Euskadi: juego de m¨¢scaras
Y por una vez ETA sirvi¨® a Espa?a. De entrada, su participaci¨®n v¨ªa EHAK evit¨® el desenlace que mayor peligro encerraba para el orden constitucional, y que no era otro que una mayor¨ªa absoluta del tripartito PNV-EA-EB. Ahora sabemos que el retroceso del frente del plan se hubiera registrado de todos modos, pero resulta dif¨ªcil adivinar qu¨¦ resultados se hubiesen producido sin el protagonismo adquirido en la campa?a por el tema de las mil caras de Batasuna, con los del tripartito en posici¨®n de fiscales contra la ilegalizaci¨®n. A Ibarretxe le resultaba casi indiferente que la cota de los 38 esca?os en el Parlamento vasco fuera alcanzada por el t¨¢ndem PNV-EA o con el complemento del grupo de Madrazo. La primera soluci¨®n era sin duda la m¨¢s c¨®moda, pero la segunda ofrec¨ªa la compensaci¨®n en el terreno de la imagen, al mostrar a los ojos de todos que una fuerza no nacionalista y supuestamente progresiva apoyaba la reivindicaci¨®n abertzale. Adem¨¢s los socios del Gobierno salvaban la cara ante los partidarios del nacionalismo radical, poniendo el grito en el cielo contra unas medidas de ilegalizaci¨®n que les permit¨ªan captar una parte del electorado de Batasuna.
Semejante escenario id¨ªlico pas¨® a mejor vida con la entrada en la contienda del EHAK. La jugada de la presencia legal de la candidatura de los que llamar¨ªamos comunistas euskalerr¨ªacos, o mejor abertzales pseudocomunistas, ha sido tan redonda como para suscitar razonables sospechas, sobre todo a la vista de lo sucedido desde que EHAK pasa a primer plano por la descalificaci¨®n de Aukera Guztiak. Hasta ese momento, pod¨ªa admitirse que el extra?o partido se presentaba con la pata blanca, como el lobo del cuento, y por consiguiente no hab¨ªa razones para proclamar su ilegalizaci¨®n. Asimismo cabe admitir que por cuesti¨®n de plazos existi¨® una total imposibilidad para proceder a una prohibici¨®n preventiva. Otra cosa es la ausencia de toda reacci¨®n oficial ante los indicios que de inmediato mostraban su vinculaci¨®n al mundo de ETA. Nada prueba como eximente el hecho de que el supuesto partido se constituyera antes de la ilegalizaci¨®n de Batasuna, dado que en esos momentos ese hecho era perfectamente previsible, y por lo mismo ten¨ªa pleno sentido crear los mecanismos y las m¨¢scaras destinados a burlar el interdicto. Y desde su ingreso en la campa?a, ah¨ª estaban el llamamiento reiterado de Batasuna a votar EHAK, o las declaraciones de Otegi a Gara agradeciendo que los pseudocomunistas renunciasen a su programa para asumir el orientado hacia la paz, es decir, el de Batasuna. Al igual que sus hermanos de sangre, las portavoces de EHAK rehusaron condenar el terror, y si bien omitieron gritos y s¨ªmbolos proetarras, a modo de se?a de identificaci¨®n exhib¨ªan en sus m¨ªtines el conocido mapa con el llamamiento al traslado de los presos a territorio vasco. Por si alguien era ciego hasta entonces, la imagen de Otegi mostrando la papeleta de EHAK en el colegio electoral disip¨® cualquier duda. Bajo nombre supuesto, Batasuna/ETA participaba y triunfaba en las elecciones auton¨®micas del 17 de abril.
