"He escrito un libro contra los libros"
La agudeza vertiginosa de Estrella de Diego (Madrid, 1958) parece haber llegado al punto exacto donde se mezclan la sutileza, la iron¨ªa y la claridad. La historiadora del arte, que ha escrito hasta ahora un libro de relatos y varios ensayos de arte y posfeminismo (sobre Gala, Warhol, la mujer y la pintura o las estrategias de g¨¦nero), edita su libro m¨¢s ambicioso, Traves¨ªas por la incertidumbre (Seix Barral).
Paseo a caballo entre la poes¨ªa y el arte, sembrado de minas contra el sobado discurso oficial y las viejas certezas de Occidente, el ensayo parte de la po¨¦tica de Auden ("todos nuestros libros de texto nos enga?an") para proponer otros textos, otros relatos, otras verdades y mentiras, otras Historias e historias.
"A trav¨¦s de las rarezas de gente como Gauguin o Pessoa se ven mejor las fracturas de la historia, los fallos de las versiones y los libros"
"El mundo nunca est¨¢ dicho del todo, todos los discursos son vulnerables, y eso los poetas lo saben bien", dice De Diego, y quiz¨¢ por eso su invitaci¨®n a visitar el margen tiene la distancia y a la vez el cari?o necesarios para rescatar la hondura de los espl¨¦ndidos trayectos vitales o literarios de exploradores y/o perdedores como Shackelton, Scott o Cook, Vermeer o Gauguin, Freud y Lacan, Pessoa o Dulce Mar¨ªa Loynaz, El Hombre Elefante...
Pregunta. No es f¨¢cil resumir su libro.
Respuesta. Porque nunca es tan f¨¢cil resumir los itinerarios como las certezas, las dudas como lo que est¨¢ claro. El libro est¨¢ escrito como una aproximaci¨®n, casi a la manera de los poemas. ?C¨®mo resumes un poema? Dif¨ªcil. La idea es que esa aproximaci¨®n, ese intento de nombrar las cosas otra vez es m¨¢s complicado de definir de lo que propone la lectura occidental al uso. En ese sentido, es un libro contra Occidente, contra lo articulado, contra lo ordenado... Es un libro contra los libros.
P. Pero no deja de ser un libro que trata de contar lo que otros libros no contaron bien.
R. Es que la realidad ya no se puede contar. No hay f¨®rmulas. Cuando dejamos de ver la realidad, las realidades, hay que tomar otros caminos. Se ha movido mucho el suelo bajo nosotros, y abordar el mundo como si no hubiera pasado nada tiene mucho peligro. Ha pasado con los estudios de g¨¦nero, si se meten en la burbuja y no salen a la calle, se desactivan.
P. ?La iron¨ªa sobre la historia oficial es el ¨²nico camino?
R. Ya no hay otra forma de contar las cosas. Shackelton fue al Polo sin esperar llegar a la meta, y la historia oficial lo present¨® como un in¨²til porque no se muri¨® en el intento como Scott. Hay que revisar el canon de los perdedores. A trav¨¦s de las rarezas, de gente como Gauguin o Pessoa, aunque hayan sido tan manoseados, se ven mejor las fracturas de la historia oficial, los fallos de las versiones y los libros...
P. De los vencedores.
R. S¨ª, hay que despojarse de la historia esencialista hecha con un fondo criminal. Auden escribi¨®: "Lo que llaman Historia no es algo de lo que podamos precisamente envanecernos, estando hecha, como est¨¢, por el fondo criminal que alienta en nosotros". Es preciso trabajar como los arque¨®logos, sin certezas. ?Cu¨¢ntas mentiras e incertidumbres hay en el relato oficial, en los discursos cerrados y establecidos? Necesitamos ser una diana m¨®vil para poder seguir escribiendo y entendiendo el mundo. Los llamados estudios poscoloniales han dinamitado el discurso cerrado de la oficialidad, pero a la vez, al tratar de sustituirlo, se han cerrado tambi¨¦n, han dejado de ser abiertos, han dejado de ser vulnerables. Hay que crear discursos vulnerables, que nos dejen entrar y salir...
P. En Traves¨ªas por la incertidumbre tambi¨¦n analiza el concepto de espectador, la dualidad dentro-fuera respecto a la autor¨ªa y la autoridad.
R. Todos los discursos oficiales se basan en la autoridad. Por eso est¨¢ bien romper con los conceptos de autor, autor¨ªa y autoridad, y reivindicar actor, actuaci¨®n, representaci¨®n... Para hacer vulnerable el discurso y poder verlo desde dentro y fuera. Occidente ve el mundo con sus gafas, con su voz. Pero esa voz debe ser polif¨®nica, muchas voces. Por eso es tan importante Pessoa con sus heter¨®nimos: no s¨®lo escribe por cada uno de ellos, sino que no sabe cu¨¢l es. Esa fragilidad del yo narrador, ese ataque al narrador-autor es muy atractivo, porque desmonta la autoridad.
P. ?Cree de verdad que ese ataque se est¨¢ produciendo?
R. Por lo menos en Am¨¦rica Latina, que tiene la doble vertiente de ser y no ser Occidente, gente como Milton Hatoum, el autor de Relato de un cierto Oriente, y algunos artistas pl¨¢sticos y algunos te¨®ricos se plantean si es posible de verdad la hibridaci¨®n, el vivir en medio del r¨ªo y no en la orilla.
P. ?As¨ª que importa menos llegar que intentarlo?
R. La hibridaci¨®n siempre supone un discurso menos autoritario. Lo importante es la voluntad de contar de otra forma. No importa tanto la globalizaci¨®n, el mestizaje, el poscolonialismo, como el tipo de f¨®rmula de lenguaje que se elige.
P. Sabiendo que s¨®lo ser¨¢ una versi¨®n m¨¢s...
R. Claro, los discursos rotos, fragmentados, parten de la base de que s¨®lo se van a aproximar. Al constituirse en discurso, lo peor ha pasado. El lenguaje lo mediatiza todo. Por eso hay que revisar, releer de otra forma la historia oficial... Pese a que aspiraban a un discurso abierto, Lacan, Barthes o Foucault se han convertido en autoridades. Pero hay que buscar la vulnerabilidad. La idea es leer a Hegel como si fuera un poeta, buscar hoy una historia y ma?ana otra, sin miedo a revisarlas una y otra vez, bucear en lo que nos han escamoteado, en las elisiones, en los desde?ados, en los que huyeron, teniendo la humildad de aceptar que si el vencedor no tiene completamente la raz¨®n, tampoco el perdedor la tiene del todo.
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