Gente de letras

Es un oficio de locos el de los editores. Todos hablan con entusiasmo de su trabajo, el m¨¢s fascinante del mundo, aseguran. Parecen contagiados por un extra?o virus que los convierte en espec¨ªmenes que no tropiezan jam¨¢s con la misma piedra. Si se les hunde una editorial, se toman un respiro y vuelven a lo ¨²nico que de verdad les apetece hacer. Pero sufren como condenados. Cada libro es una apuesta. "Somos lud¨®patas. Apostamos a partir de nuestra intuici¨®n", asegura Julieta Lionetti (Poliedro). Jaume Vallcorba (Quaderns Crema / El Acantilado) coincide, pero matiza: "Detr¨¢s de cada apuesta hay lecturas, conocimiento y curiosidad". Se la juegan y sufren. "Nos vuelve locos la incertidumbre que acompa?a cada lanzamiento porque el mercado es muy cambiante y caprichoso, muy sensible a los acontecimientos pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos", explica Mar¨ªa Cifuentes (Taurus). "Es una profesi¨®n apasionante, pero vivimos constantemente agitados por el futuro de nuestras obras en el mercado. No conozco otro camino que navegar en la tempestad", a?ade Manuel Bragado (Xerais).

El negocio editorial es un "ecosistema muy delicado, fr¨¢gil". Todos repiten la frase. Y contradictorio. Es un sector fuerte, quiz¨¢ el m¨¢s potente de la industria cultural, pero se ha metido en una din¨¢mica de la que nadie sabe c¨®mo salir y cuyas consecuencias en el futuro son imprevisibles. Hace dos a?os empez¨® a recuperarse econ¨®micamente despu¨¦s de cinco de crecimiento cero con tendencia a la baja. Factur¨® 2.792 millones de euros en 2003, un 4,4% m¨¢s que en 2002. Para 2004 -las cifras no ser¨¢n oficiales hasta dentro de unos meses-, el incremento rondar¨¢ el 5%.

?stas son las buenas noticias, pero hay otras malas. En 2003 fueron devueltos a los editores casi 65 millones de libros, 12 millones m¨¢s que el a?o anterior. Y el n¨²mero de t¨ªtulos publicados no deja de crecer: casi 66.000, seg¨²n los ¨²ltimos datos, de los que m¨¢s de la mitad fueron novedades. Parece imposible mantener esta situaci¨®n, pero se mantiene. Las librer¨ªas no dan abasto. Llegan nuevos t¨ªtulos y desplazan a los que acaban de llegar. En demasiados casos duran entre uno y tres meses y son devueltos. Los editores enloquecen por promocionarlos antes de que desaparezcan; si no, ser¨ªan clandestinos, dicen. No es extra?o su desasosiego.

Todos los editores est¨¢n convencidos de que lo que editan es bueno y necesario, y de que la oferta es plural y variada, pero es dif¨ªcil no tener la sensaci¨®n de que tantos libros no dejan ver la literatura. "En Espa?a se edita en exceso, pero creo que nuestra obligaci¨®n es proponer una amplia oferta editorial", asegura Victoria Chapa, directora de Punto de Lectura (Santillana). "Es un mercado emergente y hay que apostar por ¨¦l". Sigrid Kraus, de Salamandra, resume la situaci¨®n: "?M¨¢s de 65.000 libros! Hay un embudo fenomenal. La rotaci¨®n en las librer¨ªas es cada vez m¨¢s r¨¢pida, y esto es malo para todos. Se despiertan nuestros peores fantasmas: la desaparici¨®n de librer¨ªas independientes con vocaci¨®n cultural, el paulatino e inevitable declive de la cultura humanista que eman¨® de la Ilustraci¨®n; la posible abolici¨®n del precio ¨²nico?". Pote Huerta (Lengua de Trapo) admite que en Espa?a se publican "tal vez demasiados t¨ªtulos para el n¨²mero de lectores que hay". "Pero ser¨ªa a¨²n peor que se publicaran, como en otro tiempo, demasiado pocos. Lo malo es que salen muchos libros malos".

Los ¨ªndices de lectura y la deficiente dotaci¨®n de las bibliotecas son asuntos que soliviantan por igual a todos los editores. A ellos atribuyen buena parte de sus males. Ni siquiera les calman los datos esperanzadores de la Federaci¨®n de Gremios de Editores (el 55% de los espa?oles se consideran lectores, frente a un 44% que dice no leer nunca o casi nunca) o, m¨¢s recientemente, de la Sociedad General de Autores, seg¨²n los cuales el 68,5% de los espa?oles dice leer alguna vez, o el hecho de que se haya duplicado el n¨²mero de usuarios de bibliotecas. Consideran que sigue habiendo un d¨¦ficit grav¨ªsimo. El m¨¢s radical es Leopoldo Blume (Blume): "Los Gobiernos de la democracia han fracasado absolutamente en la pol¨ªtica del libro y de la lectura. Falta cultura del libro, y un pa¨ªs que no lee es un pa¨ªs pobre. La expansi¨®n del sector ser¨¢ limitada si no mejoran los h¨¢bitos de lectura y compra".

