El silencio impuesto por Ratzinger dispara los rumores sobre los 'papables' antes del c¨®nclave
Los expertos creen que la elecci¨®n del sucesor de Juan Pablo II durar¨¢ entre dos y cuatro d¨ªas
El silencio informativo impuesto por el influyente cardenal Joseph Ratzinger ha llegado a sus m¨¢ximas cotas en v¨ªsperas del inicio del c¨®nclave. Prohibidas las entrevistas, silenciado el contenido de los debates de los cardenales en las congregaciones generales, los medios de comunicaci¨®n se nutren de peque?as filtraciones o noticias recogidas en Internet, no siempre fiables ni desinteresadas, como las que han circulado sobre la presunta diabetes del cardenal indio Ivan Dias o un supuesto internamiento del patriarca de Venecia, Angelo Scola, en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica de Lugano.
Nadie sabe lo que ocurre entre los muros vaticanos. C¨¢maras y fot¨®grafos han recogido el ir y venir de los cardenales a la Sala del S¨ªnodo, donde se celebraban hasta ayer las congregaciones generales. Pero a las im¨¢genes no les ha acompa?ado el conocimiento de lo tratado en estas reuniones. Ni siquiera se difundi¨® el jueves la homil¨ªa pronunciada por el padre Raniero Cantalamessa, predicador pontificio, ante los 142 cardenales que asistieron a la congregaci¨®n. De la reuni¨®n de ayer s¨®lo trascendi¨® que hab¨ªa sido algo menos numerosa (138 cardenales), aunque s¨ª se hizo p¨²blico el mensaje preparado por Juan Pablo II para las jornadas misioneras.
Los vaticanistas veteranos recuerdan con nostalgia la abundancia de datos de que dispusieron en los dos c¨®nclaves de 1978. Para hacer frente a esta sequ¨ªa -de la que casi todos culpan al cardenal Joseph Ratzinger- se recurre a todas las fuentes posibles, algunas de ellas totalmente t¨®xicas.
Como en cualquier campa?a electoral -con permiso del Esp¨ªritu Santo-, los candidatos y los partidos que les apoyan luchan entre s¨ª, no siempre con armas l¨ªcitas. Se repasan las biograf¨ªas de los principales papables en busca de zonas de sombra, se difunde tal o cual aspecto menos agradable y se desliza como un sutil veneno en el r¨ªo revuelto de la informaci¨®n paralela al prec¨®nclave.
Entre las v¨ªctimas de esta antigua pr¨¢ctica -que tuvo su esplendor en el renacimiento- figuran desde el cardenal Ratzinger, acusado de haber pertenecido en su d¨ªa a las Juventudes Hitlerianas, hasta dos recientes papables, el cardenal indio Ivan Dias, del que se ha dicho que padece diabetes, y el de Venecia, Angelo Scola, que habr¨ªa pasado una etapa ingresado en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica de Lugano, seg¨²n algunos medios.
Gino Belleri, al frente desde hace 47 a?os de la Librer¨ªa Leonina, pr¨¢cticamente dentro del Estado Vaticano y experto conocedor de la curia, se ha hecho portavoz de los dos principales damnificados. "El cardenal Ivan Dias no ha padecido nunca diabetes, ni el patriarca de Venecia ha estado nunca ingresado en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica. Son falsedades imperdonables", dijo el anciano librero en un foro sobre el c¨®nclave. Belleri record¨® los efectos mort¨ªferos de este tipo de infundios, o verdades tergiversadas (Scola padeci¨® una depresi¨®n en sus a?os de estudiante universitario), en anteriores c¨®nclaves. Por ejemplo, el cardenal Sergio Pignedoli, qued¨® fuera de juego en 1978 por una campa?a calumniosa que le calificaba de homosexual.
Aquel segundo c¨®nclave, en el que fue elegido Karol Wojtyla, dur¨® tres d¨ªas. La mayor¨ªa de los observadores y expertos cree que el que se inicia el pr¨®ximo lunes tendr¨¢ tambi¨¦n una duraci¨®n de entre dos y cuatro d¨ªas y medio, es decir, requerir¨¢ entre seis y catorce votaciones aproximadamente. La idea general, a partir de algunas filtraciones de los purpurados, es que no ser¨¢ brev¨ªsimo porque la Iglesia no quiere dar una impresi¨®n de superficialidad, pero tampoco largo, para que no parezca que existen disensiones internas.
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