Entre el cr¨ªquet y la danza oriental
A Edward Said (1937-2003), palestino cristiano anglicano, nacido en Jerusal¨¦n, educado en El Cairo y residente en Estados Unidos desde los 20 a?os, se debe una propuesta que se ha convertido casi en lugar com¨²n: no se puede pensar la tradici¨®n occidental m¨¢s que desde los bordes geogr¨¢ficos e hist¨®ricos del imperialismo moderno.
No por azar: el motor fue la reflexi¨®n sobre su propia identidad bifurcada, imaginable s¨®lo en un "subalterno" de uno de esos dos imperialismos modernos, el ingl¨¦s y el franc¨¦s, con su seductora atracci¨®n para la ¨¦lite de sus antiguos colonizados: "De modo que ah¨ª estaba yo, un joven palestino, anglicano y estadounidense, que hablaba ingl¨¦s, ¨¢rabe y franc¨¦s en la escuela y ¨¢rabe y franc¨¦s en casa", alumno de un "Eton de Oriente Pr¨®ximo", el Victoria College de El Cairo. Y no encajaba claramente en ning¨²n bando: el apellido Said -la parte ¨¢rabe- lo avergonzaba, pero la parte Edward ten¨ªa que persistir y prosperar, "ser m¨¢s inglesa, actuar m¨¢s como un ingl¨¦s, es decir, jugar al cr¨ªquet".
REFLEXIONES SOBRE EL EXILIO: Ensayos literarios y culturales
Edward W. Said
Traducci¨®n de Ricardo Garc¨ªa P¨¦rez
Debate. Barcelona, 2005
560 p¨¢ginas. 22 euros
El resultado de esta mezcla no fue s¨®lo motivo de reflexi¨®n personal, como en Fuera de lugar (Debate, 2003), memorias que Said public¨® en 1999. Al rev¨¦s, esa reflexi¨®n personal tard¨ªa parece consecuencia de la complicada espiral que dibuja su trayectoria intelectual. De hecho, en 1964 Said se hab¨ªa doctorado con una tesis sobre Joseph Conrad: un expatriado polaco educado en franc¨¦s que escrib¨ªa en ingl¨¦s.
A ¨¦ste siguieron varios ensayos basados, sobre todo, en la tradici¨®n comparatista de otro de los autores venerados por Said, Eric Auerbach, ahora un expatriado alem¨¢n jud¨ªo, que escribi¨® Mimesis. La representaci¨®n de la realidad en la literatura occidental, en los a?os cuarenta del siglo XX en Estambul, mientras aguardaba un visado para refugiarse en Estados Unidos. Una tercera figura fue por entonces fundamental en la formaci¨®n de Said: el ingl¨¦s Raymond Williams. Esta vez, no era un expatriado, aunque estuviese "fuera de lugar": uno de los primeros becarios de origen obrero en ser admitido en la Universidad de Cambridge.
En 1970, Said incorpor¨® abiertamente a su discurso el "problema palestino". Adem¨¢s de una ingente cantidad de pronunciamientos abiertamente pol¨ªticos, esa militancia le permiti¨®, en 1977, una primera modificaci¨®n crucial del pensamiento literario: Orientalismo, de inmediato traducida al castellano (reeditada en Debate, 2002). Fue un terremoto: desnud¨® y sistematiz¨® el papel -hist¨®rico, geogr¨¢fico, pol¨ªtico y sexual- de ese imaginario. Muy consciente de tales perturbadoras resonancias y de su alcance, todav¨ªa lo constata Said en uno de los art¨ªculos ('Repensar el orientalismo') de Reflexiones sobre el exilio. Ensayos literarios y culturales: "El orientalismo es una praxis de la misma especie que la dominaci¨®n de g¨¦nero masculina o patriarcado en las sociedades metropolitanas".
Tras aquel libro siguieron en 1983 El mundo, el texto y el cr¨ªtico (Debate, 2004) y en 1985 Cultura e imperialismo (Anagrama, 1996), donde se desplegaban dos consecuencias de Orientalismo: primero, que los textos no constituyen s¨®lo series discursivas -en pol¨¦mica abierta con Michel Foucault o Jacques Derrida- y que la tradici¨®n occidental no es m¨¢s que la parte visible de un contrapunto de presencias y de sintom¨¢ticas exclusiones. A partir de Raymond Williams, Said expon¨ªa as¨ª el car¨¢cter desgarrado y violentamente abierto a la experiencia hist¨®rica -al mundo- de las formas literarias.
Dentro de tan espectacular
trayectoria, ?qu¨¦ papel ocupa la extensa miscel¨¢nea p¨®stuma que Said dej¨® dise?ada en Reflexiones sobre el exilio. Ensayos literarios y culturales? Puede aventurarse que su misi¨®n es hilar las imperceptibles continuidades entre los diversos c¨ªrculos abiertos de la espiral antes dibujada. Aqu¨ª est¨¢n las relecturas incre¨ªblemente sutiles de Melville, T. E. Lawrence, Conrad, V. S. Naipaul, Mahfuz o Hemingway; las disputas pol¨ªtico-ideol¨®gicas (por ejemplo, a prop¨®sito de Eric Hobsbawn o de Samuel Huntington); algunos ensayos cruciales que son casi manifiestos ('Nacionalismo, derechos humanos e interpretaci¨®n' o el fundamental 'Historia, literatura y geograf¨ªa'). Y est¨¢n, sobre todo, ciertas piezas indefinibles y magn¨ªficas: sobre el Tarz¨¢n de Johnny Weissm¨¹ller; sobre Tahia Carioca, una bailarina de la danza del vientre, sobre Gillo Pontecorvo, director de La batalla de Argel y, por fin, emocionantes rememoraciones de Egipto, de El Cairo, de Alejandr¨ªa. Esos que fueron los mundos de su infancia y contienen los desaf¨ªos de un futuro que Said no vivir¨¢, aunque, sin duda, contribuy¨® a hacer comprensible. Porque en Reflexiones sobre el exilio. Ensayos literarios y culturales se encuentra, en parte, la geograf¨ªa de ese porvenir que es su legado.
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