Carlos Saura descubre sus fotos pintadas
El cineasta tom¨® y desfigur¨® con ceras im¨¢genes captadas en trenes de cercan¨ªas
A Carlos Saura (Huesca, 1932) le dan las seis de la ma?ana ampliando fotos y muy raro es el d¨ªa que el cineasta no capte una imagen del jard¨ªn de su casa, sus hijos o sus rodajes. Tambi¨¦n de sus viajes en trenes de cercan¨ªas, que son los protagonistas de la exposici¨®n que cuelga de los muros de la galer¨ªa de arte Trama de Madrid (plaza de Alonso Mart¨ªnez, 3) hasta el 23 de abril. "Hice las fotos clandestinamente y pens¨¦ que no podr¨ªa ense?arlas porque los que salen me matar¨ªan. As¨ª que se me ocurri¨® pintarlas encima", contaba ayer el director de Elisa, vida m¨ªa y La caza. "Pintar encima lo hago mucho porque soy muy exigente con el color y los contrastes. Si es mala, o bien la tiro o dibujo encima", a?ade Saura, que no se atreve a fotografiar en el metro. "Me encantar¨ªa, pero me da verg¨¹enza. En el tren parece que est¨¢s jugueteando con la c¨¢mara, pero all¨ª te mira todo el mundo", argumenta.
"Gasto mucho en tinta, papel. Parezco un profesional y eso empieza a ser grave"
Todas las fotos de esta muestra fueron tomadas en el recorrido del cercan¨ªas que une Collado Mediano, el pueblo en el que ¨¦l vive, con el coraz¨®n de Madrid. Son trenes de dos pisos blancos y rojos, id¨¦nticos a los siniestrados en el 11-M, pero Saura no quiere establecer comparaciones: "No, muchas de las fotos las hice antes y he seguido haciendo", dice. "En los cercan¨ªas lo bueno no es el paisaje. Lo que divierte es la gente que va. Hay gente que casi va haciendo el amor, un cura rezando, ni?os de todas las razas corriendo como locos... Y en este tren, concretamente, como tiene paradas en muchos hospitales, te enteras de dramas terribles", comenta el realizador, reci¨¦n llegado de Par¨ªs, donde su drama El 7? d¨ªa ha abierto el Festival ?le de France.
El dibujo y la fotograf¨ªa se funden en estas instant¨¢neas, pero a Saura le da alergia hablar de arte. "Me da mucho miedo la palabra arte, que se utiliza con demasiada facilidad", asegura categ¨®rico. Tiene claro que lo primordial en su vida es el cine: "La m¨²sica, la fotograf¨ªa... son piezas que me sirven para hacer una pel¨ªcula". "Ahora tambi¨¦n firmo las escenograf¨ªas de mis musicales porque en el fondo eran siempre ideas m¨ªas. Me divierte poder experimentar con la luz con total libertad". Tambi¨¦n en Iberia, un musical en el que intervienen Enrique y Estrella Morente, Sara Baras y Chano Dom¨ªnguez y que est¨¢ en fase de montaje. "En escenarios reales no me atrevo", prosigue el realizador de Deprisa, deprisa y Sevillanas.
Las fotos, que son ¨²nicas, cuestan 1.400 euros, una cifra muy por debajo de las de fot¨®grafos consagrados que, seg¨²n las tarifas de la galer¨ªa Trama, pueden alcanzar 2.500 euros la unidad en series de tres copias. Un precio asequible, se?alan en Trama, para que los fans de Saura puedan comprarlas. Se exhiben 27, pero hay otras 25 guardadas que se ver¨¢n dentro de dos semanas. "All¨¢ ¨¦l", dice entre risas el autor de El Dorado cuando se entera de que un se?or ha comprado 16 para sus regalos de Navidad. Ayer, el cineasta no sab¨ªa el coste de su obra y no parec¨ªa muy interesado en saberlo. "Hombre, est¨¢ bien porque esto te permite hacer otras cosas".
Hasta hace poco, Saura, a quien la Academia Europea de Cine concedi¨® el a?o pasado el premio a toda una carrera, miraba desde la distancia las fotos en color: "Me he pasado toda la vida haciendo fotos en blanco y negro y en el laboratorio ve¨ªa muy complicado lo de los productos qu¨ªmicos". Pero lleg¨® el digital y todo cambi¨®: "No he llegado a ser un experto, pero poco a poco mejoro. Lo que ves en la pantalla de la c¨¢mara no corresponde a la impresi¨®n y eso me desquicia. A veces la piel de la cara sale roja o azulada...".
"Siempre he aprendido de forma autodidacta. Leyendo muchos libros de fotograf¨ªa", afirma. Y cuando dice "siempre" se remonta a su adolescencia. Con 18 a?os, la Real Sociedad Fotogr¨¢fica de Madrid le dedic¨® una exposici¨®n individual. "Eran fotos de atardeceres en el parque del Retiro, reflejos en el agua...", rememora. "Y a esa edad tambi¨¦n me pagaron 25 pesetas por una foto de portada en el Abc. Sal¨ªa una viejecita en el Albaic¨ªn, y en el peri¨®dico la iluminaron con color. Todav¨ªa tengo la portada en casa", dice con cari?o.
La revista Paris-Match le ofreci¨® un puesto en su plantilla como fot¨®grafo, pero ¨¦l dio un giro hacia la gran pantalla. Con su hermano Antonio colabor¨® con el grupo El Paso y guarda de esa ¨¦poca centenares de fotos tomadas en Cuenca. Despu¨¦s ha ido sumando exposiciones -en el Centro Cultural C¨ªrculo del Arte de Barcelona, en el Instituto Cervantes de M¨²nich y en Galaxia Gutenberg de Barcelona, entre otras-, pero ¨¦sta de Trama es la primera en la que se vende su obra fotogr¨¢fica. Adem¨¢s, Galaxia ha editado sus fotos en varios libros, como Flamenco.
Se enorgullece de ser coleccionista de m¨¢s de 600 c¨¢maras de fotos y confiesa que se compra el ¨²ltimo modelo en el mercado. "Como tengo siete hijos, le regalo la c¨¢mara a algunos y me compro otra", se disculpa. "Adem¨¢s, es casi el ¨²nico vicio que tengo. No me gusta comer fuera de casa, ni la vida social, y casi siempre cuando viajo lo hago invitado. Gasto en papel, en tinta o en un ordenador m¨¢s potente. Parezco un profesional y eso empieza a ser grave", se r¨ªe.
Disparar fotos sin apenas mirar no va con ¨¦l. Piensa mucho los encuadres y la iluminaci¨®n antes de dar al bot¨®n. "Me acostumbr¨¦ a economizar porque en otra ¨¦poca era muy dificil conseguir material sensible, y a lo mejor, de un carrete de 36, 20 estaban bien. De todos modos, economizar es una gimnasia que deber¨ªamos hacer todos", argumenta Saura, que ya no sale de casa con dos c¨¢maras, una convencional y otra digital, sino con la segunda.
Acaba de terminar su libro Secuencias, que espera que se publique, y viaja: "A veces cojo la furgoneta que tengo y me voy a hacer fotos con dos o tres c¨¢maras por Segovia, Zamora y Valladolid. Y a veces la luz es tan espantosa que me tengo que volver corriendo a casa".
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