L¨¢grimas sobre el 'green'
Woods cierra heridas y deudas con su cuarto triunfo en el Masters de golf de Augusta
Cae el sol sobre el putting green del Augusta National Golf Club. Hace media hora que una gran batalla de 19 hoyos ha terminado. Phil Mickelson ayuda a Tiger Woods a ponerse una simb¨®lica chaqueta verde, la cuarta de las suyas. Woods se planta luego ante el micr¨®fono y... rompe a llorar. Le desborda la emoci¨®n, lo que no le hab¨ªa ocurrido en su primer triunfo en el Masters (1997), ni en el segundo (2001), ni en el tercero (2002). Balbucea unas palabras ininteligibles y se limpia las l¨¢grimas. ?Por qu¨¦ llora? Viendo las im¨¢genes por un televisor mudo, cualquiera puede encontrar varias explicaciones.
Sencillamente, porque no se lo cree, se puede aventurar; porque se ha contenido tanto en los ¨²ltimos hoyos, ha sufrido tanto con sus bogeys en los dos ¨²ltimos, le ha llevado a unos terrenos tan peligrosos el perseverante Chris DiMarco, ha experimentado tal shock emocional cuando su incre¨ªble chip, el de la bola congelada al borde del agujero del 16; ha padecido tal taquicardia cuando el pen¨²ltimo chip de DiMarco, en el 18, bot¨® encima del hoyo y no cay¨® dentro; ha gozado tanto con su madera-3 y su hierro-8 en el desempate, ha seguido con tanta intensidad el parsimonioso recorrido de su ¨²ltimo putt, de cinco metros; ha pasado por tal cantidad de estados de ¨¢nimo en la ¨²ltima hora..., que es normal que reviente. Ha sido el t¨ªtulo del Grand Slam que m¨¢s le ha costado.
Y DiMarco, sereno, pero un poco tocado, explica a borbotones su amarga versi¨®n,: "Habr¨ªa sido de justicia que mi chip hubiese entrado. Entonces, contar¨ªamos ahora otra historia".
Pero es la de Woods la que vale: su desplome emocional.
Ha sido, se podr¨ªa a?adir, porque ha puesto fin a casi tres a?os de sequ¨ªa en los grandes, a diez citas sin ganar, a una crisis de juego que pon¨ªa en peligro su estatus, sus objetivos, como el de batir el r¨¦cord de grandes, 18, del legendario Jack Nicklaus; como el de ser el n¨²mero uno indiscutible, la ¨²nica referencia... En definitiva, ser el mejor de la historia.
S¨ª. Y tambi¨¦n llora porque, al final, se siente justificado; porque comprueba que su decisi¨®n de romper con Butch Harmon, con el que hab¨ªa modelado un swing que le hab¨ªa dado ocho grandes, y empezar la construcci¨®n de uno nuevo con el silencioso Hank Haney ha sido acertada pese a las cr¨ªticas.
S¨ª. Y tambi¨¦n, porque se ha cerrado el debate, se ha acabado la discusi¨®n: en el golf s¨®lo manda ¨¦l. Porque Ernie Els ha acabado el 47? y con un mill¨®n de dudas sobre su juego; porque Retief Goosen se ha vuelto a retratar: su ¨²nica ronda buena ha sido aqu¨¦lla en la que no se jugaba nada; porque Mickelson y Vijay Singh, los dos m¨¢s ambiciosos, han terminado discutiendo por un qu¨ªtame all¨¢ esos clavos y peleados con sus putters.
S¨ª. Podr¨ªa ser por eso y muchas m¨¢s cosas: Pero s¨²base el volumen de la tele. A ver qu¨¦ balbucea Woods: "Siempre que he ganado este torneo, mi padre estaba aqu¨ª y yo pod¨ªa abrazarle". Ahora se halla gravemente enfermo: "No puedo esperar m¨¢s para volar a casa. Este torneo es para ti, papi".
Clasificaci¨®n: 1. T. Woods (EE UU), 278 golpes (vencedor en el primer hoyo del desempate). 2. Ch. DiMarco (EE UU), 278. 3. R. Goosen (SA) y L. Donald (Ing.), 283. 5. V. Singh (Fiyi), 284. 10. Ph. Mickelson (EE UU), 285. 31. M. ?. Jim¨¦nez, 293.
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