Inmigrantes y padr¨®n
El pr¨®ximo 7 de mayo termina el proceso de regularizaci¨®n de inmigrantes abierto por el Gobierno en febrero. Se trata de una apuesta para aflorar el mapa de la inmigraci¨®n ilegal y la econom¨ªa sumergida en Espa?a, evitando tanto la tentaci¨®n de un cerrojazo socialmente injusto y econ¨®micamente da?ino como la de un reparto de papeles para todos, igualmente insostenible. Un actor imprescindible del proceso es el empresario que ha contratado irregularmente y que tiene la oportunidad de legalizar su conducta sin temor a una represalia administrativa. Hasta el momento se han despachado algo m¨¢s de 300.000 expedientes, una cifra inferior a la esperada. Una explicaci¨®n radicar¨ªa en que muchos empresarios conf¨ªan en que la impunidad persistir¨¢ tras la fecha l¨ªmite y que ser¨¢ posible para quien no se haya puesto al d¨ªa esquivar las inspecciones de Trabajo.
Pero, una vez abierto el proceso, se han detectado problemas de tr¨¢mite que el ministro de Trabajo ha propuesto corregir. El m¨¢s claro es la obligaci¨®n por parte del inmigrante de documentar su residencia en Espa?a antes de agosto de 2004. Para ello, s¨®lo se admite como documento probatorio el empadronamiento. Parece serio el argumento de que muchos inmigrantes no acudieron al empadronamiento por temor a hacerse visibles ante la polic¨ªa. Tanto PP como PSOE apoyaron en su d¨ªa que la polic¨ªa tuviera acceso a los datos del padr¨®n. Ello provoca que haya inmigrantes que ahora carezcan de este papel salv¨ªfico.
El ministro Caldera ha propuesto a la patronal y los sindicatos estudiar la posibilidad de admitir otro tipo de papeles que puedan considerarse una documentaci¨®n probatoria razonable. La primera reacci¨®n ha sido de rechazo, primando un incomprensible acartonamiento del procedimiento por encima del objetivo final. El Defensor del Pueblo y otras organizaciones, por el contrario, lo han defendido. Seguramente entre los centenares de inmigrantes encerrados estos d¨ªas en parroquias de Barcelona muchos se han movilizado m¨¢s para que les salven de este obst¨¢culo que por el poco razonable objetivo de dar papeles a todos.
Hay aspectos del proceso menos manejables. Una sospecha, por ejemplo, de que pueda eternizarse frenar¨ªa todav¨ªa m¨¢s el paso imprescindible que ha de dar el empleador del inmigrante en el tr¨¢mite. Pero dar una alternativa al padr¨®n es una correcci¨®n sensata a un problema heredado. La pol¨ªtica del PP en este delicado frente no fue precisamente un acierto.
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