El mundo es un juego
Lo de dedicarse a los juegos de mesa puede llegar a ser algo muy serio. Que se lo digan si no a Oriol Comas i Coma, que tiene una de las colecciones m¨¢s completas de juegos de Europa (?cerca de 2.000!) y que ha dedicado unos cuantos a?os a escribir el completo El m¨®n en jocs, que acaba de publicar RBA en catal¨¢n y en castellano. Para presentarlo, a Oriol se le ocurri¨® hace unos d¨ªas montar una exposici¨®n de juegos en el Museo del Juguete de Figueres, con m¨²sica de fondo de Pascal Comelade (con su imprescindible piano de juguete) y con el aliciente para el p¨²blico de poder disputar partidas de distintos juegos con el autor. En fin, es aquello de "hagan, juego se?ores", pero sin grandes cantidades de dinero sobre la mesa ni ludopat¨ªas peligrosas a la vista.
Oriol Comas i Coma, que tiene una de las colecciones m¨¢s completas de juegos de Europa, ha escrito el libro 'El mundo en juegos'
Aunque tiene nombre de ling¨¹ista fan¨¢tico de la puntuaci¨®n ortogr¨¢fica, es evidente que Oriol Comas i Coma est¨¢ en su salsa cuando habla de juegos, tanto si se trata de hablar del parch¨ªs o el ajedrez como del Risk o del Eleusis; es decir, tanto de los cl¨¢sicos como de los contempor¨¢neos, que todos entran en su libro. "Hace m¨¢s de 30 a?os que me interesan los juegos", explica, "y dedico un d¨ªa a la semana a jugar, adem¨¢s de una noche para la partida de Eleusis y otra para probar juegos nuevos con mi socio. El Eleusis es un juego de cartas apasionante. Lo invent¨® Robert Abbot en 1956, cuando ten¨ªa poco m¨¢s de 20 a?os. Hay un jugador que establece unas reglas en cada partida y los otros tienen que adivinarlas a medida que avanza el juego".
En la exposici¨®n, Oriol ha dividido los juegos en una serie de vitrinas. En la primera se ven juegos antiguos como el ajedrez, que tiene m¨¢s de 3.000 a?os, o los mankala, cuya antig¨¹edad se pierde en el ?frica m¨¢s remota y a los que se suele jugar con semillas de todo tipo que se depositan en los agujeros de una tabla de madera. En la segunda vitrina hay un lugar destacado para el juego de Ur, que tiene unos 4.500 a?os de antig¨¹edad; para las damas chinas, "que de hecho no son chinas", y para el juego de la escalera, "que antes se utilizaba para ense?ar ¨¦tica a los ni?os". El parch¨ªs merece comentario aparte, ya que s¨®lo en catal¨¢n y en castellano conserva el nombre de origen indio, mientras que en franc¨¦s lo llaman el juego de los caballos, y en Estados Unidos, Ludo. "Parchisi, en indi, significa veinticinco, que es la tirada m¨¢xima que puede hacerse en este juego", comenta Oriol.
En la tercera vitrina hay una serie de juegos del siglo XX que tienen la particularidad de llevar ya el nombre del autor. Aqu¨ª tenemos, por ejemplo, el Uno, del que se han vendido m¨¢s de 100 millones de ejemplares en todo el mundo, Diamant, Risk, Monopoly, Cluedo, Scrabble, Diplomacy, Mastermind, Stratego, Abalone, etc¨¦tera. "Podemos encontrar todo tipo de referencias al mundo real que alguien ha tenido la idea de convertir en juego", explica Oriol, impecable con su corbata de colores y su insignia del juego de Ur en la solapa. "Tenemos, por ejemplo, juegos de ciudades medievales, de guerra, de colonizaci¨®n de una isla, de la batalla del Ebro, de la Bolsa, de persecuci¨®n de un delincuente en Londres, de monstruos, de extraterrestres... Por cierto, el Cluedo est¨¢ basado en las novelas de Agatha Christie y ella, para agradecer el homenaje, hizo que sus personajes jugaran al Cluedo en la novela Dead man's folly".
"Me interesa subrayar la autor¨ªa de cada juego porque en el libro insisto en que si hay juegos es porque alguien los ha creado", se?ala Oriol. ?l mismo, por otra parte, tambi¨¦n participa de esta fiebre, ya que ha inventado hasta ahora una cincuentena de juegos, entre juegos de cartas, juegos de mesa y juegos de calle. El ¨²ltimo de ellos es un juego para el F¨®rum de las Culturas, publicado por Educa, en el que las Tres Mellizas intentaban arreglar los valores ¨¦ticos por el mundo con la inevitable oposici¨®n de la Bruja Aburrida. El pen¨²ltimo, un juego que utilizaba como base las baldosas que dise?¨® Gaud¨ª para el paseo de Gr¨¤cia.
Otro aliciente de la exposici¨®n de Figueres son unos cuantos ejemplares de la amplia colecci¨®n de libros de juegos de Oriol Comas i Coma, con un papel estelar reservado para el facs¨ªmile del Libro de juegos, de los tiempos de Alfonso X el Sabio, y para A history of chess, de Murray. En otra vitrina, con ciertas caracter¨ªsticas de altar devoto, Oriol Comas i Coma rinde homenaje a dos de los mayores inventores de juegos de la historia: el norteamericano Sid Jackson (1920-2002), que cre¨® m¨¢s de 500, y el checo Alex Randolph (1922-2004), que edit¨® m¨¢s de 200.
No puede negarse que el espacio de la antesala del Museo del Juguete est¨¢ bien aprovechado; pero por si alguien dudaba de la eficacia de los juegos de mesa, el d¨ªa de la presentaci¨®n el autor se entretuvo jugando con los visitantes que se prestaban a ello. Cuando llegu¨¦ yo, por cierto, tocaba partida de Diamant, un juego de b¨²squeda de diamantes en el que, c¨®mo no, hay que superar distintos peligros en forma de derrumbes, serpientes y zancadillas varias. Oriol Comas i Coma consigui¨® entusiasmar a la gente con su vozarr¨®n y sus conocimientos, y dar al juego una dimensi¨®n real como la vida misma, aunque sobre la mesa no hubiera diamantes de verdad. ?Oh, qu¨¦ pena!
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