El CIS pone orden
Aunque ya casi ha quedado romo el trillo del an¨¢lisis sociol¨®gico del CIS para la Comunidad Valenciana, quedan algunas apreciaciones apenas transitadas, o sobre las que se ha pasado de puntillas. En oto?o de 1983, siendo Conseller de la Presidencia de la Generalitat, firm¨¦ un convenio de colaboraci¨®n -el primero de estas caracter¨ªsticas en el ¨¢mbito estatal- con el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas para que los valencianos pudiesen conocer el estado de la opini¨®n de nuestra sociedad. El primer informe es de febrero de 1984 y desde entonces, a?o tras a?o, todos los gobiernos sin distinci¨®n de color, han podido ver en ¨¦l una radiograf¨ªa de la opini¨®n de nuestros conciudadanos. Un patrimonio cient¨ªfico que pocas comunidades aut¨®nomas han alcanzado y que ha incrementado, gracias a la renovaci¨®n de aquel convenio, el acervo sociol¨®gico de la Comunidad Valenciana.
Los ¨²ltimos datos del CIS reflejan lo evidente. El gobierno valenciano goza de gran estabilidad y el presidente Francisco Camps est¨¢ totalmente consolidado. Consolidaci¨®n y estabilidad, no como s¨ªntomas, sino como percepciones sociales. Eso, unido a la situaci¨®n econ¨®mica actual, lleva a que el nivel de optimismo de los ciudadanos de la Comunidad Valenciana sea superior al que se respira en el resto de Espa?a. Otro dato a tener en cuenta es el amplio respaldo personal que recibe el presidente de la Generalitat; es decir los valencianos y valencianas tienen confianza en su presidente y en su gobierno a quienes aprueban holgadamente. Y a¨²n, un dato que debe considerarse decisivo: el Consell recibe la calificaci¨®n m¨¢s alta desde que se iniciaron estos estudios all¨¢ por los albores de la autonom¨ªa.
Pero no acaban aqu¨ª las evidencias que atragantar¨¢n a m¨¢s de un guionista de ciencia ficci¨®n de los que se hab¨ªan prodigado en los ¨²ltimos tiempos, por cen¨¢culos, redacciones y despachos de dise?o. El Gobierno del Presidente Camps aprueba su gesti¨®n, mientras el gobierno Zapatero la suspende. M¨¢s de la mitad de los valencianos, califican de "excelente" la labor del Consell, mientras que solo una tercera parte concede esta calificaci¨®n a aqu¨¦l. No ha habido que hurgar mucho para encontrar las razones. La baja calificaci¨®n que los valencianos otorgan al gobierno socialista, seg¨²n el CIS, no es otra que el "insuficiente" esfuerzo que dedica a solucionar los problemas de los valencianos, su desinter¨¦s por nuestro progreso econ¨®mico y la poca preocupaci¨®n por resolver la escasez de agua en nuestro territorio, entre otras muchas.
En el polo opuesto del Gobierno Zapatero, sit¨²an los ciudadanos valencianos la gesti¨®n del Consell. Y conceden este aprobado por dos razones fundamentales: por el conocimiento que tiene el presidente Camps de los problemas de las Comunidad y por su defensa de los intereses valencianos. Ello da como resultado un mayor optimismo y m¨¢s confianza en nuestro futuro colectivo. Sin embargo, esta percepci¨®n no se traslada al gobierno socialista, cuya gesti¨®n es percibida como perjudicial para nuestros intereses y derechos: el derecho al agua, el derecho a nuestra identidad y el derecho al progreso econ¨®mico y social que durante la ¨²ltima d¨¦cada estaban garantizados.
Un primer resultado es que en menos de un a?o el PSPV ha amortizado el efecto ZP. La crisis de liderazgo que arrastra el PSPV desde que fue desalojado del Palau de la Generalitat en 1995, unido al vaiv¨¦n constante de Joan I. Pla, cuyo seguidismo le lleva de los brazos de Zapatero a los de Maragall, dinamitan cualquier opci¨®n renovadora en el socialismo valenciano y hacen imposible la alternancia por la que algunos suspiran.
