Serbia, rumbo a Europa
Diez a?os despu¨¦s de los precarios acuerdos de Dayton, nadie duda de que si no se logra una convivencia pac¨ªfica, una esperanza real de prosperidad y una seguridad f¨ªsica y jur¨ªdica en los Balcanes occidentales -Serbia y Montenegro, Bosnia, Croacia, Albania-, Europa tendr¨¢ un agujero negro convertido en amenaza de desestabilizaci¨®n, violencia y miseria para todos, como se?ala el reciente informe de la Comisi¨®n Internacional sobre los Balcanes. Los europeos han cre¨ªdo durante demasiado tiempo, y han pagado por ello un alt¨ªsimo precio, que aquella esquina de pueblos m¨¢s o menos ignorados no era cuesti¨®n prioritaria para su seguridad. Hasta el punto de que tuvo que ser EE UU el que restableciera un m¨ªnimo temor a las leyes globales y pusiera fin a una org¨ªa de sangre sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.
La UE est¨¢ decidida a abrir el paso a la comunidad internacional de naciones civilizadas a aquellas que fueron n¨²cleo y motor del sangriento conflicto balc¨¢nico, las que jalearon los planes de expansi¨®n y limpieza ¨¦tnica de Slobodan Milosevic, hoy preso en La Haya. La decisi¨®n de la Comisi¨®n Europea de abrir negociaciones con Serbia y Montenegro, que permitan sentar las bases socioecon¨®micas para su eventual incorporaci¨®n a la UE en siete u ocho a?os, es un paso importante en esta direcci¨®n. Ser¨¢ un revulsivo para la hibernada econom¨ªa serbia y un acicate para que Belgrado intensifique su colaboraci¨®n con el tribunal que juzga los cr¨ªmenes de guerra en la antigua Yugoslavia, al que, para sorpresa de muchos, en los ¨²ltimos tres meses se han entregado una docena de sospechosos serbios de cr¨ªmenes de guerra. El movimiento de Bruselas es, en gran medida, una recompensa a Serbia por esta nueva disposici¨®n, cuyo requisito imprescindible es la entrega de los genocidas Radovan Karadzic y su general en jefe Ratko Mladic.
Como parte de este clima renovador, Belgrado se muestra por primera vez incluso dispuesto a hablar con las autoridades leg¨ªtimas de Kosovo, uno de los puntos clave que definir¨¢n la suerte del sureste de Europa. Tanto Kosovo como Croacia tienen a¨²n cuentas pendientes con los fiscales del tribunal de la ONU, cuesti¨®n clave para allanar el camino europeo. Zagreb, tras el aplazamiento de las negociaciones con la UE a las que otorgaba m¨¢xima importancia, acaba de conocer el costo de proteger a quienes muchos croatas consideran h¨¦roes y la mayor¨ªa de los europeos criminales. En este camino, Serbia y Montenegro est¨¢n todav¨ªa mucho m¨¢s lejos de las puertas europeas.
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