Razones, sinrazones y naciones
Uno tiene cierta obsesi¨®n por la raz¨®n y el raciocinio, y se siente a veces preocupado por c¨®mo los utilizamos. El hombre, con permiso de Arist¨®teles, no parece ser un animal racional, sino un animal que racionaliza sus pulsiones. Spinoza, tan racional ¨¦l, lo dijo mucho mejor: "La esencia del hombre es el apetito".
Por ello, m¨¢s de la mitad de las razones que aducimos son en realidad sinrazones, y ¨¦sta es una de las formas m¨¢s frecuentes de argumentar en pol¨ªtica y en la publicidad (que hoy son casi lo mismo). Un argumento que no demuestra nada, que no tiene m¨¢s fundamento que la agudeza y sonoridad de las palabras, aparece como contundente y capaz de callar al adversario, que no siempre tendr¨¢ rapidez para encontrar otra agudeza que haga callar, aunque tampoco demuestre nada.
Este "control de argumentaci¨®n" me gustar¨ªa aplicarlo hoy al plan Ibarretxe, ahora que los vascos van a las urnas. Creo no tener resistencias a que Euskadi se independice, o sea Estado asociado o lo que quiera. Me sucede que no creo en las patrias (ni en Espa?a, ni en Catalunya ni en Euskal Herria): ser¨¢ un bald¨®n para m¨ª, pero tambi¨¦n en este tema puede ser bueno ir "saliendo del armario". La patria s¨®lo es uno de aquellos que los medievales denominaban "entes de raz¨®n con fundamento real"; y para explicarlos pon¨ªan como ejemplo el tiempo o el espacio: que no existen en la realidad, pero nuestra raz¨®n los necesita para explicar la duraci¨®n o la extensi¨®n. Del mismo modo, no hay duda de que los hombres necesitamos unas ra¨ªces, y una comunidad cercana que nos facilite el acceso al pr¨®jimo; y debemos amar esos dos condicionamientos. Pero que ellos se concreten en forma de estado, naci¨®n, regi¨®n, soberan¨ªa o lo que sea, es algo puramente accidental, dependiente de voluntades concretas o de contingencias hist¨®ricas, y no de esencias metaf¨ªsicas.
En este sentido, lo que me preocupa del plan Ibarretxe no son sus contenidos, sino sus argumentos. Temo que ah¨ª no llegue al aprobado. Al menos en estos puntos:
1. El lehendakari dijo en p¨²blico, y muy noblemente, que no llevar¨ªa adelante su plan si para ello necesitaba los votos de Batasuna, y lo sac¨® adelante gracias a los votos de Batasuna, avalados adem¨¢s por una carta de ETA. Se defendi¨® entonces arguyendo que ¨¦l nunca hab¨ªa protestado cuando un plan de su Gobierno era tumbado por votos del PP, del PSE y de HB. Pero este argumento no prueba: pues desconoce algo tan elemental como es el diverso significado de las coincidencias en el s¨ª o en el no. En un voto negativo se puede coincidir por razones muy diversas, que no implican afinidad ni alianza alguna, como vimos hace poco en el caso de la Constituci¨®n europea. En cambio, la coincidencia en un s¨ª implica siempre una alianza o, al menos, una ayuda.
Ibarretxe, pues, no cumpli¨® en este punto. Y tal alianza resulta menos presentable cuando un partidario de su plan tuvo la mala ocurrencia de decir que "unos sacuden al ¨¢rbol para que caigan las nueces y otros las recogen". Esta frase hizo m¨¢s da?o al PNV que un atentado de ETA. Y ha dejado en muchos la convicci¨®n de que, as¨ª como a HB se le pide con raz¨®n una condena verbal de la violencia terrorista, al resto del nacionalismo vasco se le debe pedir que se distancie de la violencia no s¨®lo de palabra, sino de obra.
2. El t¨¦rmino mayor¨ªa absoluta s¨®lo es aplicable cuando concurren varias opciones y una de ellas sobrepasa el 50%. Cuando s¨®lo litigan dos, llegar al 51% es tener mayor¨ªa, pero no absoluta, sino m¨ªnima. Llamarla absoluta es enmascarar la falta de algo que, en una decisi¨®n de este calibre, ser¨ªa imprescindible y se quisiera tener, pero no se tiene: una mayor¨ªa aplastante.
