Jaque al rey, o casi
Honda pone su mejor m¨¢quina a disposici¨®n de Gibernau en un intento de acabar con el insultante dominio de Rossi en MotoGP
"No soy un mito. S¨®lo soy un hombre normal". Quien as¨ª habla es el rey del motociclismo mundial, un tipo tan normal que es capaz de subir al podio en ba?ador o con un gorila de l¨¢tex colgado de la chepa. "Ni conozco mis estad¨ªsticas ni me interesan". Quien as¨ª habla es alguien que, a sus 25 a?os, acumula seis t¨ªtulos mundiales, los cuatro ¨²ltimos consecutivos en la m¨¢xima categor¨ªa, MotoGP; 68 victorias en grandes premios, 101 podios... "Es mucho m¨¢s importante el piloto que la moto". Quien as¨ª habla, claro, es Valentino Rossi, capaz de abandonar Honda, el equipo con el que entr¨® en la leyenda, y aterrizar en Yamaha, una escuder¨ªa perdedora, hu¨¦rfana de triunfos desde 1992 con el m¨ªtico Wayne Rainey. Hasta que lleg¨® ¨¦l y puso la historia boca abajo.
"No quiero triunfos menores, sino el ¨²nico diploma con valor: el de campe¨®n", advierte el espa?ol
Comienzan ma?ana en Jerez los Campeonatos del Mundo m¨¢s largos y que en MotoGP plantean un combate a 17 asaltos, uno m¨¢s de los habituales. En esta clase sigue alistado un corredor convencido de que puede destronar a Rossi. Sete Gibernau se llama. A sus 32 a?os, ser¨¢, por fin, la punta de lanza de una marca que quiere recuperar el cetro. Para ello, Honda se ha dejado de experimentos y ha decidido que su mejor m¨¢quina tiene que estar en las manos del mejor de los suyos. O sea, de Gibernau.
Circuito de Le Mans, 16 de mayo de 2004. Acaba de finalizar el GP de Francia y en el podio celebra la victoria el ganador, Gibernau, a quien escoltan Carlos Checa -ambos firmaron ese d¨ªa el primer doblete espa?ol en la m¨¢xima categor¨ªa- y Max Biaggi. En el box de Yamaha, Rossi permanece sentado con la mirada fija en la nada. Ha sido cuarto, el mismo puesto de dos semanas antes en Jerez. Junto a ¨¦l est¨¢ su jefe de mec¨¢nicos, Jeremy Burguess, que emigr¨® de su mano a Yamaha tras 20 a?os en Honda. El equipo tiene previsto marcharse al d¨ªa siguiente. "Jeremy, de aqu¨ª no se va nadie hasta que sepamos qu¨¦ est¨¢ pasando", ordena Rossi, quien tres horas despu¨¦s volv¨ªa a la pista vac¨ªa a rodar. Dos d¨ªas duraron las horas extras. En la siguiente cita, en el circuito italiano de Mugello, Rossi gan¨® de nuevo.
Yamaha puso toda su maquinaria a trabajar para el campe¨®n y ¨¦ste no fall¨®. Gan¨® nueve carreras -las mismas que en 2004 con Honda- y dio la sensaci¨®n de deshacerse de su ¨²nico rival, Gibernau, c¨®mo y cu¨¢ndo quiso.
Ocurre que desde la eclosi¨®n del espa?ol, los paseos del italiano no lo han sido tanto. As¨ª lo atestiguan los n¨²meros: en 2001, Rossi conquist¨® su primer t¨ªtulo en la m¨¢xima categor¨ªa, todav¨ªa la de 500cc, y sac¨® 106 puntos (325 por 219) a su principal adversario, su compatriota Biaggi. Por entonces, Gibernau malviv¨ªa en Suzuki, marca con la que, sin embargo, logr¨® su primer triunfo mundialista, en Valencia. Un a?o despu¨¦s, la diferencia final entre Rossi y Biaggi creci¨® hasta los 140 puntos (355 por 215), incapaz el aspirante de poner coto a las once victorias parciales del rey. A Gibernau ni se le vio.
Todo empez¨® a cambiar en 2003. Gibernau fue fichado por Honda, que le mand¨® a un equipo sat¨¦lite, casi de relleno. Aun as¨ª, desaloj¨® a Biaggi del segundo puesto y fren¨®, en la medida de lo posible, a Rossi. En 80 puntos (357 por 277) se qued¨® la diferencia entre ambos gracias, en buena medida, a los cuatro grandes premios conquistados por el cat¨¢l¨¢n. El cambio se hizo m¨¢s evidente en la pasada edici¨®n, la de 2004, que habr¨ªa sido gloriosa para Gibernau de no ser por los problemas que le acosaron en el tramo final. Lleg¨® a ser el l¨ªder de la clasificaci¨®n general tras su primer triunfo del a?o, precisamente en Jerez, un puesto que hab¨ªa ocupado en exclusiva Rossi desde abril de 2001. Repiti¨® luego la victoria en Francia, la Rep¨²blica Checa y Qatar. Insuficiente. Pero la diferencia se qued¨® en 47 puntos (304 por 257), la menor desde que diera inicio la dictadura de Rossi. A Gibernau todo empez¨® a torc¨¦rsele tras aquel episodio de Qatar, cuando en la noche anterior a la pugna el equipo de Rossi limpi¨® la zona de la parrilla de salida que ocupar¨ªa su corredor. Se pelearon Sete y Valentino, empe?ado ¨¦ste en dibujar como una travesura lo que era una trampa. Rossi fue sancionado y ya su ¨²nico prop¨®sito fue desquitarse. Y se desquit¨®.
Nunca estuvo en mejor situaci¨®n Gibernau que ahora, cuando cuenta, por primera vez en su carrera, con una moto oficial, la m¨¢s mimada, la que recibe todas las mejoras, los ¨²ltimos adelantos, la joya de la corona, que responde al nombre de RC211V y con la que, para empezar, fue el mejor en los primeros entrenamientos oficiales, en Catalu?a, a mediados de marzo. Pero, como vive escamado, no se f¨ªa y lanza el guante: "No quiero triunfos menores, sino el ¨²nico diploma con valor: el de campe¨®n".
Menor altitud de miras deber¨ªan tener los otros tres espa?oles. Carlos Checa, tras servir de cobaya a Yamaha el curso pasado a mayor gloria de Rossi, se ha hecho un hueco en Ducati, la montura m¨¢s veloz que existe. Su hueco en Yamaha lo cubrir¨¢ Rub¨¦n Xaus, que firm¨® un heroico tercer puesto en Qatar. Compa?ero suyo ser¨¢ un debutante, Toni El¨ªas, que no ha explotado en las categor¨ªas inferiores pese a lo que promet¨ªa.
El reto de Gibernau es may¨²sculo: desbancar al m¨¢s grande. Pero no lo es menos el de Rossi: igualar los cinco t¨ªtulos consecutivos del australiano Mike Doohan. La historia ha demostrado que todo campe¨®n necesita, adem¨¢s de una moto oficial -nadie gan¨® nunca sin ella en la m¨¢xima categor¨ªa-, y como si de masoquismo se tratara, un rival que le haga sufrir: Agostini-Hailwood, Rainey-Schwantz... Fueron duelos memorables. En la mano del espa?ol est¨¢ que alg¨²n d¨ªa se hable de la pareja Rossi-Gibernau, dar jaque al rey, borrarle la sonrisa. Todas las miradas estar¨¢n puestas en ¨¦l. Incluso las de los m¨¢s grandes: "El ¨²nico piloto capaz de destronar a Rossi es Gibernau". Palabra de Rainey.
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