El destino del principal centro de tortura bajo la dictadura desata la pol¨¦mica en Argentina
Autoridades y v¨ªctimas discrepan sobre el destino de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada
El destino final de uno de los s¨ªmbolos de los horrores de la dictadura militar argentina (1976-1983), la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada (Esma), sigue generando pol¨¦mica. Aunque el presidente, N¨¦stor Kirchner, ha anunciado que ser¨¢ entregada a finales de a?o para crear "un espacio para la memoria, promoci¨®n y defensa de los derechos humanos", autoridades y v¨ªctimas discrepan sobre c¨®mo debe concretarse la iniciativa. Unas 5.000 personas murieron en sus instalaciones o fueron trasladadas hasta el vecino aer¨®dromo Jorge Newbery para ser arrojados vivos al mar.
Aunque se ha alcanzado un acuerdo -se crear¨¢ un Archivo Nacional de la Memoria y una Biblioteca de los Derechos Humanos-, la discusi¨®n se centra en dos puntos. La Esma es un inmenso complejo compuesto por m¨¢s de 30 edificios. Las torturas se realizaban en el pabell¨®n de oficiales -donde todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que haya un Museo del Horror-, pero el destino del resto del complejo es incierto. El otro punto del debate es si junto a los horrores cometidos por la dictadura deben estar otro tipo de violaciones de los derechos humanos, incluidos los cometidos por la guerrilla. "Yo estoy en contra, es como si en Auschwitz se pusieran las acusaciones que los nazis hac¨ªan contra los jud¨ªos", subraya Bettina Ehrenhaus, una superviviente del centro de torturas.
Hay una propuesta del premio Nobel Adolfo P¨¦rez Esquivel, presidente del Servicio Paz y Justicia, para dedicar otros lugares del complejo a otros temas, como la deuda externa, los centros clandestinos de detenci¨®n de todo el pa¨ªs, la historia de las violaciones a los derechos humanos en Argentina, pueblos ind¨ªgenas y un centro de estudios, investigaci¨®n y formaci¨®n para la paz y los derechos humanos
Mientras se discute sobre su futuro, las v¨ªctimas no tienen acceso al complejo, donde no s¨®lo se produjeron asesinatos y torturas, sino tambi¨¦n secuestro de ni?os reci¨¦n nacidos cuyas madres eran asesinadas inmediatamente despu¨¦s del parto. Apenas 200 personas sobrevivieron y cada una tiene su recuerdo del horror.
En 1979, Bettina Ehrenhaus fue secuestrada a plena luz del d¨ªa junto a su compa?ero, Pablo Lepiscopo, por 12 hombres armados que irrumpieron en su domicilio y se los llevaron metidos en un coche con la cara tapada a la Esma, edificio situado en el norte de Buenos Aires y cercano al aeropuerto desde el que salen los vuelos locales. "Supe que estaba en la Esma cuando escuch¨¦ el ruido de los aviones. Estaba aterrorizada, cre¨ª que iba a morir". El paso de Ehrenhaus por el centro de torturas fue breve, pero interminable. "Los primeros d¨ªas fueron de interrogatorios y torturas. Me sentaron (con la cara tapada) junto a mi compa?ero, pero ¨¦ste apenas pod¨ªa hablar".
Los torturadores nunca le dejaron ver, aunque a pesar de ello pudo reconocer a algunos conocidos cuando los escuchaba. Ehrenhaus ten¨ªa adem¨¢s de la ciudadan¨ªa argentina, el pasaporte alem¨¢n, y tal vez eso fue lo que hizo que tras varios d¨ªas, fuera puesta en libertad. A Pablo no volvi¨® a verle jam¨¢s. Durante ocho meses permaneci¨® recluido en el centro de torturas y luego desapareci¨®. Entonces, Ehrenhaus huy¨® del pa¨ªs exili¨¢ndose en Barcelona. "Una de las cosas que m¨¢s me sorprendi¨® de la Esma cuando me metieron all¨ª fue descubrir que hab¨ªa presos vivos. No pens¨¢bamos que hubiera supervivientes y que tuvieran a la gente tortur¨¢ndola durante tanto tiempo".
Para Ehrenhaus la actitud del Gobierno respecto al recuerdo de lo sucedido es ambivalente, ya que otros lugares que fueron centros de detenci¨®n y torturas siguen siendo utilizados y en algunos casos son centro de paso obligatorio para todos los ciudadanos que quieran realizar alg¨²n tr¨¢mite burocr¨¢tico.
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