3. Por eso el plan no expresa la voluntad de todos los "vascos y vascas". Un lehendakari que se muestra tan delicado a la hora del lenguaje inclusivo por razones de g¨¦nero, deber¨ªa serlo igualmente por razones de ciudadan¨ªa. O deber¨ªa explicar qu¨¦ entiende por vascos. Si vascos son todos los que viven y trabajan en Euskadi, el plan excluye a casi la mitad de ellos, y lo hace en un momento en que esa casi mitad soporta una forma t¨¢cita de "limpieza ¨¦tnica", aunque esta vez no lo sea por razones de raza, sino por posiciones nacionalistas. Este acoso es hoy por hoy lo m¨¢s grave de la situaci¨®n vasca (pintadas en sus casas, amenazas y an¨®nimos, guardaespaldas, mirada bajo el coche cada ma?ana, decisi¨®n de marcharse a vivir fuera de Euskadi...). En cambio: si vascos son todos aquellos (y s¨®lo aquellos) a quienes alegra el plan, entonces el argumento comete lo que t¨¦cnicamente se llama petici¨®n de principio: razona a partir de las conclusiones y no para llegar a ellas. O con otras palabras: el plan deber¨ªa haber sido dialogado antes entre todas las fuerzas vascas, buscando, como ped¨ªan los obispos vascos en una c¨¦lebre pastoral, un marco donde puedan convivir los que se sienten s¨®lo vascos o m¨¢s vascos que espa?oles, o ambas cosas por igual, o m¨¢s espa?oles que vascos o s¨®lo espa?oles. De lo contrario, las ulteriores apelaciones al di¨¢logo quedan desautorizadas, o dan pie al t¨ªtulo sarc¨¢stico de una columna de Imanol Zubero en EL PA?S de Euskadi: "?Te voy a dialogar!".
Ibarretxe acaba de decir que hay que obligar a dialogar a Rajoy y Zapatero, como forma de pedir un gran apoyo electoral. Fuera de Euskadi se suele decir que hay que obligar a dialogar al lehendakari con Patxi L¨®pez y Mar¨ªa San Gil. Son mon¨®logos que no se encuentran, porque lo que buscan no es di¨¢logo, sino forzar una negociaci¨®n. El di¨¢logo nace del libre respeto mutuo: la negociaci¨®n puede brotar del di¨¢logo, pero los pol¨ªticos prefieren que venga obligada por la derrota o la victoria.
4. En mi humilde opini¨®n, el plan sobrepasa las atribuciones del lehendakari, y su aceptaci¨®n las del presidente del Gobierno. Los juristas dir¨¢n si es anticonstitucional o no. Yo soy lego en esa materia. Pero la mera coherencia l¨®gica dice: a) que, hacia dentro, hace falta un sujeto jur¨ªdico para una asociaci¨®n: un "estado libre" no puede ser ese sujeto porque Euskadi, hoy por hoy, no lo es; un pueblo, para actuar como tal, ha de estar concretado en alg¨²n sujeto jur¨ªdico. Y b) que, hacia fuera, toda asociaci¨®n es fruto de un acuerdo rec¨ªproco donde no s¨®lo uno, sino los dos que se asocian, barajan sus condiciones y sus demandas hasta que llegan a encontrarse. Aqu¨ª, otra vez, jugamos a lo toma o lo deja. Si lo tomas, dialogas; si no, eres intolerante.Soy de los que creen que hay que dialogar hasta con el demonio; por eso no vi claro que hubiese que prohibir la candidatura de Aukera Guztiak, por muy proetarras que sean: pues esa prohibici¨®n no afecta tanto a un partido como a un grupo de electores, y eso no es democr¨¢tico (me recuerda a los que, cuando nuestra transici¨®n, se opon¨ªan a la legalizaci¨®n del PC ?en nombre de la democracia!, y fue necesario el sentido com¨²n y toda la valent¨ªa de Adolfo Su¨¢rez para que no triunfaran). A la vez, no resulta convincente la declaraci¨®n de este grupo de que (sin condenar expresamente a ETA) est¨¢n "contra toda violaci¨®n de derechos humanos": pues es de sobra sabido que los proetarras argumentan diciendo que en Euskadi hay una violaci¨®n de derechos humanos y contra ella act¨²a la violencia de ETA. Es lo que ellos llaman "el conflicto". Y no niego que en Euskadi exista un conflicto, pero lo que est¨¢ ahora en juego es si la manera de resolver ese conflicto es a trav¨¦s del terrorismo y poniendo muertos encima de la mesa. Por eso me sorprende la candidez de Ibarretxe en este punto, cuando toma esa declaraci¨®n como una suficiente condena de ETA. Parece una candidez interesada.
