A favor del testamento vital
Terri Schiavo descansa por fin en paz. Durante las ¨²ltimas semanas hemos asistido imp¨¢vidos al circo montado sobre su vida y su muerte. Casi al mismo tiempo se nos ha servido otro espect¨¢culo: el del desprestigio irresponsable de los servicios de urgencia de un hospital de la Comunidad de Madrid provocado por quien m¨¢s debiera cuidar su imagen. Ambos asuntos converg¨ªan de alguna manera en un debate pendiente en torno a la muerte y constatan que las cuestiones relativas a la moral siguen ocupando un lugar importante entre los problemas sociales del siglo XXI.
Los dos sucesos, cada uno a su manera, han creado alarma, m¨¢s individual que social, pues todos somos candidatos a ocupar puesto en la cola de los moribundos en plazo m¨¢s o menos largo, y nos preocupa c¨®mo nos tratar¨¢ la sociedad en esa fase en que, sin poderlo evitar, nos encontremos dependientes del sistema.
Respecto a Terri Schiavo, la interferencia de los pol¨ªticos ha sido repugnante y, por fortuna, in¨²til. La democracia norteamericana y su sistema judicial han demostrado poseer una solidez superior a los intereses de pol¨ªticos oportunistas, dispuestos a legislar de urgencia al servicio de un caso particular. No menos deleznable es el uso que han hecho los medios de comunicaci¨®n de la imagen de una mujer postrada, inconsciente, indefensa, expuesta a la mirada morbosa de millones de personas, sin respeto alguno a su dignidad. Seguro que pocos periodistas quieren para s¨ª la difusi¨®n al p¨²blico de su rostro y de su cuerpo en ese estado. Una norma ¨¦tica elemental consiste en no hacer con los dem¨¢s lo que no te gustar¨ªa que hicieran contigo. En estos casos deber¨ªa imponerse un c¨®digo deontol¨®gico, escrito o no, que obligara a respetar todos los derechos humanos, entre ellos, el derecho a la intimidad.
Cercano, y para nosotros m¨¢s preocupante, es el caso del hospital de Legan¨¦s. Soy una persona con un grado de confianza alto en la clase m¨¦dica. Me parecen en general profesionales responsables, preparados y sensibles. No se merecen que una denuncia an¨®nima ponga en entredicho su trabajo y en el disparadero sus cargos. El Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha entrado en territorio delicado como elefante en cacharrer¨ªa y ha cultivado el miedo entre los pacientes, actuales y futuros. No a la muerte que es inevitable, sino al dolor que cre¨ªamos vencido y que, sin tratamientos paliativos, suele acompa?arla con desigual crueldad, o al alargamiento artificial de una vida sin esperanza de recuperaci¨®n. A eso conducir¨¢n sin duda actuaciones tan intempestivas como la del se?or Lamela, a que los facultativos en un exceso de celo mal entendido por cubrir sus responsabilidades puedan negarse a paliar el dolor de enfermos moribundos. Ya hemos o¨ªdo algunas voces en esa direcci¨®n.
En algunas comunidades aut¨®nomas se ha legislado sobre la figura jur¨ªdica llamada testamento vital. En la Comunidad Valenciana recibe el nombre de documento de voluntades anticipadas. Se trata de un documento privado suscrito ante un notario, o ante tres testigos, en el que una persona, con absoluta libertad y en plenitud de sus facultades mentales, manifiesta sus instrucciones sobre las pr¨¢cticas m¨¦dicas a tener en cuenta en sus ¨²ltimos d¨ªas, cuando ya no pueda dictarlas, a fin de que la agon¨ªa sea lo menos dolorosa posible para ¨¦l y los familiares que le acompa?en. Puede autorizar la sedaci¨®n paliativa o terminal, incluso con riesgo de acortarla, y su voluntad deber¨¢ ser respetada por los servicios sanitarios y las personas de su entorno. Tal como se est¨¢n poniendo las cosas, y ante el furor religioso conservador que nos envuelve, proclive a lanzar infundadas acusaciones de homicidio, surge como una defensa legal por parte de aquellos que pretendemos que la muerte sea s¨®lo el final menos traum¨¢tico de una vida ya consumida.
El testamento vital ser¨¢ eficaz cuando se encuentre en funcionamiento el Registro Centralizado en el que queden inscritos dichos documentos, pues pudieran no estar a tu lado, en tan penoso trance, la persona o personas en las que hayas encomendado tu representaci¨®n. La Generalitat Valenciana el pasado marzo anunci¨® su puesta en marcha. Todav¨ªa debe hacer algo m¨¢s: conectarlo inform¨¢ticamente a la red de hospitales p¨²blicos y privados de la Comunidad, de forma que cuando un paciente ingrese en un hospital, de manera inmediata y con tan s¨®lo teclear su n¨²mero del DNI, los m¨¦dicos del mismo supieran si ha hecho testamento vital y tuvieran acceso al documento. El Registro no deber¨ªa quedar circunscrito a la Comunidad Valenciana sino concebirse a nivel nacional y europeo. La t¨¦cnica lo permite y la tendencia es que los ciudadanos del siglo XXI seamos cada vez m¨¢s viajeros. Es la ¨²nica garant¨ªa de que se respete nuestra voluntad. El otro trabajo pendiente es efectuar la inversi¨®n suficiente para que la totalidad de los hospitales p¨²blicos, y legislar para que se obligue a los privados, dispongan de unidades especializadas para el tratamiento del dolor y de los enfermos terminales.
Mar¨ªa Garc¨ªa-Lliber¨®s es escritora.
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