Las esculturas de Serra llegan a Bilbao
El primer env¨ªo de las planchas de acero que formar¨¢n las siete obras realizadas para el Guggenheim arriban en barco
El buque Mare arrib¨® ayer al puerto de Bilbao con una carga muy especial: las piezas de acero que conformar¨¢n tres de las siete esculturas gigantes que el artista Richard Serra (San Francisco, 1939) ha realizado por encargo del Museo Guggenheim Bilbao. La exposici¨®n de las siete obras de Serra ocupar¨¢ la sala m¨¢s grande del museo, la conocida como Fish (Pez), de 3.000 metros cuadrados de superficie.
En medio de la amplitud de dicha sala ya se puede ver la escultura de Serra Snake (1994-1997) . A partir del pr¨®ximo 7 de junio, junto a esta gigantesca serpiente se podr¨¢n ver las siete obras por las que el Guggenheim ha pagado cerca de 16 millones de euros, lo que le convirti¨® en uno de los encargos de mayor presupuesto recibido por un artista contempor¨¢neo. Serra considera, sin embargo, que no resulta un precio muy alto por unas obras que quedar¨¢n instaladas en el museo bilba¨ªno por un plazo de al menos 20 a?os. El escultor ha afirmado que realizar las esculturas para el Guggenheim le ha hecho vivir el momento m¨¢s feliz de su vida.
Las 15 piezas de acero corten del primer env¨ªo, planchas curvadas cubiertas ya por el ¨®xido, descansaban ayer en los muelles del canal de Deusto tras ser descargadas del barco con una gr¨²a. El traslado hasta el museo se realiz¨® por la noche en camiones. Al llegar al puente de La Salve, otra vez fue necesaria la labor de una gr¨²a para depositar las l¨¢minas curvas en las dependencias del museo. El resto de las planchas llegar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas tambi¨¦n por v¨ªa mar¨ªtima desde las fabricas del norte de Alemania donde han sido fabricadas.
Las piezas, de una altura entre 3,56 y 4,27 metros, servir¨¢n para crear las elipses, las espirales y laberintos que se mostrar¨¢n bajo el t¨ªtulo La sustancia del tiempo. La m¨¢s grande tendr¨¢ un peso de 276 toneladas.
El escultor busca la interacci¨®n de las obras y los espectadores, a los que propondr¨¢ que vivan su propia experiencia rodeando las esculturas y caminando entre sus planchas. La visita de la exposici¨®n se convertir¨¢ en un recorrido continuo que intentar¨¢ generar la sensaci¨®n de espacio en movimiento.
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