Una campa?a socialista con plato fuerte

En el 2001 se intent¨® arrebatar la mayor¨ªa de gobierno al PNV-EA con una coalici¨®n PSOE-PP y una campa?a sombr¨ªa que vinculaba al nacionalismo vasco con el terrorismo. En 2005 se vuelve a intentar arrebatar la mayor¨ªa al PNV-EA, pero esta vez con el Partido Socialista apareciendo en solitario y con una campa?a m¨¢s colorista y alegre. Ahora se juega mucho m¨¢s con la idea de un PNV dem¨®crata, pero terriblemente inmovilista, que en 25 a?os de permanencia ininterrumpida en el poder ha terminado por enfrentar a familias, pueblos y cuadrillas como nunca antes en la historia. Y con un PSE que se le opone y que se esfuerza en pregonar convivencia, cambio y modernidad, junto a grandes dosis de autogobierno.

?se es el punto central de la campa?a socialista para el d¨ªa 17 y en eso se pretende marcar la diferencia. Mitin a mitin, pueblo a pueblo, el PSE remacha en la misma idea: en Madrid gobierna ahora el PSOE y cualquier negociaci¨®n pasa por ellos. La palabra clave, repetida hasta la saciedad como la llave que puede abrir la caja del cambio, es "todos".

El candidato del PSE a lehendakari es Patxi L¨®pez, que ofrece una imagen distinta a la de candidatos anteriores: m¨¢s joven, m¨¢s alegre y m¨¢s animoso, pero el plato fuerte de la campa?a est¨¢ siendo, sin lugar a dudas, el propio Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y la apuesta por el llamado efecto ZP. Desde luego, nadie podr¨¢ decir que el presidente del Gobierno no est¨¦ corriendo riesgos ni poniendo todo su empe?o en esta tarea. Zapatero ha anunciado, incluso, que intervendr¨¢ ma?ana en el programa de Televisi¨®n Espa?ola 59 segundos. Dice que le gusta hacer predicciones y que conf¨ªa en sus propias fuerzas, y parece que es as¨ª, hasta el extremo de que est¨¢ convirtiendo estas elecciones vascas en un inesperado term¨®metro personal.

Ayer, sin embargo, la atenci¨®n en el Pa¨ªs Vasco estaba mucho m¨¢s centrada en las encuestas que han llegado a tiempo de incluir a ¨²ltima hora la candidatura de EHAK que en los m¨ªtines de los partidos. ?Cuatro?, ?tres?, ?cinco esca?os para las siglas que han irrumpido finalmente en la campa?a como depositarias del voto de Batasuna? Lo que todo el mundo querr¨ªa saber es si se mantendr¨¢n hasta el d¨ªa 17 y si ser¨¢n suficientes, m¨¢s eficaces incluso que el efecto ZP, para alejar al PNV-EA de la mayor¨ªa absoluta (38 esca?os).

La idea de que todo pueda continuar como hasta ahora, con un Parlamento muy parecido al actual, provoca des¨¢nimo en unos y en otros. Para el PSE ser¨ªa agotador pasar otros cuatro a?os como los de esta legislatura. Su ¨²nico consuelo es que, quiz¨¢s, la repetici¨®n ser¨ªa todav¨ªa m¨¢s desesperante para el PNV y para el propio Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Seguir dependiendo de los votos de unos parlamentarios que representan lo mismo que Batasuna, y que se comportar¨ªan de la misma manera, es un panorama nada tranquilizador para muchos nacionalistas.

Incluso entre los propios seguidores de Batasuna parece planear, curiosamente, la idea de que la sociedad de Euskadi es fundamentalmente conservadora y de que le tiene miedo a los vuelcos o cambios bruscos. Ayer, por ejemplo, algunos defensores de la organizaci¨®n abertzale se esforzaban en peri¨®dicos y emisoras de radio por "quitar hierro" y contenido a la sigla "Komunistak" de EHAK. Quiz¨¢s, porque resulta extra?a a una parte del electorado batasuno, sobre todo la de mayor edad, para la que los comunistas de todo la vida, con su internacionalismo, su ate¨ªsmo y su poco respeto a la propiedad privada, son m¨¢s bien enemigos que colegas con los que compartir "la dictadura del proletariado y del campesinado". solg@elpais.es