"La tradici¨®n cultural europea est¨¢ siendo atacada por EE UU"
Conoce bien el pasado, presente y futuro de Europa. Josep Fontana (Barcelona, 1931) inaugur¨® la semana pasada el ciclo Identitats Europees que reunir¨¢ en la Seu Ciutat d'Alacant hasta el 29 de abril a intelectuales como Isabel Morant, Margarita Boladeras, Sami Na?r, Carles Duarte, Josep Ramoneda y Joan Francesc Mira para reflexionar sobre Europa.
P. ?C¨®mo observa el proyecto europeo?
R. El problema de la construcci¨®n europea es la falta de contenido pol¨ªtico, para que sea visto como algo compartido por los ciudadanos. Su origen fue econ¨®mico, pero la construcci¨®n pol¨ªtica todav¨ªa est¨¢ por hacer, y llegaremos a ella cuando la gente vea en ella una dimensi¨®n pol¨ªtica que le afecta.
"Defendiendo la Ilustraci¨®n podemos convivir con la Iglesia, pero no sometidos a ella"
"El independentismo carece de sentido. Europa no permitir¨¢ una fractura estatal"
P. ?Se ha primado m¨¢s una Europa econ¨®mica que social?
R. Los europeos sabemos qu¨¦ relaci¨®n tenemos con un Ayuntamiento, con el Gobierno auton¨®mico incluso con el Estado, pero la gente no percibe en qu¨¦ les afecta Europa.
P. ?Y por qu¨¦?
R. Europa sigue siendo una asociaci¨®n de Estados, que no tienen ganas de ceder competencias ni atribuciones pol¨ªticas. Nadie quiere hacer concesiones. La gente desconoce qu¨¦ se debaten en Bruselas.
P.?Qu¨¦ competencias deber¨ªa asumir Europa para estar pr¨®xima?
R. Eso es una cosa que debe venir de abajo hacia arriba, los planteamientos y las reivindicaciones deben ser de la gente, el problema de los Gobiernos es de falta de representatividad. Antes los partidos pol¨ªticos ten¨ªan agrupaciones de base, ahora las cosas han cambiado hay una falta de credibilidad de los partidos.
P. ?Y qu¨¦ pas¨® en las ¨²ltimas elecciones?
R. El vuelco electoral fue fruto del malestar social que hab¨ªa. La gente pens¨® que su voto podr¨ªa castigar y se moviliz¨®. Aunque no tengo ninguna esperanza de que la pr¨®xima vez se registre la misma participaci¨®n.
P. Y sobre la Constituci¨®n europea, ?qu¨¦ pasar¨¢ en Francia?
R. Veremos qu¨¦ ocurre. Creo que hay dos problemas, uno es el refer¨¦ndum: en esta consulta el elector no elige, sino que te dan un producto acabado y lo aceptas o no, y eso es un gran problema, porque a nadie se le ha dejado opinar. Y el segundo problema es que la gente podr¨ªa confundirse y pensar que votar no es votar contra Europa.
P. ?Y sobre su contenido?
R. Es una Constituci¨®n hecha desde arriba, sin esfuerzo por tocar al suelo y preguntar a la gente qu¨¦ se debe hacer.
P. ?Y c¨®mo influy¨® el euro?
R. La gente sinti¨® un efecto claro: notamos una subida de los precios, pero eso provoc¨® una nivelaci¨®n entre pa¨ªses, cosa que no se produce entre el continente e Inglaterra. Por ejemplo, las tarifas del transporte p¨²blico en Londres son car¨ªsimas y en Par¨ªs son algo m¨¢s caras que en Barcelona pero se han equiparando. La gente no ha visto el euro como algo negativo. Crear un espacio econ¨®mico unitario es positivo.
P. ?El euro influye en el sentimiento europeo?
R. Como m¨ªnimo vemos que ir a Francia, Alemania o Italia es sencillo y natural. El euro ha facilitado mucho las relaciones humanas entre los europeos.
