Los liberales sue?an con romper el bipartidismo
El partido de Charles Kennedy conf¨ªa en dar un salto que le convierta en decisivo
Los liberales brit¨¢nicos aspiran a romper en estas elecciones el tradicional bipartidismo de laboristas y conservadores y dar paso a una tercera v¨ªa, la de convertirse en una fuerza decisiva en Westminster. Europe¨ªstas, ligeramente a la izquierda del laborismo en lo econ¨®mico, radicalmente contrarios a la guerra de Irak, el Partido de los Liberales Dem¨®cratas (Lib-Dems, en la jerga pol¨ªtica brit¨¢nica) esperan aglutinar algo m¨¢s del 20% de los votos y transformar esos apoyos en m¨¢s de 70 diputados. Una cifra modesta en un Parlamento de 650 esca?os, pero un salto considerable frente a los 52 que consiguieron en las pasadas elecciones.
Los liberales dominaron la pol¨ªtica brit¨¢nica junto a los tories en la segunda mitad del siglo XIX, pero su fragmentaci¨®n al t¨¦rmino de la I Guerra Mundial impuls¨® el asentamiento del Partido Laborista y dej¨® a los viejos liberales en el ostracismo, con representaciones parlamentarias de entre 6 y 12 diputados. Su retorno empez¨® en los setenta, cuando se negaron a entrar en coalici¨®n con los tories y dieron el Gobierno al laborista Harold Wilson. Tom¨® impulso en los ochenta, con la escisi¨®n de los laboristas por la derecha y la creaci¨®n del Partido Socialdem¨®crata (PSD). Tras dos coaliciones con el PSD que les permitieron doblar su representaci¨®n, se form¨® el actual Partido de los Liberales Dem¨®cratas, que en 1997 consigui¨® 46 diputados siguiendo la estela del Nuevo Laborismo y en 2001 mejor¨® hasta los 52 (55 al final de la legislatura, tras varias elecciones parciales).
Bajo el liderazgo de Charles Kennedy y decepcionados al naufragar sus intentos de implantar el sistema electoral proporcional, los Lib-Dems se han ido distanciando del laborismo y consolidando su espacio pol¨ªtico. Su oposici¨®n a la guerra de Irak ha sido un factor determinante: con los conservadores atenazados por su incapacidad de enfrentarse a la pol¨ªtica exterior de EE UU, los liberales dem¨®cratas han aglutinado el descontento popular por la guerra.
No ha sido su ¨²nico frente de batalla. Se han opuesto tambi¨¦n al proyecto del Gobierno de introducir el carnet de identidad, han combatido la ley que ha liberalizado al alza las tasas universitarias, han apoyado junto a los tories la revuelta de la C¨¢mara de los Lores contra la llamada Ley de Prevenci¨®n del Terrorismo, que ha sustituido a la ley que permit¨ªa el encarcelamiento preventivo indefinido de los extranjeros sospechosos de terrorismo.
Su oferta electoral para los comicios del 5 de mayo est¨¢ dominada por una pol¨¦mica reforma fiscal que pretende aumentar del 40% al 50% el actual tipo m¨¢ximo del IRPF para los contribuyentes con ingresos anuales superiores a 100.000 libras (casi 150.000 euros) y sustituir la controvertida Council Tax (heredera de la Poll Tax, que aceler¨® el declive pol¨ªtico de Margaret Thatcher) por un nuevo impuesto local. Pero su oferta fiscal ha quedado en entredicho despu¨¦s de que su l¨ªder, Charles Kennedy, fuera incapaz de explicar el impacto recaudatorio de su propuesta de impuesto local.
Sistema electoral
En realidad, la principal oferta electoral de los Liberales Dem¨®cratas no es tanto su programa como la invitaci¨®n a los electores para que rompan el tradicional y monol¨ªtico bipartidismo de los Comunes y crear una aut¨¦ntica tercera v¨ªa en la pol¨ªtica brit¨¢nica. El bipartidismo es fruto b¨¢sicamente del sistema electoral, que divide el pa¨ªs en tantas circunscripciones electorales como esca?os a cubrir y otorga el esca?o al candidato m¨¢s votado en cada circunscripci¨®n, aunque no llegue a sumar la mitad m¨¢s uno de los votos. Desde 1974, los liberales suelen obtener en torno al 20% de los votos, pero menos del 10% de los esca?os.
Eso puede cambiar esta vez si se confirma que los electores est¨¢n desencantados con el laborismo y nada entusiasmados con los conservadores, lo que puede hacer decantar del lado Lib Dem una decena de esca?os que est¨¢n a su alcance por escaso margen. Tienen la ventaja de estar en posici¨®n ideal para captar el voto protesta porque a lo m¨¢s que pueden aspirar es a entrar en una coalici¨®n de Gobierno o pactar pol¨ªticas puntuales desde fuera del Gobierno. Charles Kennedy ha rechazado de entrada la posibilidad de gobernar en coalici¨®n, aunque eso podr¨ªa cambiar despu¨¦s de las elecciones.
Los liberales no lideran las encuestas en ninguno de los temas considerados m¨¢s importantes por los electores, pero su l¨ªder es el que obtiene mejor puntuaci¨®n a la hora de medir la opini¨®n de los electores sobre los responsables de los tres grandes partidos, aunque tambi¨¦n el que es visto como menos capaz de ser primer ministro. Pero la ventaja de votarle a ¨¦l es que nadie cree que pueda ser primer ministro. Las casas de apuestas le dan tantas posibilidades de llegar a Downing Street como las que le dan a su hijo reci¨¦n nacido: una entre 100.
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