Fatiga
Si sometemos a una pieza met¨¢lica a esfuerzos variables un gran n¨²mero de veces y de manera repetitiva, se podr¨¢ observar que la pieza se rompe bruscamente con una carga inferior a la que soportar¨ªa en un estado normal est¨¢tico. Es lo que se conoce como fatiga del metal. Para que esto ocurra hace falta un punto o zona de fuerte concentraci¨®n de tensiones, cuyo origen obedezca a cambios bruscos de forma, a la existencia de fisuras internas miscrosc¨®picas, defectos propios del material, tales como porosidades, escorias o impurezas.
El pa¨ªs est¨¢ pol¨ªticamente fatigado y afronta las pr¨®ximas elecciones al Parlamento vasco con un notable cansancio en relaci¨®n con los temas y los personajes sobre los que ha de decidir. Ibarretxe es el m¨¢s popular, pero resulta cansino con sus certezas. San Gil es vivaracha, franca y solvente, pero... A Patxi, es cierto, se le ven maneras -hablo del ¨²ltimo-¨²nico debate-: sabe lo que quiere y sabe replicar con soltura, como cuando reivindica el patrimonio simb¨®lico com¨²n de lo vasco, pero.... S¨®lo a Madrazo se le dej¨® vender su producto sin problemas, el muy sinverg¨¹enza, que ha dejado tirados a sus ancestros morales y pol¨ªticos: los represaliados por la ¨²ltima guerra, el muy canalla. Todo result¨® par¨®dico anoche, el se?or Jaime Otamendi, director de los Servicios Informativos de ETB, para el periodismo. Yo le s¨¦ periodista de raza, pero la noche del lunes parec¨ªa la parodia de la parodia de Vaya semanita, que creo que no depende de los informativos.
Voy a lo que iba. Si un metal depurado en hornos y laminadoras contiene fisuras, porosidad, escoria e impurezas, imag¨ªnense un colectivo humano. Afortunadamente, el ser humano es as¨ª: complejo e impredecible, poroso, impuro y con la fisura de la duda permanente.
Cuando los pol¨ªticos se dirigen al homo politicus que cada uno pudiera ser, se equivocan. Los electores somos personas de orden muy variado, incluso extravagantes, porosos e impredecibles. En ese territorio, nos afectan aspectos de la vida de cada d¨ªa: la confianza en la gente, el carisma que transmiten, la seguridad en quien quiera que nos representa. Somos gente corriente, poli¨¦dricos, no necesariamente afectos a una l¨ªnea pol¨ªtica. Los hay, qu¨¦ duda cabe, radicalmente afectos. Puede verse en el Alderdi Eguna. Pero no es lo que cuenta.
Los que contamos somos la gente com¨²n, seres inferiores que hoy votan esto y ma?ana lo otro; depende de la confianza que nos transmitan quienes se presenta a unas elecciones pol¨ªticas. Nuestra vida no se reduce (ya no) a la pol¨ªtica. Somos gente tensionada, somos colectivos sometidos a la existencia de fisuras internas miscrosc¨®picas, gente propicia a defectos propios del material: porosidades, escorias o impurezas. Somos gente corriente. A quienes debieran dirigirse los candidatos.
Y est¨¢ ese intruso con el que nadie sabe qu¨¦ hacer (salvo el Partido Popular que lo legaliz¨® y ahora ?pide cuentas?). Restos de partido comunista vasco, hoy llamado Partido Comunista de las Tierras Vascas. Nunca HB o ETA hablar¨ªa de "comunistas" en un proyecto que fuera a sustituirles. Muchos viejos anticomunistas de la guerra fr¨ªa, que les apoyan, lo hubieran desechado. Ese grup¨²sculo del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK) es un colectivo oportunista. Puede que les resulte. Personalmente, creo que no. Nada que ver con una organizaci¨®n penalmente condenable, v¨ªa por que se debi¨® optar en su d¨ªa, antes que por esa extra?a Ley de Partidos Pol¨ªticos.
Sometida esta sociedad, electoralmente inmutable, a esfuerzos variables de manera repetitiva, la pieza puede romperse bruscamente con una carga inferior a la que soportar¨ªa en un estado normal est¨¢tico. Estamos ya fatigados.
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