P. ?Qu¨¦ entendemos por identidad europea?
R. Tenemos elementos propios, atacados seriamente por el liberalismo norteamericano. La identidad europea goza de una tradici¨®n evidente de derechos humanos, una tradici¨®n de lucha por los derechos sociales (sanidad, educaci¨®n p¨²blica y pensiones), y tenemos la tradici¨®n cultural de la Ilustraci¨®n que es netamente europea, todo ello est¨¢ siendo atacado desde EE UU, que utiliza f¨®rmulas de todo tipo como el control de los medios de comunicaci¨®n por parte de grupos cristianos ultras que controlan centenares de emisoras de radio y televisi¨®n.
P. Pero aqu¨ª estamos caminando en ese sentido...
R. Por eso creo que debemos luchar por esas ideas que debemos defender, y no aceptar la l¨®gica neoliberal que s¨®lo toma como base el beneficio empresarial.
P. ?Y c¨®mo deben ser las relaciones con EE UU?
R. Podemos tener las relaciones que estimemos, pero tenemos una tradici¨®n diferente, que apuesta por las mejoras sociales, en los EE UU hay m¨¢s problemas de pobreza, marginaci¨®n y desigualdades que aqu¨ª. Hay un dato revelador: EE UU tiene s¨®lo el 5% de la poblaci¨®n mundial, y el 25% de la poblaci¨®n reclusa en las c¨¢rceles, eso demuestra que su modelo da resultados negativos.
P. Volviendo a Europa, ?algunos defienden la creaci¨®n de una fuerza militar?
R. Si se trata de una fuerza de intervenci¨®n humanitaria, eso tendr¨ªa cierta l¨®gica. Ahora bien si hay que construir una fuerza militar que se podr¨ªa interpretar c¨®mo un contrapoder ante EE UU, los costes son inasumibles, y no creo que sea necesario. En Espa?a hemos tenido un gasto militar superior al necesario, para sufragar luego campa?as militares c¨®mo la de Perejil.
P. Otro tema es la oficialidad religi¨®n...
R. Una de las grandes riquezas de Europa es que la Iglesia no ha podido ejercer un control directo sobre el avance del pensamiento. Si defendemos los valores de la Ilustraci¨®n podremos convivir con la Iglesia pero no sometidos a ella. Me parece bien respetar cualquier creencia religiosa, siempre que no volvamos a quemar a alguien en la hoguera porque piensa diferente. Las religiones deben convivir pero no imponerse a una tradici¨®n europea de pensamiento abierto y cr¨ªtico.
P. ?Y la ampliaci¨®n de UE hacie el Este?
R. Es evidente que problemas habr¨¢: registraremos desplazamientos de poblaci¨®n, migraciones y deslocalizaci¨®n de empresas. Ahora es m¨¢s barato producir en Eslovaquia que en Galicia, pero eso se equilibrar¨¢. Espa?a tambi¨¦n fue territorio de deslocalizaci¨®n de empresas alemanas o francesas y hoy nos hemos equiparado. Asimilar estos nuevos pa¨ªses con rentas m¨¢s bajas, y en algunos casos con niveles de educaci¨®n similares o superiores a los nuestros puede ser un problema, pero ahora el problema est¨¢ m¨¢s en los que est¨¢n fuera.
P. ?Y Europa c¨®mo encaja el nacionalismo?
R. Tengo mi tesis. El Estado-naci¨®n es algo del siglo XIX, ahora vivimos en otra ¨¦poca, yo siempre cito aquello de que si hay 150 Estados y 2.000 nacionalidades y ¨¦tnias la soluci¨®n es tener en consideraci¨®n las naciones. No debemos confudir los t¨¦rminos. Para m¨ª el Estado es una comunidad pol¨ªtica que recibe la adhesi¨®n de los ciudadanos con un contrato social cuando van a votar; y la nacionalidad cultural es otra cosa.
P. Pero hay nacionalistas que piden tener un Estado propio...
R. Si est¨¢n en el marco europeo que sepan que no lo tendr¨¢n. No les dejar¨¢n y, por tanto, es una reivindicaci¨®n sin sentido, que nadie se haga ilusiones que Europa no permitir¨¢ una fractura estatal. En un marco europeo con mayores competencias ese tema deber¨ªa tener menos importancia, otra cosa es el problema de las minor¨ªas nacionales que deben sentirse representadas y bien tratadas por el Estado, y eso requiere un debate en concreto en cada Estado.
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