Federico Ib¨¢?ez (Castalia) liga directamente el problema a la educaci¨®n. "La literatura cada vez tiene menos espacio en la educaci¨®n y ahora se ense?a disparatadamente con la lengua". Vallcorba va m¨¢s lejos: "Hoy, un estudiante universitario de humanidades puede haber terminado la carrera sin haber le¨ªdo un libro entero. Le basta con los apuntes, un paseo por Internet y las fotocopias de alg¨²n fragmento de alg¨²n cap¨ªtulo de alg¨²n libro". El editor habla con conocimiento de causa, ha sido profesor de literatura durante casi 30 a?os.

Los editores en general tienen por norma quejarse, incluso cuando las cosas les van bien. Es como un rito. Pero a alguien ajeno al sector le cuesta entender que los males que les aquejan vengan de los bajos niveles de lectura y no de la sobreproducci¨®n de t¨ªtulos. Dice Valeria Bergalli (Min¨²scula) que una de las cosas que la fascinan de la edici¨®n es que nadie tiene la f¨®rmula m¨¢gica. Nadie la tiene, todos la buscan y algunos parece que la encuentran. Vallcorba tiene las cosas claras. "Quien quiera ganar dinero de verdad, que no se dedique a los libros. Y no hay que olvidar nunca que se publica para vender".

A Salamandra le van muy bien las cosas. Claro, dicen sus colegas, con Harry Potter es f¨¢cil. Pero ya antes ten¨ªan su propia f¨®rmula, que mantienen, eso s¨ª, ahora con un buen colch¨®n. "Nuestro secreto es saber decir no el 99,9% de las veces. Nuestro dogma: la honestidad. No publicar libros sin saber por qu¨¦ los publicamos, no enga?ar al p¨²blico ni a los medios de comunicaci¨®n. La credibilidad es una de nuestras se?as de identidad", dice Sigrid Kraus.

Urano public¨® a la chita callando libros de enorme ¨¦xito comercial como La antidieta, Usted puede sanar su vida o ?Qui¨¦n se ha llevado mi queso? Pero cuando hace un par de a?os Umbriel, uno de los sellos del grupo familiar, sac¨® El c¨®digo da Vinci fue como un bombazo. "No fue una simple cuesti¨®n de suerte", asegura Joaqu¨ªn Sabat¨¦, "sino de un trabajo en equipo". Los Sabat¨¦, cuando apuestan por un libro, lo hacen a fondo. La buena suerte, por ejemplo, ya estaba vendido a 38 pa¨ªses antes de su lanzamiento en Espa?a.

Los editores independientes -les molesta much¨ªsimo que les llamen peque?os- son una buena cantera. Consideran que ¨¦ste es un buen momento para ellos. En 2004 se apuntaron a los gremios 40 nuevas editoriales. La federaci¨®n les exige dos a?os de vida para afiliarse, pues, como dicen, cada a?o nacen cien y mueren otras cien. "Son muchos los llamados y pocos los elegidos. Hay un hueco para quien aprende a hacerse un hueco", afirma Huerta. Cuenta que cuando ¨¦l comenz¨®, hace 10 a?os, se aseguraba que la edici¨®n literaria no ser¨ªa posible "sin el paraguas de los grandes grupos". "Se ha revelado incierto. Incluso es posible que hayamos llegado a un punto de inflexi¨®n y comience un ciclo inverso". Linares es m¨¢s cr¨ªtico. "Tengo la impresi¨®n de que hay una crisis generalizada del modelo que han querido imponer los grandes grupos. No parece casual que los nuevos directivos del negocio del libro provengan no del libro, sino del negocio". Existe una opini¨®n generalizada entre los peque?os-independientes de que los grupos y la literatura no se llevan bien, de que a ¨¦stos les importa m¨¢s lo que se vende que lo que se lee. Pero todos saben que hay tan buenos editores independientes como dependientes. Como dijo una vez Manuel Borr¨¢s (Pre-Textos): "Los independientes s¨®lo dependemos de los bancos".

Los editores dependientes niegan estar controlados por las estrategias de sus grupos. Oriol Castanys, responsable de la divisi¨®n literaria de RBA, un grupo especializado en coleccionables y revistas, explica que cuando hace cinco a?os la empresa decidi¨® crear el sello literario, se dispuso "una estructura y un m¨¦todo de trabajo distintos". "Fue un acierto conservar el nombre, porque tiene mucha fuerza". "Tenemos suficiente autonom¨ªa para desarrollar el proyecto", a?ade Lapointe.

Para Manuel Bragado, la principal diferencia est¨¢ entre "las editoriales que hacen ediciones culturales y las que hacen ediciones coyunturales". "Xerais, que pertenece al Grupo Anaya, siempre ha estado en la primera opci¨®n. Defender la edici¨®n cultural de calidad es un reto que asumimos". Cifuentes asegura que "Taurus es posible porque est¨¢ en un grupo como Santillana, que se puede dar el gusto de tener una editorial de ensayo, que publica tambi¨¦n sus libros en M¨¦xico, Argentina, Chile, Colombia? y los vende a precios locales. Nunca he tenido la m¨¢s m¨ªnima traba ni se me ha impuesto la l¨ªnea editorial. Publico a autores del m¨¢s amplio abanico ideol¨®gico, porque el objetivo es fomentar las ideas y el debate".