La sospecha es, pues, l¨ªcita, si bien de momento faltan otras pruebas. En nada la disipan desde el ¨®rgano de la izquierda abertzale cuando sus editorialistas contraponen "la locura represiva" de Aznar y el "hilo de esperanza" que de cara a una soluci¨®n positiva del problema vasco representa Zapatero. Alguien puede pensar que en virtud de un acuerdo impl¨ªcito el Gobierno hubiera mantenido fuera de juego al sucesor aparente de Batasuna, salvando as¨ª la cara del respeto a la Ley de Partidos, para luego autorizar su participaci¨®n a trav¨¦s de este estrafalario testaferro pol¨ªtico. Fue lo que hizo Mitterrand en la Francia de los a?os ochenta, al admitir en el juego pol¨ªtico a Le Pen mediante una reforma del sistema de representaci¨®n con el objeto de dividir al electorado de derecha. Batasuna se beneficiar¨ªa de la jugada, que tiene por antecedente al servicio del PNV la de Madrazo, contra el que se vengar¨ªan con el r¨®tulo de "comunistas". As¨ª como el pol¨ªtico c¨¢ntabro toma el disfraz de izquierda para llevar luego a sus electores hacia el redil de Ibarretxe, los "batasunos" enmascarados intentar¨ªan devolver a gente izquierdista de EB al redil abertzale. De paso, lo que es m¨¢s importante, gracias a la afortunada participaci¨®n de EHAK, Batasuna, y tras ella ETA, no desaparecer¨¢n del sistema pol¨ªtico vasco, fagocitadas por el tripartito, y podr¨¢n en el futuro ser admitidas en un marco amplio de negociaci¨®n, parad¨®jicamente por iniciativa del PSOE (y con la bendici¨®n obligada de Ibarretxe). Tal vez las cosas no sean as¨ª, pero hay datos que encajan con esa malintencionada hip¨®tesis. Las dudas se disipar¨¢n pronto. En el caso de que el fiscal general y el Gobierno no promuevan la ilegalizaci¨®n de EHAK, con el resultado que sea, esto ya es cuesti¨®n judicial, la sospecha seguir¨¢ en pie. Al aludir al regreso de Batasuna a la vida legal, Javier Pradera utiliza una expresi¨®n muy gr¨¢fica: "Cabalgando el tigre". S¨®lo que si eso se hiciera realidad, burlando la Ley de Partidos, con la erosi¨®n consiguiente de la misma, al sacar al tigre de su jaula resultar¨ªa dif¨ªcil evitar que intentara la recuperaci¨®n de su territorio para la violencia.
En cuanto al PSOE, siempre con la sordina que impone su condici¨®n minoritaria, est¨¢ en condiciones de cantar victoria: ha obtenido ganancias sustanciales en esca?os, dejando atr¨¢s al PP, el efecto Zapatero ha jugado tanto en el voto como en la capacidad de movilizaci¨®n, y sobre todo no tiene ante s¨ª la mayor¨ªa absoluta del tripartito. La conexi¨®n entre EHAK y ETA podr¨¢ ser exhibida cuando sea necesario para deslegitimar el mismo proceso de autodeterminaci¨®n, plan Ibarretxe mediante, que sin los testaferros ser¨ªa presentado como expresi¨®n de una l¨ªmpida democracia, la que dej¨® "decidir a los vascos y a las vascas". El retroceso del PP, a pesar de la ¨¢gil campa?a de Mar¨ªa San Gil, permite insistir en que fue Aznar el culpable de la denostada "crispaci¨®n", e incluso de que Ibarretxe se lanzara en brazos de la utop¨ªa soberanista. En el l¨ªmite, ser¨¢ posible ofrecer a Batasuna, legal en la ilegalidad, un pacto a la catalana para ese "Nuevo Estatuto" con refer¨¦ndum incluido. Y sobre todo, a pesar de las escasas posibilidades de ¨¦xito, puede jugar la carta de una candidatura de Patxi L¨®pez a la presidencia vasca, gracias al apoyo incondicional de los 15 diputados del PP, y exigiendo de Madrazo que se comporte por una vez en su vida como pol¨ªtico de izquierda. Ser¨ªan 36 diputados, seis m¨¢s que los agrupados de PNV-EA y Aralar en torno a Ibarretxe. En ese caso, ¨²nicamente con los votos procedentes de ETA salvar¨ªa su cargo el lehendakari.
Claro que, de materializarse este supuesto, podr¨ªa perder sus efectos el impacto electoral positivo de la campa?a del PSOE, sobre todo si el tripartito de Ibarretxe, con Aralar en calidad de puente, incluye de lleno a los falsos comunistas en una alianza que diera a¨²n mayor carga potencial de violencia a su "negociaci¨®n" con Madrid para llevar a cabo la consulta y poner en vigor
con m¨ªnimos retoques el proyecto de "libre asociaci¨®n" que encierra el "Nuevo Estatuto" ya aprobado el 30 de diciembre. S¨®lo si Zapatero ofreciera entonces a Ibarretxe concesiones de fondo, que mantuviesen el n¨²cleo duro de la Constituci¨®n vasca, introducir¨ªa el lehendakari as¨ª respaldado unas modificaciones formales destinadas a hacer digerible en Madrid la aceptaci¨®n del Gobierno. M¨¢s all¨¢ de la eficaz insistencia de Zapatero y de Patxi L¨®pez en que existe otro camino para ampliar el autogobierno, ese punto ha sido el m¨¢s d¨¦bil de la campa?a electoral socialista, al transmitir la sensaci¨®n de que mediante el consenso todo es posible. El "marco vasco de decisi¨®n" resulta as¨ª expl¨ªcitamente asumido, y de paso la Constituci¨®n, y no digamos el Estatuto de Gernika, quedan al margen. Ni Zapatero ni L¨®pez han esbozado estas semanas ante los vascos la cr¨ªtica en profundidad del "Nuevo Estatuto", y no resulta aventurado suponer, a la vista de los resultados, que una clarificaci¨®n en ese punto crucial hubiera acentuado la erosi¨®n electoral del Gobierno saliente. Ha tenido que producirse el regreso pol¨ªtico de ETA para que todo encaje.
