"Todav¨ªa no podemos hablar de igualdad legal"
Franco ya hab¨ªa muerto cuando una monja denunci¨® a Antoni Ruiz (Xirivella, Valencia, 1959) por homosexual. La historia rocambolesca comenz¨® cuando Ruiz, con 17 a?os, le dijo a su madre que era homosexual. ?sta pidi¨® consuelo a una vecina, que se lo cont¨® a la religiosa. "A las seis de la ma?ana se presentaron cuatro secretas en casa", recuerda.
As¨ª comenz¨® su periplo por las c¨¢rceles. Estuvo en Valencia, Carabanchel (Madrid) y en Badajoz, centro reservado a los homosexuales considerados "pasivos", seg¨²n la clasificaci¨®n de la Ley de Rehabilitaci¨®n y Peligrosidad Social. A los tres meses
[pena m¨ªnima establecida para rehabilitar a los homosexuales] le dieron la libertad.
Despu¨¦s de sufrir el destierro correspondiente y tras mucho pelear, logr¨® rehacer su vida. Hasta que en 1995 fue detenido sin carn¨¦ de identidad. Al comprobar sus datos con la central, Ruiz supo que su ficha de homosexual (su ¨²nico delito) segu¨ªa existiendo. Ah¨ª comenz¨® una nueva lucha. Primero intent¨® que los antecedentes se destruyeran. Pero hoy ha entendido que se trata de un documento hist¨®rico. Por fin el 15 de diciembre de 2004, el Congreso aprob¨® una declaraci¨®n en "reconocimiento a todas las personas que durante el r¨¦gimen franquista padecieron persecuci¨®n y c¨¢rcel por su orientaci¨®n o su identidad sexual, y cuyo sufrimiento no ha sido a¨²n reconocido".
La declaraci¨®n no incluye un resarcimiento econ¨®mico, como el que han recibido otros presos del franquismo. "Hasta que no seamos indemnizados no podemos hablar de haber alcanzado la igualdad legal", afirma.
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