Zapatero y las mujeres
He visto en televisi¨®n a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero sentado en un taburete y rodeado de un buen n¨²mero de mujeres. Dicen que se trata de una novedosa puesta en escena al m¨¢s puro estilo anglosaj¨®n. Vale. La noticia en televisi¨®n es corta, llama la atenci¨®n.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero escucha los problemas que le cuentan las mujeres, pero la voz en off del periodista que narra la noticia destaca tan s¨®lo una petici¨®n que le hacen al Presidente del Gobierno: que reconsidere su decisi¨®n de proponer la custodia compartida en la reforma de la Ley del Divorcio. El Presidente asegura que lo tendr¨¢ en cuenta. ?A qu¨¦ estamos jugando?
Que yo sepa, luchamos por conseguir la igualdad efectiva de todos los hombres y mujeres en nuestra sociedad, m¨¢s all¨¢ de las proclamaciones formales de esta supuesta igualdad en nuestras normas y leyes. Y sabemos que tradicionalmente se han asignado papeles sociales que siguen estando presentes hoy en d¨ªa, entre ellos, el que la mujer se hace cargo de los hijos. Por ello tiene m¨¢s responsabilidades y una mayor dificultad para realizar una vida profesional.
Pues bien, se re¨²nen Zapatero y las mujeres. Ellas le dicen al Presidente del Gobierno que quieren tener la custodia y guarda de los hijos en exclusiva, como siempre. ?Y qu¨¦ contesta Zapatero? ?Que tendr¨¢ en cuenta la dificultad que ello supone para conseguir ese reparto de la responsabilidad familiar y esa conciliaci¨®n entre la vida familiar y laboral, que los dirigentes socialistas van pregonando por los cuatro costados de nuestro pa¨ªs? ??Digo yo que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero les habr¨¢ dicho eso!! Porque si no, no lo entiendo.
Desde que me separ¨¦, hace ya casi cuatro a?os, mi ¨²nica y gran preocupaci¨®n ha sido la de asegurarme de que la madre de mis hijos llegue cuanto antes a casa, para estar con ellos y darles la confianza que el progenitor adulto ofrece siempre al m¨¢s peque?o, que lo sigue siendo, a veces, hasta m¨¢s all¨¢, incluso, de la mayor¨ªa de edad. Ella es una buena madre, que quiere a sus hijos, a pesar de que en su d¨ªa olvid¨®, y sigue olvidando, que tambi¨¦n hay un padre que tambi¨¦n los quiere y los necesita.
Pero, claro, ?qu¨¦ va a decir ella, si tenemos tan arraigado ese papel social de que los hijos son para las madres? ?Y si encima ve y escucha al Presidente del Gobierno, al rebufo del m¨¢s puro y rancio progresismo de boquilla, atendiendo las demandas del colectivo de mujeres, preocupadas por ese status que han tenido la suerte de llevar, casi siempre con ¨¦xito, hasta el mismo estrado de su se?or¨ªa, el juez de familia.
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