El macrojuicio en Espa?a por los atentados contra las Torres Gemelas se inicia el viernes

El macrojuicio contra los presuntos integrantes de la c¨¦lula espa?ola de Al Qaeda y su supuesta intervenci¨®n en los atentados contra las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono, el 11 de septiembre de 2001, se inicia este viernes en la Audiencia Nacional, que ha habilitado como sala de vistas un pabell¨®n en la Casa de Campo de Madrid dotado de extraordinarias medidas de seguridad. S¨®lo 24 de los 41 procesados por Garz¨®n por sus vinculaciones con la organizaci¨®n terrorista se sentar¨¢n en el banquillo. Los restantes est¨¢n huidos, dos de ellos con fuertes implicaciones en los atentados del 11-M en Madrid.

El fiscal Pedro Rubira solicita para el presunto jefe del grupo, Imad Eddin Barakat Yarkas, Abu Dahdah, penas que suman 62.512 a?os de prisi¨®n por entender que ¨¦l y otros dos miembros de su grupo -Driss Chebli y Ghasoub al Abrash Ghalyoun, Abu Musab- dieron cobertura en Espa?a a los miembros del comando que realiz¨® los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, de Nueva York, y el Pent¨¢gono, en Washington.

El fiscal ha realizado su c¨¢lculo sobre la base de que hubo 2.500 fallecidos en esos atentados y de que cada asesinato terrorista se castiga con 25 a?os de prisi¨®n. Sin embargo, la cifra oficial de v¨ªctimas mortales ascendi¨® a 2.973, por lo que la petici¨®n de pena deber¨¢ elevarse hasta los 74.000 a?os de prisi¨®n. No obstante, y en caso de ser condenados, s¨®lo cumplir¨ªan 30 a?os, el m¨¢ximo previsto en la legislaci¨®n espa?ola en el momento de los hechos.

Los 21 acusados restantes se enfrentan a peticiones entre los 9 y los 27 a?os, en su mayor¨ªa por delito de pertenencia a banda terrorista, pero tambi¨¦n hay tenencia il¨ªcita de armas, dep¨®sito de explosivos, estafa o colaboraci¨®n con banda armada (ver gr¨¢fico adjunto).

Entre los procesados a los que no se juzgar¨¢ porque est¨¢n en paradero desconocido figuran el jefe m¨¢ximo de Al Qaeda, Osama Bin Laden, y dos de sus dirigentes presuntamente implicados en los atentados del 11-M en Madrid y por los que est¨¢n siendo buscados. Se trata de Amer el Azizi, Othman al Andalusi, y Said Berraj, Said el Mensajero. Al primero se le considera inductor de la matanza. El segundo huy¨® tras los atentados.

Relaci¨®n con el 11-M

Adem¨¢s, varios de los acusados que s¨ª ser¨¢n juzgados tienen relaciones con algunos de los imputados por el 11-M. Es el caso de Abu Dahdah, conocido y amigo de los principales implicados en los atentados de los trenes de la muerte. O el de Driss Chebli, amigo de Amer el Azizi y cu?ado de Mohamed El Hadi Chedadi, que formaba parte del grupo de radicales islamistas -algunos de ellos, autores materiales de la matanza- que se reun¨ªa en casa de Faisal Allouch, donde se exaltaba la yihad. O tambi¨¦n el de Mohamed Needl Acaid, que fue muyahid (luchador) en Bosnia y propietario de la casa de Chinch¨®n donde se ensamblaron las mochilas bomba del 11-M. Su mujer alquil¨® la finca a Jamal Ahmidan, El Chino, a trav¨¦s de Serhane el Tunecino, dos de los suicidas de Legan¨¦s.

El juicio, que est¨¢ previsto que se inicie el d¨ªa 22 de abril, tendr¨¢ una duraci¨®n aproximada de tres meses y medio o cuatro. Se trata de un juicio trascendental por muchas razones. Es el primero que se celebra en Espa?a contra presuntos terroristas islamistas despu¨¦s de los atentados del 11-M. Por tanto, la sentencia que se dicte -sea condenatoria o absolutoria- marcar¨¢ la l¨ªnea sobre los requisitos para condenar por terrorismo islamista y ser¨¢ un precedente importante para el juicio por el 11-M.

El tribunal deber¨¢ valorar si el requisito de subvertir el orden constitucional, aplicable a bandas terroristas, como ETA, es exigible al terrorismo islamista o si lo define por los fines de destrucci¨®n indiscriminada que persigue para ajustarlo al tipo penal. En todo caso, el fiscal se encontrar¨¢ con dificultades adicionales importantes a la dif¨ªcil tarea de probar los hechos. Y ello porque a diferencia de ETA, el terrorismo islamista no responde a un modelo fuertemente jerarquizado, sino que la cabeza de la organizaci¨®n marca unas l¨ªneas de actuaci¨®n y luego la c¨¦lula mejor situada o con mejores posibilidades la ejecuta.

Las escuchas telef¨®nicas tambi¨¦n ofrecen problemas a?adidos. Los activistas hablan generalmente en ¨¢rabe, pero con los giros y construcciones gramaticales de pa¨ªses muy diferentes, como Marruecos, Afganist¨¢n, Siria, Indonesia, Irak, Egipto, T¨²nez, Argelia, Yemen o Arabia Saud¨ª. Adem¨¢s, utilizan claves para despistar a la polic¨ªa. Uno de los acusados, el sirio Abdullah Khayata Kattan, ya explic¨® que cuando los miembros del grupo hablaban de "comerciantes", se estaban refiriendo en realidad a muyahidin combatientes; cuando mencionaban "el comercio", quer¨ªan decir en realidad la lucha; cuando hablaban de "el camino para la f¨¢brica", alud¨ªan de hecho al camino para ir a Chechenia o a Afganist¨¢n a luchar y cuando mencionaban "cuaderno", quer¨ªan decir "pasaporte", entre otras. En este caso hay conversaciones que hablan de "degollar el p¨¢jaro", lo que es interpretado como un indicio preliminar de los atentados del 11-S. Los magistrados deber¨¢n determinar si en el sumario, que tiene m¨¢s de 100.000 folios repartidos en 300 tomos, existen pruebas suficientes como para condenar por esos atentados.