Tokio expresa su m¨¢s en¨¦rgica protesta y acusa al Gobierno de Pek¨ªn de pasividad
El ministro de Exteriores nip¨®n viaja hoy a China y exigir¨¢ indemnizaciones por da?os y perjuicios
El Gobierno japon¨¦s expres¨® ayer su m¨¢s en¨¦rgica protesta por la nueva oleada de manifestaciones antijaponesas en China, y acus¨® a Pek¨ªn de pasividad por no haber impedido los brotes de violencia. El ministro nip¨®n de Exteriores, Nobutaka Machimura, viaja hoy a China, donde reiterar¨¢ a su hom¨®logo chino, Li Zhaozing, la preocupaci¨®n de su Gobierno por la forma en que se est¨¢n desarrollando los acontencimientos. Machimura dijo que hab¨ªa sido informado de que los manifestantes destruyeron bienes de su pa¨ªs y hab¨ªan herido a varios ciudadanos japoneses.
El ministerio japon¨¦s de Exteriores critic¨® ayer en una nota a las autoridades chinas "por no evitar que las masas hayan arrojado piedras, botellas y excrementos" contra un edificio japon¨¦s en Shanghai, "pese a saberse con antelaci¨®n que iba a haber marchas" con un tipo de violencia que, asegur¨®, no se puede justificar bajo ninguna circunstancia. Shanghai, que congreg¨® a decenas de miles de manifestantes, cuenta con la mayor comunidad japonesa fuera del pa¨ªs -40.000 personas- despu¨¦s de Nueva York y Los ?ngeles (EE UU).
En esta situaci¨®n de fuertes tensiones, un sobre con un polvo blanco, que result¨® ser inofensivo, fue recibido por la Embajada china en Tokio el viernes, inform¨® la agencia de noticias Kyodo, mientras que la residencia del embajador amaneci¨® con pintadas rojas en su exterior, indic¨® la polic¨ªa. Otro sobre, ¨¦ste con una hoja de afeitar en su interior -un mensaje claro de amenaza entre las sociedades secretas en el pasado-, fue recibido por el consulado chino en la ciudad japonesa de Osaka.
Las masivas protestas no dejan indiferentes a los japoneses, quienes consideran que esto confirma el temor que sienten ante el creciente poder¨ªo pol¨ªtico, econ¨®mico y militar de China, y que le arrebate el liderazgo en la regi¨®n.
Si en algo coinciden los analistas es en que los japoneses tienen divergentes visiones sobre la vecina China. Culturalmente, el ciudadano medio mira con respeto y veneraci¨®n la cultura milenaria china, de la que ha heredado, entre otros, su alfabeto de caracteres. En la actualidad, es Jap¨®n la que exporta sus bienes culturales, en este caso contempor¨¢neos, como c¨®mics, telenovelas, juegos de v¨ªdeo y m¨²sica.
Econ¨®micamente, los lazos entre China y Jap¨®n son de los m¨¢s importantes del mundo, y en ellos el archipi¨¦lago nip¨®n tiene mucha mayor dependencia de su vecino chino que a la inversa. La prosperidad japonesa est¨¢ cada vez m¨¢s vinculada al gigante asi¨¢tico, como se hizo evidente en 2004, cuando China se convirti¨® en su primer socio comercial, desplazando de esa posici¨®n por primera vez a EE UU. China necesita el capital nip¨®n, mientras que los fabricantes japoneses dependen de la mano de obra barata china. El imparable poder econ¨®mico de China ha llevado a decenas de miles de japoneses a interesarse por la lengua de ese pa¨ªs, un aprendizaje que vive un boom sin precedentes.
Sin embargo, el aspecto pol¨ªtico y militar es el que m¨¢s suspicacias genera, y en ¨¦l las tensiones no son ninguna novedad ni entre Jap¨®n y China, los dos viejos enemigos, ni tampoco en la zona asi¨¢tica, uno de los focos m¨¢s peligrosos del planeta por la inestabilidad que generan Corea del Norte y Taiwan, residuos de las guerras civiles china y coreana.
China, cada vez m¨¢s en¨¦rgica y segura de s¨ª misma, es una amenaza para la influencia de Jap¨®n en el este asi¨¢tico porque su desarrollo le va a posibilitar sustituir a su rival como el Estado m¨¢s poderoso de la regi¨®n, evidencia que ha llevado al ministro nip¨®n de Comercio, Shoichi Nakagawa, a decir, a ra¨ªz de las marchas en China, que es "un pa¨ªs que da miedo".
M¨¢s elementos de tensi¨®n
Hay otros elementos de tensi¨®n, desde la reciente campa?a china de reunir millones de firmas para protestar contra la intenci¨®n japonesa de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, hasta la publicaci¨®n esta semana por el Ministerio de Educaci¨®n japon¨¦s de ocho manuales escolares de historia destinados a alumnos de 13 a 15 a?os para el curso 2006-2007 en los que se muestra, respecto a su edici¨®n anterior de 2001, una mayor tendencia a la negaci¨®n por Jap¨®n de su pasado reciente.
Si en 2001, siete de los ocho textos alud¨ªan a las mujeres coreanas y chinas -de 100.000 a 200.000- que el Ej¨¦rcito nip¨®n forz¨® a trabajar en la guerra como esclavas sexuales, en la pr¨®xima edici¨®n s¨®lo uno se refiere a ellas, pero en lugar de usar el eufemismo habitual "mujeres para dar confort", lo hacen con el nuevo "lugares de confort". Esta tendencia revisionista se manifiesta tambi¨¦n en relaci¨®n a la masacre de Nanking (China), donde los manuales nipones tratan de ocultar la dimensi¨®n de la matanza.
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