos m¨¢gicos que rompen las fronteras del tiempo, al lado de los de Pierre Laurent Aimard con Messiaen, Gardiner con Bach o Bonizonni con Biber en ediciones anteriores de este festival. El entusiasmo se desbord¨® y los napolitanos repitieron los dos ¨²ltimos n¨²meros del Stabat Mater.
Antes, los ilustres invitados se centraron en otro Pergolesi, la Salve Regina, y en su compositor m¨¢s emblem¨¢tico, Provenzale, del que dejaron una lectura mod¨¦lica del Pange lingua. Las voces de soprano y contralto empastaban a la perfecci¨®n y el equilibrio entre ellas y los instrumentistas era n¨ªtido. Los contrastes, los acentos, la intensidad eran cosa de Florio. Y ¨¦ste no perdi¨® la oportunidad de dejar su sello de artista riguroso y c¨¢lido. La luz mediterr¨¢nea lo inund¨® todo y la m¨²sica como emoci¨®n se impuso sobre cualquier otra consideraci¨®n. Apasionante. Y m¨¢s a¨²n porque la m¨²sica llegaba con naturalidad, con un signo de religiosidad, o, si lo prefieren, de espiritualidad bien entendida.
Las dos primeras sesiones matinales de la Selva morale e spirituale, de Monteverdi, en la iglesia de San Miguel, han destacado por el perfeccionismo, pero no han alcanzado las cotas de sentimiento y encanto sonoro que suele regalar el grupo La Venexiana de Claudio Cavina. Han sido lecturas impecables, pero con un punto de rigidez. En todo caso, fue m¨¢s redonda globalmente la sesi¨®n del segundo d¨ªa con las V¨ªsperas de San Giuseppe, que la del primero con la Misa solemne. Es una de las apuestas fuertes de la Semana y de hecho se est¨¢ grabando para una edici¨®n discogr¨¢fica. Los Oficios de Semana Santa, de Tom¨¢s Luis de Victoria, que el a?o pasado registraron La Colombina y Schola Antiqua, acaban de salir al mercado y est¨¢n estos d¨ªas en lugares privilegiados de las tiendas de discos m¨¢s prestigiosas de lugares como Salzburgo. Cuenca se proyecta as¨ª en los circuitos culturales internacionales.
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