As¨ª las cosas, y con el doble inconveniente de no contar con mayor¨ªa absoluta, y de registrar un notable retroceso en votos y esca?os, el lehendakari hoy interino se encuentra en p¨¦simas condiciones para plantear su juego de manera aut¨®noma, cuando todo parec¨ªa sonre¨ªrle. Como en el conocido misterio del cristianismo, su proyecto hab¨ªa traspasado el cristal de los procesos parlamentarios y pol¨ªticos sin ser roto ni alterado, y el nacionalismo parec¨ªa capitalizar en forma de rechazo a Madrid el fruto de unos procedimientos de pacificaci¨®n de la sociedad vasca a los que se opuso con todas sus fuerzas. Pod¨ªa exhibir el gesto firme y amable propio de quien sabe que "el futuro nos pertenece". S¨®lo el grito de "?A por ellos!", acompa?ando al de "independentzia", descubr¨ªa lo que estaba detr¨¢s de sus aparentes prop¨®sitos de conciliaci¨®n. Despu¨¦s del fracaso ser¨ªa ¨²til que los hiciera efectivos, a no ser que pretenda empecinarse en el aurrera bidean [adelante en el camino], esta vez en colaboraci¨®n abierta con los testaferros de ETA.
Hay, no obstante, tres lecturas apresuradas de los resultados que conviene matizar. La primera es que ha tenido lugar un vuelco en el mapa pol¨ªtico vasco. En realidad, ¨¦ste ha probado una vez m¨¢s su continuidad, tras el sobresalto causado por la gran movilizaci¨®n de mayo de 2001. Una continuidad que en la distribuci¨®n territorial del voto, si sumamos los nacionalistas y los tradicionalistas de entonces, se remonta a la Segunda Rep¨²blica, e incluso encuentra sus ra¨ªces en el siglo XIX. Las ciudades principales se mantienen como reductos de libertad constitucional, con Bilbao entre dos aguas, rodeadas como en las guerras carlistas de un medio rural controlado por una mentalidad de signo comunitario, el nacionalismo sabiniano en sus dos variantes.
Por ello no conviene cantar victoria demasiado pronto. El plan Ibarretxe, y con ¨¦l su presentador, se encuentra pol¨ªticamente herido, pero desde el primer momento nada indica que PNV y EA vayan a respetar las reglas de la democracia y proponer una retirada. Para ellos, Euskadi no es del conjunto de los ciudadanos vascos, sino un patrimonio de los nacionalistas. Y a su frente, el lehendakari. De ah¨ª que ¨¦ste ignore incre¨ªblemente desde un primer momento su condici¨®n de presidente en funciones y se lance casi de madrugada a proponer / imponer a Zapatero la famosa "negociaci¨®n", al mismo tiempo que proclama su victoria electoral, sin mirar las cifras que abren la posibilidad, aunque remota, de un lehendakari socialista. Los nacionalistas son, en sus palabras, "el cauce central" para el Gobierno de Euskadi, y para conservar ese protagonismo est¨¢n dispuestos a agotar todas las posibilidades. Ya se habla en su diario de prolongar al m¨¢ximo el interregno, de manera que sea posible avanzar entre tanto en la v¨ªa pol¨ªtica soberanista. No van a ceder f¨¢cilmente al dictado de los votos. De ah¨ª que sea importante mantener abierta la posibilidad de una presidencia socialista. El colaboracionismo de Madrazo con el PNV carece hoy ya de perspectivas, salvo a la sombra de ETA.
Tercera impresi¨®n a corregir: el olvido de ETA, que ahora vuelve al escenario pol¨ªtico vasco con el respaldo de los votos, y de paso a poner en tela de juicio al Estado de derecho. Veremos qu¨¦ sucede. Entre tanto, se ha comprobado que las m¨¢scaras resultan de gran utilidad en la pol¨ªtica vasca. De momento han contribuido a echar por tierra la imagen mesi¨¢nica de Juan Jos¨¦ Ibarretxe. No es poco.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Pensamiento Pol¨ªtico de la Universidad Complutense de Madrid.
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