La alianza con el ex presidente Bucaram atiz¨® la rebeli¨®n
La primera pieza del domin¨® que representa la ca¨ªda de Lucio Guti¨¦rrez se derrumb¨® el 8 de diciembre del a?o pasado, cuando una mayor¨ªa a favor del Gobierno reemplaz¨® a 27 de los 31 jueces de la Corte Suprema de Justicia ecuatoriana. La jugada del Gobierno de Guti¨¦rrez se interpreta como un acto en extremo autoritario del ex coronel golpista. Tras las primeras manifestaciones de protesta, el ministro del Interior, Jaime Damerval, dimite a finales de febrero. A la renuncia de Damerval le sigui¨® la del ministro de Infraestructura, Jorge Pinos, a ra¨ªz de un esc¨¢ndalo por presunta corrupci¨®n en la adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas. Aunque la salida de Pinos no tuvo que ver directamente con las movilizaciones, acentu¨® la mala imagen del Gobierno de Guti¨¦rrez.
A principios de abril, la Corte Suprema nombrada por el Gobierno de Guti¨¦rrez exculp¨® de sus cargos de corrupci¨®n al los ex presidentes Abdal¨¢ Bucaram, alias El Loco; Gustavo Noboa y Alberto Dahik. La decisi¨®n judicial atiz¨® la ira de los ecuatorianos y agudiz¨® la inestabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs. Las protestas en Quito contra el Gobierno se volvieron cada vez m¨¢s violentas y hubo un centenar de heridos.
El regreso de los tres ex presidentes del exilio, sobre todo el de Bucaram, confirm¨® las peores sospechas de la oposici¨®n. El Gobierno hab¨ªa logrado el cambio de los jueces de la Corte con el respaldo del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y la del Partido Renovador Institucional Acci¨®n Nacional (PRIAN). El l¨ªder del primero de estos partidos es Bucaram y no tard¨® nada en pasarle factura a Guti¨¦rrez. La vuelta de El Loco a principios de este mes fue sin duda la gota que desbord¨® el vaso en esta crisis.
Su falta de determinaci¨®n para luchar contra la corrupci¨®n ha acabado con Guti¨¦rrez, el ex militar que encabez¨® el golpe de Estado que derroc¨® al presidente Jamil Mahuad en 2000. Dos a?os despu¨¦s gan¨® las elecciones y el 15 de enero de 2003 tom¨® posesi¨®n de la presidencia ecuatoriana. A pesar de su victoria, su partido, Sociedad Patri¨®tica (PSC), apenas logr¨® cinco esca?os del centenar que componen el Congreso ecuatoriano, lo que le oblig¨® a pactar alianzas. Asociarse al partido de Bucaram fue sin duda un grave error.
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