La sentencia del CIS es evidente. Los valencianos desconf¨ªan de un posible gobierno PSPV-EUPV, pues ya en la oposici¨®n valoran negativamente su acci¨®n pol¨ªtica. Tambi¨¦n castigan a esta misma oposici¨®n porque en su balanceo constante de propuestas e ideas crea confusi¨®n en su propio electorado, que no percibe una direcci¨®n compacta. Pero sobre todo penalizan su claudicaci¨®n respecto a la defensa de los intereses valencianos y su subordinaci¨®n a los intereses de Madrid y Barcelona.
Nuevamente hay razones para esta percepci¨®n. Los valencianos nos sentimos orgullosos de los logros de los ¨²ltimos diez a?os. Pero a partir de marzo de 2004, vientos de tormenta se ciernen sobre la Comunidad Valenciana, unos vientos que empujan de poniente y de mistral. Desde que el PSOE gobierna en Madrid y el PSC y ERC en Catalu?a, hay que gestionar y adem¨¢s tenemos que defendernos. ?sa es la realidad que refleja el CIS.
Hay, sin embargo, otras consecuencias que superan el ¨¢mbito pol¨ªtico, sin dejar de tener gran calado pol¨ªtico. En los ¨²ltimos meses, como si de una traca fallera se tratara, cundi¨® un rumor -ya se sabe, un rumor pasa a realidad si antes no es desmentido- del cual se hicieron eco algunos empresarios as¨ª como dirigentes sindicales y de partidos pol¨ªticos. El rumor, seg¨²n estos fabuladores, era que el Gobierno valenciano hab¨ªa iniciado su declive frente a una oposici¨®n en alza y por el cambio de imagen que se le pretend¨ªa adjudicar al secretario general del PSPV. Y el rumor apuntaba un futuro que algunos -ciertamente pocos- opinadores, empresarios y dem¨¢s actores amplificaban: el supuesto declive del PP en la Comunidad Valenciana apuntaba a la sustituci¨®n de su liderazgo en la Generalitat Valenciana por la sopa de letras -?recuerdan las semejanzas con las elecciones del 2003?- que en el verano de 2007 podr¨ªa producirse: PSPV-EUPV m¨¢s los eternos aspirantes a la guinda. ?se es el souffl¨¦ que el CIS se ha encargado de pinchar y que ha obligado a los guionistas de la ciencia ficci¨®n y cuantos decidieron rendir pleites¨ªa al por si acaso, a volver a sus madrigueras. ?D¨®nde se escond¨ªan los datos que avalaban tal rumor? El rumor no ha superado el primer escollo.
El drama, el sainete, pero sobre todo el disparate, parec¨ªan habernos envuelto como si retrocedi¨¦semos a la Renaixen?a valenciana cuando en los salones de Lo Rat Penat desfilaban las primeras figuras del teatro local. La evidencia nos ha devuelto al 2005. Y la evidencia, por reiterada, no es otra que la consolidaci¨®n y la confianza en unas siglas, las del PP, que han sabido renovarse all¨ª donde el PSPV lleva diez a?os en una permanente huida hacia delante.
El estudio anual del CIS ha devuelto a la realidad a quienes creyeron sentarse una noche en la ¨®pera. Una vez m¨¢s se demuestra que una estrategia pol¨ªtica no se basa en el rumor o la noticia intencionada, sino en la opini¨®n libre de los valencianos y valencianas en su mayor¨ªa an¨®nima.
El Presidente Camps cuenta con el respaldo de una sociedad instalada mayoritariamente en el centro pol¨ªtico que ha incorporado con rapidez las pol¨ªticas sociales y medioambientales a su bagaje sociol¨®gico. Ampliar y profundizar, con imaginaci¨®n, sus pol¨ªticas y reformas, es una demanda social creciente y en la medida en que seamos capaces de responder a ella tambi¨¦n estaremos adentr¨¢ndonos con mayor seguridad y confianza en el siglo XXI.
Rafael Blasco Castany es consejero de Territorio y Vivienda.
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