La parte por el todo
Hay algo bastante antip¨¢tico en la idea de Euskal Herria que defiende el mundo radical: la enojosa derivaci¨®n de cargar sobre alaveses, guipuzcoanos y vizca¨ªnos (el Pa¨ªs Vasco, en suma) la construcci¨®n de tan magno proyecto. Mantienen una relaci¨®n de amor y odio con esta comunidad aut¨®noma, donde a pesar de todo la naci¨®n vasca consigue hacerse visible. Pero al mismo tiempo es ah¨ª donde pueden predicar con tono altisonante y denunciar a voz en grito las presuntas inconsecuencias de todos sus convecinos.
La izquierda abertzale maximaliza sus objetivos, de modo que todo lo que haga la Comunidad Aut¨®noma Vasca en torno al desarrollo del euskera, de la cultura vasca o incluso de una conciencia nacional, les parece una filfa. Ellos, que lo quieren todo, no dejan de contemplar con una mueca de desprecio la construcci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Y como saben que en Navarra y en Iparralde su presencia es casi testimonial, y seguros de que el nacionalismo vasco, asentado en las tres provincias, les tolera muchas cosas, nos siguen dando la matraca, dejando en una envidiable paz a navarros y vascofranceses.
Resulta muy cansado esto de hacer recaer sobre nosotros toda la responsabilidad de la Naci¨®n, la Historia, el Futuro y el Euskera. Nos amargan la vida porque no hacemos lo suficiente. Critican la labor de las instituciones. Denuncian la inconsecuencia de los nacionalistas democr¨¢ticos. Se infiltran en cualquier problema social para envenenar su soluci¨®n. Donde la matraca se desarrolla de forma m¨¢s pat¨¦tica es en el ¨¢mbito universitario. La ideolog¨ªa radical se resiste a reconocer en la Universidad del Pa¨ªs Vasco el m¨¢s m¨ªnimo avance, ni acad¨¦mico, ni social, ni cultural, en la construcci¨®n de este pa¨ªs. Niegan el gigantesco progreso que ha tenido el euskera en la UPV; niegan la calidad democr¨¢tica de sus ¨®rganos internos; difunden que en ella se ha constituido un r¨¦gimen policial, cuando la experiencia dicta que para entrar en ciertos edificios de las universidades de Madrid hay que pasar m¨¢s controles y cacheos que en una comisar¨ªa, mientras que en la UPV cualquiera puede llegar hasta la antesala del rector sin la m¨¢s m¨ªnima pregunta. Si hablan del euskera en la universidad no dudan en equiparar a la UPV con la Universidad P¨²blica de Navarra (incluso ?con la de Pau!). De hecho, la UPV comete la insolencia de seguir dando clases en castellano. Todo eso les lleva a imaginar una universidad nacional. Hace poco, una instituci¨®n creada precisamente para impulsar ese proyecto aireaba con orgullo los nueve libros de car¨¢cter universitario que, bajo la hip¨®tesis de un presunto desierto en ese campo, hab¨ªa publicado en euskera durante un a?o. Olvidaba que, mientras tanto, la opresora, espa?olista y antieusqu¨¦rica UPV hab¨ªa publicado m¨¢s de 140 en el mismo per¨ªodo de tiempo.
?Por qu¨¦ esa virulencia, por qu¨¦ esa ira contra la Comunidad Aut¨®noma Vasca? Porque todos los avances producidos en la misma se han realizado sin su concurso (y a menudo a pesar de sus reiterados obst¨¢culos) y porque una generosidad mal entendida sigue permitiendo que en ese territorio sus soflamas a¨²n tengan importancia. Como se sabe, siempre hay gente que odia, sobre todo, a quien le hace un favor. La eficacia del discurso radical en el Pa¨ªs Vasco genera el desagradable efecto de cargar sobre nosotros en exclusiva el deber de construir una naci¨®n, pero, la verdad, habr¨ªa que repartir entre todos carga tan imponente. Tan preocupados por el euskera, por Euskal Herria (odian sospechosamente a Euskadi), por la construcci¨®n nacional y por no s¨¦ qu¨¦ cosas m¨¢s, convendr¨ªa que predicaran sus ideas en la hostil Navarra o en el indiferente Iparralde, y que dejaran de cargar sobre nuestras endebles espaldas todas las Responsabilidades de la Historia.
Podr¨ªan dejarnos recuperar el euskera como lo estamos haciendo, incluso permitirnos la insolencia de pensar en otras cosas, otras cosas que no sean su proyecto inmarcesible. Y que les pongan la cabeza como un bombo a navarros y vascofranceses. All¨ª s¨ª que les aguarda una espl¨¦ndida tierra de misi¨®n.
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