Tierras vascas
Cualquiera que sea el desenlace del dilema planteado por la presencia electoral del grupuscular Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK), los amigos de ETA ya han alcanzado un ¨¦xito notable: conseguir que los dos primeros partidos espa?oles se enzarcen en una pelea de mutua deslegitimaci¨®n a cuenta de un asunto en el que es evidente que tienen un inter¨¦s compartido en defensa del Estado de derecho. Ambas formaciones se acusaron ayer de supeditar los principios democr¨¢ticos a intereses partidistas. Lo que m¨¢s anhelaba escuchar Otegi.
El secretario general del PP, ?ngel Acebes, ya hab¨ªa responsabilizado personalmente a Zapatero de la posible "presencia de ETA en el Parlamento vasco" por no haber impulsado la impugnaci¨®n de esa lista. El ministro de Justicia inform¨® ayer largamente a Acebes de los motivos de esta decisi¨®n: la ausencia de pruebas con peso suficiente como para que la impugnaci¨®n pueda prosperar ante los tribunales, sobre todo a la vista de las consideraciones del Tribunal Constitucional en su reciente resoluci¨®n sobre Aukera Guztiak. Es un argumento razonable: sin pruebas, se corre el peligro de hacer el rid¨ªculo y de dar a Batasuna la posibilidad de apuntarse un tanto.
?No deber¨ªan haberse puesto de acuerdo PP y PSOE sobre esto? La actitud de Acebes, que lleg¨® a insinuar que el Gobierno "oculta algo", hace pensar que el PP prefer¨ªa la denuncia al acuerdo, seg¨²n una estrategia largamente ensayada. La exigencia de convocar el Pacto Antiterrorista para discutir el asunto forma parte seguramente de esa misma estrategia: emplazar al Gobierno a que haga algo, para denunciar acto seguido que no ha atendido sus exigencias. Actitud incompatible, como record¨® Zapatero, con la lealtad b¨¢sica en que se fundamenta el Pacto.
Rajoy dijo ayer que la petici¨®n de voto por parte de Batasuna deber¨ªa considerarse indicio suficiente. Sin embargo, no es lo mismo que ello ocurra en relaci¨®n a un partido o agrupaci¨®n creados expresamente como tapadera legal que instrumentalizando un partido ya existente. Para ilegalizar un partido pol¨ªtico -que fue registrado cuando Acebes era ministro del Interior- hacen falta pruebas concluyentes de que es una criatura fraudulenta del entramado previamente ilegalizado. La sospecha de que el PCTV nunca se escindi¨® realmente de Batasuna, como sugiere el informe de la Guardia Civil, es sugestiva, pero poco veros¨ªmil. No s¨®lo porque los indicios aducidos carecen de fuerza probatoria, como argumenta el informe de la Abogac¨ªa del Estado, sino porque tal teor¨ªa implica atribuir a los amigos de ETA una anticipaci¨®n extraordinaria. Incluso para prever a?os antes el desenlace de resoluciones del Supremo y el Constitucional como las que anularon anteriores candidaturas fraudulentas.
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