La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento
El autor considera que la reforma del Pacto de Estabilidad establece reglas m¨¢s susceptibles de interpretaci¨®n, lo que no facilitar¨¢ su control y la igualdad de trato en su aplicaci¨®n.
El desarrollo de las pol¨ªticas fiscales en el ¨¢rea del euro est¨¢ siendo problem¨¢tico en los ¨²ltimos a?os. Aunque algunos pa¨ªses europeos han logrado mantener situaciones presupuestarias saneadas, en otros la situaci¨®n de las finanzas p¨²blicas se ha deteriorado. Se ha incurrido en d¨¦ficit excesivos y los procedimientos previstos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) con el fin de prevenir y corregir dichos d¨¦ficit no siempre se han observado adecuadamente.
Esta falta de cumplimiento estricto ha puesto en cuesti¨®n la necesidad y la eficacia de las reglas fiscales de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria, lo que ha dado origen a un intenso debate en el que han participado el mundo acad¨¦mico, el p¨²blico informado y los responsables de pol¨ªtica econ¨®mica.
En este contexto, el Consejo Europeo decidi¨® el 23 de marzo pasado aprobar algunos cambios en el PEC. Los cambios afectan tanto a la parte preventiva como a la correctiva del Pacto. En el primer caso, se adaptan a las condiciones nacionales los objetivos presupuestarios de medio plazo, que sirven para garantizar un margen de seguridad con el que evitar que el d¨¦ficit p¨²blico alcance el l¨ªmite del 3% del PIB. Asimismo, se condicionan el ritmo y el grado de ajuste hacia dicho objetivo de medio plazo a la evoluci¨®n c¨ªclica de la econom¨ªa, y se permiten desviaciones en el caso de introducir reformas estructurales. En cuanto a la parte correctiva, los cambios tienden a flexibilizar las condiciones que permiten calificar un d¨¦ficit por encima del 3% como no excesivo, as¨ª como los plazos de correcci¨®n de dichos d¨¦ficit.
Aunque algunas de estas modificaciones pueden reforzar la racionalidad econ¨®mica del PEC, las nuevas reglas son ahora, sin duda, m¨¢s complejas y m¨¢s susceptibles de interpretaci¨®n. Es ¨¦ste un resultado derivado del deseo pol¨ªtico de adaptar estas reglas a las condiciones nacionales, lo que no facilitar¨¢ el control p¨²blico, la igualdad de trato en su aplicaci¨®n y la valoraci¨®n institucional de su cumplimiento. En el caso de la Uni¨®n Monetaria Europea, la necesidad de simplicidad y transparencia de las reglas tiene la m¨¢xima importancia, pues sin ellas el p¨²blico y los mercados no pueden valorar en qu¨¦ medida los jueces -miembros del Consejo Ecofin- son estrictos al controlarse a s¨ª mismos en aplicaci¨®n de las normas del Pacto.
Por otra parte, la reforma incide de manera poco significativa sobre uno de los elementos que se ha demostrado m¨¢s d¨¦bil en el pasado: las estructuras de gobierno y de responsabilidades y los mecanismos de incentivos al cumplimiento. Los avances que se puedan registrar en asuntos como la adaptaci¨®n de las legislaciones nacionales o las mejoras de las estad¨ªsticas presupuestarias ser¨¢n el mejor indicador de la fortaleza del nuevo compromiso.
Con la mirada puesta en el futuro, debe evitarse que la modificaci¨®n de las medidas correctoras del Pacto socave la confianza en el marco presupuestario de la Uni¨®n Europea y en la sostenibilidad de las finanzas p¨²blicas de los Estados miembros de la zona del euro. Es, por ello, indispensable que los Estados miembros, la Comisi¨®n Europea y el Consejo de la Uni¨®n Europea apliquen el marco revisado de una forma rigurosa y coherente que propicie pol¨ªticas fiscales prudentes, como ¨²nica v¨ªa para restaurar la credibilidad. En las actuales circunstancias, resulta especialmente importante que todas las partes afectadas asuman sus respectivas responsabilidades. En este sentido, dado que las inadecuadas estrategias de consolidaci¨®n fueron, en el pasado, la causa de las dificultades para el cumplimiento del Pacto, es ahora esencial que los programas de consolidaci¨®n sean ambiciosos y se ejecuten estrictamente.
Es el momento tambi¨¦n de recordar los fundamentos econ¨®micos de la disciplina fiscal. Unas finanzas p¨²blicas saneadas y sostenibles son un requisito previo para la estabilidad macroecon¨®mica y, por tanto, para un crecimiento econ¨®mico sostenido. La disciplina fiscal, conjuntamente con una pol¨ªtica monetaria orientada a la estabilidad de precios, permite a los agentes econ¨®micos mantener expectativas de inflaci¨®n baja y disfrutar de condiciones de financiaci¨®n favorables que, a su vez, facilitan la planificaci¨®n de los agentes y fomentan la inversi¨®n a largo plazo. En el caso de una uni¨®n monetaria como la europea, las normas fiscales dirigidas a garantizar la estabilidad presupuestaria son, adem¨¢s, esenciales no s¨®lo como una v¨ªa de contenci¨®n de los sesgos deficitarios de las pol¨ªticas fiscales nacionales, sino tambi¨¦n como un instrumento de protecci¨®n contra las externalidades fiscales entre pa¨ªses y los incentivos al endeudamiento excesivo.
Los beneficios de la moneda ¨²nica han sido muchos. Entre ellos se encuentran la mayor adaptabilidad de nuestras econom¨ªas a los shocks externos, unos costes financieros hist¨®ricamente reducidos y unos diferenciales de tipos de inter¨¦s a largo plazo muy bajos. No debemos ceder a la tentaci¨®n de dar por supuestos estos beneficios. Hay que conquistarlos d¨ªa a d¨ªa. Y este empe?o pasa por restablecer la confianza en unas pol¨ªticas fiscales rigurosas y prudentes, en la seguridad de que la pol¨ªtica monetaria mantendr¨¢, como ha hecho hasta ahora, su firme compromiso con la estabilidad de precios.
Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez-P¨¢ramo es miembro del Comit¨¦ Ejecutivo y del Consejo de Gobierno del BCE.
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