Infierno de metal, negro y plata
Cuando se pierde la fe en el rock met¨¢lico y pesado (heavy metal), lo mejor es recurrir a los cl¨¢sicos. Un concierto de Judas Priest es toda una lecci¨®n para aquel que, con los a?os, duda de la validez de una m¨²sica que hace del decibelio su bandera; del ritmo atronador, su esencia, y de la contundencia, su carnet de identidad. Al fin y al cabo, el quinteto de Birmingham es uno a los que se les achacan el invento del g¨¦nero. Para m¨¢s inri, visitaba Madrid con una de sus formaciones m¨¢s aut¨¦nticas, en la que destaca, por supuesto, el regreso del cantante Rob Halford.
Toda la historia del heavy metal se concentra en la propuesta actual de los Judas. La voz de Halford vuelve a sonar met¨¢lica y siniestra, mientras que los dos guitarristas, virtuosos como pocos, se doblan solidarios o se desaf¨ªan en duelos feroces. Un toma y daca vertiginoso que crea un potente sonido continuado de sincronizaci¨®n perfecta. La implacable bater¨ªa de martillo pil¨®n, secundada por el bajo machac¨®n, complementan una pared sonora apabullante que a veces ametralla el t¨ªmpano y otras hace saltar las tripas y el aire del pulm¨®n. No hay tregua en un concierto de Judas Priest. Y esta vez, Vistalegre son¨® mejor que nunca.
Judas Priest
Rob Halford (voz); Glenn Tipton y K. K. Downing (guitarras); Ian Hill (bajo) y Scott Travis (bater¨ªa). Palacio de Vistalegre. Madrid, 12 de abril.
La puesta en escena contribuye a ese clima infernal que ning¨²n otro grupo heavy ha sabido recrear igual. A los Judas les basta con unas llamaradas fingidas, unas bolas de cristal, unas calaveras al fondo o un guerrero alado, como la portada de su reciente disco Angel of retribution -que dosificaron (Revolution, Judas Rising...) con su repertorio m¨¢s cl¨¢sico (Hell Rider, Turbo Lover, Pain Killer...)-, que se cambia al final por el logotipo de su nombre.
Parafernalia heavy obvia pero realmente eficaz que no valdr¨ªa para nada sin la fuerza que derrocha en escena Halford. Su presencia esc¨¦nica es otra baza fuerte de la remozada banda. Como era de esperar, en la tanda de bises sali¨® Halford encaramado a una espectacular Harley Davidson plateada a los compases de Hell bent for Leather (El Infierno se inclina por el cuero).
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