Para Elsa
Hace algunos a?os, en uno de esos momentos bajos de la vida, ya saben, cuando todo lo negativo acude a uno y el mundo se torna despreciable e innoble, conoc¨ª a Elsa. Coincidimos en la Sede Universitaria de Alicante, en una lectura po¨¦tica de nuestro com¨²n amigo Jos¨¦ Luis Vidal. Despu¨¦s lleg¨® la cena improvisada en un bar cercano, la charla interminable, la ¨²ltima copa y el gesto ¨²ltimo de acompa?ar a Elsa hasta el portal de casa entre la vibrante amenidad de alg¨²n cami¨®n de basura y de esos gatos que nos miran con arrogancia y se adue?an por decreto del amanecer. Nos hicimos amigos. Sus llamadas pod¨ªan venir en cualquier momento: una cena, un caf¨¦ en el bar de la esquina. Hace un a?o me habl¨® de Sudam¨¦rica, del viaje del pasado verano por paisajes de su infancia, de su Argentina de sue?o y sombra. Tambi¨¦n me confes¨® lo de esa vieja enfermedad que rebrotaba de nuevo y que la obligar¨ªa a aplazar ciertos proyectos. "Ahora estoy con quimio y radio. Lo llevo bastante bien, aunque prefiero no hablar mucho del tema, ni me gusta ni me conviene, y quiz¨¢ para ti no sea tampoco grato".
Desde entonces, desde el coraz¨®n del ¨²ltimo invierno, desde cualquier minuto de la noche, Elsa me ha hablado a trav¨¦s de sus cartas. Han ido llegando a mi correo electr¨®nico cargadas de serenidad y de sabidur¨ªa: "No te imaginas cu¨¢nto se vive estando quieta: el amor de los que te quieren se multiplica como flores en esas primaveras que suceden a inviernos lluviosos... El Universo es cada d¨ªa de una generosidad asombrosa conmigo. Que en estos d¨ªas ha habido dolor, miedo, angustia, es verdad, pero tambi¨¦n el cielo me ha dado todo lo dem¨¢s acrecentad¨ªsimo. Un beso enorme y te quiero con el mismo cari?o de siempre. Elsy...".
Esta ma?ana he le¨ªdo su esquela en la prensa, "Elsa Bauab Suaid, Catedr¨¢tica de Lengua y Literatura en el IES Cabo de las Huertas de Alicante", y he sentido esa desgarradura repentina y canalla que nos rasga traidoramente por dentro. Me he acordado de su voz, de los gatos que nos miran desde ning¨²n lugar, de su ¨²ltimo correo: "Ll¨¢mame cuando quieras...". Luego, por no gritar a solas, he escrito esta columna.
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