Dialogar hasta con el demonio, repito. Pero dialogar no es s¨®lo exigir que le escuchen a uno, sino, sobre todo, estar dispuesto a escuchar, y a escuchar a todos. Dicho en broma para distender, y para no entrar en hip¨®tesis econ¨®micas: ?y si el otro socio legisla que en su liga de f¨²tbol s¨®lo pueden participar los equipos de la propia "naci¨®n" y no los de otras? ?Se acabaron maravillas como el Athletic-Betis de hace dos meses, y "el morbo de los dos reales" (Madrid-Sociedad)?...
Lo dicho en este art¨ªculo afecta s¨®lo a los argumentos. No prejuzga nada sobre cu¨¢l ser¨¢ la soluci¨®n final del conflicto vasco. Soy consciente de que hablo "desde fuera", de que la raz¨®n a la que intento escuchar (tambi¨¦n la m¨ªa) est¨¢ siempre condicionada por nuestra situaci¨®n y de que, aunque algunos amigos vascos han le¨ªdo y aprobado estas l¨ªneas, eran eso: amigos particulares. Soy consciente tambi¨¦n de que en Euskadi hay un problema "pol¨ªtico" no resuelto (de qu¨¦ dimensiones, no lo s¨¦, pero la existencia del problema me parece cierta). Pero a su vez los pol¨ªticos deber¨ªan reflexionar sobre lo que hace pocos d¨ªas escrib¨ªa Salvador Card¨²s en La Vanguardia: el pueblo es m¨¢s realista que sus pol¨ªticos, y ¨¦stos tienden a vivir instalados en un "como si", que tratan de imponer a su pueblo.
Por eso lo importante ahora no es qu¨¦ se va a hacer, sino que se haga bien: que, sea cual sea la soluci¨®n final, se llegue a ella por caminos razonables y justos. De lo contrario, no ser¨¢ final: s¨®lo ser¨¢ definitiva si, utilizando dos l¨²cidos adjetivos de Maragall, resulta "suficiente para unos y aceptable para los otros". Creo que hasta Arnaldo Otegui aceptar¨ªa estos criterios, a juzgar por lo que dicen que aconsej¨® a Ibarretxe tras la sesi¨®n en que el Parlamento de Euskadi aprob¨® el plan del lehendakari.
Si, bien hechas las cosas, sale independencia o estado libre asociado, pues encantados todos. En fin de cuentas, como ya he dicho, Espa?a y cualquier otra naci¨®n no son m¨¢s que una entelequia con algunas bases objetivas, y a la que una voluntad com¨²n convierte en real. Personalmente, ya dije otra vez que lo ¨²nico a que aspiro (y creo debo seguir aspirando) no es a que los vascos sean mis compatriotas, sino a que sean mis hermanos.
Precisamente por eso tampoco ser¨ªa un argumento correcto convertir estas elecciones en un plebiscito sobre el plan: Ibarretxe sabe que tiene mucho apoyo en Euskadi, y sabr¨¢ tambi¨¦n que muchos de quienes le apoyan no est¨¢n de acuerdo con su plan. Quiz¨¢ entre las razones de ese apoyo figure un dato que el resto del Estado desconoce o valora poco: Euskadi es una de las comunidades con m¨¢s justicia social. No s¨¦ qu¨¦ papel pueden haber jugado aqu¨ª las diversas alianzas con el PSE o con Ezker Batua. Pero este dato permite pensar que si El PNV ha sabido reconducir sus burgueses implantes negur¨ªticos, tambi¨¦n es superable el racismo sabinoaranista de sus ra¨ªces, que parece uno de los g¨¦rmenes de ETA.
Jos¨¦ Ignacio Gonz¨¢lez Faus es te¨®logo y jesuita.
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