Dos horas de violencia y caos
La misma turba que forz¨® la fuga de Lucio Guti¨¦rrez acos¨® al nuevo presidente y agredi¨® a varios diputados
La tarde del mi¨¦rcoles en Quito fue el caos. El edificio del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicaci¨®n para Am¨¦rica Latina (Ciespal), situado en el norte de Quito, se convirti¨® en escenario de una pesadilla para el nuevo presidente, Alfredo Palacio, y numerosos diputados de la oposici¨®n. Aunque la turba gritaba "Todos contra Lucio [Guti¨¦rrez]", pocos opositores se salvaron del p¨¢nico y de recibir alguna agresi¨®n. La salida del edificio era "una aut¨¦ntica ratonera de la que s¨®lo se pod¨ªa salir por una puerta", seg¨²n narr¨® el corresponsal de EL PA?S, Jorge Marirrodriga, desde el hospital en el que fue ingresado tras sufrir una paliza que le caus¨® la fractura de la nariz y otras lesiones leves. A la salida esperaban grupos de exaltados -"que portaban banderas de Ecuador y de Quito"- prestos a agredir a cualquiera que abandonara el inmueble.
"Cientos de manifestantes asaltaron las instalaciones, las saquearon y en algunos casos retuvieron como rehenes a los diputados opositores durante horas", cuenta el enviado de este diario. El edificio hab¨ªa sido elegido como sede de la sesi¨®n extraordinaria paralela del Congreso, en la que se destituy¨® a Lucio Guti¨¦rrez y se nombr¨® a su sucesor.
Mientras Palacio pronunciaba sus primeras palabras, despu¨¦s del juramento, decenas de diputados abandonaron corriendo la sala al darse cuenta de que los manifestantes hab¨ªan entrado en el inmueble. Pero el propio Palacio y algunos legisladores no pudieron escapar a tiempo y trataron de refugiarse en los pisos superiores, donde se atrincheraron en algunos despachos usando como barricadas el material de oficina.
Los manifestantes, que tambi¨¦n exig¨ªan la renuncia de todos los diputados, saquearon los archivos, rompieron el material y agredieron a varios congresistas. "Los manifestantes quer¨ªan que entraran las c¨¢maras para que constara lo que dec¨ªa Palacio, pero luego insultaban a los periodistas al grito de traidores". "A uno de los legisladores lo levantaron por encima de la barandilla de un balc¨®n y amenazaron con arrojarle al vac¨ªo si no renunciaba", relata el periodista.
"Unos pisos m¨¢s arriba, en medio de un calor sofocante provocado por la muchedumbre y algunos conatos de incendio, el flamante mandatario era zarandeado en una oficina por decenas de personas iracundas que lo acosaban a gritos, y con las cuales Palacio, sudoroso y desencajado, era incapaz de hacerse entender", narra el corresponsal de EL PA?S.
En las afueras del edificio, centenares de individuos, muchos de ellos armados con palos de madera, piedras y botellas de vidrio, golpearon a todos los que abandonaban el complejo, incluida Cynthia Viteri, la reci¨¦n nombrada presidenta del Congreso.
Cuando Palacio se asom¨® al balc¨®n del edificio, no pudo hablar ante una movilizaci¨®n sumamente intolerante con los pol¨ªticos de cualquier tendencia. "Cuidado Palacio, con Quito no se juega", fue el clamor de la turba de manifestantes. El presidente tuvo que refugiarse de nuevo, mientras los polic¨ªas antidisturbios se manten¨ªan al margen de la trifulca.
El asedio se prolong¨® hasta las ocho de la noche (tres de la madrugada hora peninsular espa?ola), cuando un comandante del ej¨¦rcito se dirigi¨® a los manifestantes para asegurarles que ¨¦l no reconoc¨ªa al nuevo mandatario. Aprovechando la confusi¨®n, otros ayudantes consiguieron sacar a Palacio del edificio y trasladarlo a la sede del Comando Central de las Fuerzas Armadas.
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