Te¨®logo, guardi¨¢n, y nada soci¨®logo
Para los tiempos que corren m¨¢s hubiera valido que los cardenales hubieran elegido un Papa soci¨®logo y reformista que uno te¨®logo y tradicionalista. No significa que no vaya a innovar, pero s¨ª que Ratzinger no parece el Papa que necesita la Iglesia cat¨®lica, ni tampoco Europa o el resto del mundo, en estos momentos. Al menos en la Europa actual destacan los temas de la laicidad -Ratzinger se ha pronunciado contra el "secularismo agresivo"-, la homosexualidad o la eutanasia, por no hablar del cond¨®n y de esa pandemia global que es el sida, aunque en este terreno quiz¨¢ ceda algo, y la diversidad cultural.
Sus primeras palabras no resultan tranquilizadoras. Fueron, tras su elecci¨®n, para denunciar "la dictadura de relativismo" moral, en favor de certezas basadas en la fe, y ayer para proclamar, con cordialidad, como ¨²nica fe v¨¢lida la cristiana. Busca la unidad a los cristianos del mundo (entre los que est¨¢ la mayor competencia a Roma), y algo con los jud¨ªos, pero frente al islam, u otras religiones o las no religiones s¨®lo ofrece "di¨¢logo sincero", "tolerancia" y retomar el "prometedor di¨¢logo con las diferentes civilizaciones" para la "compresi¨®n rec¨ªproca". ?Estar¨¢ en esto m¨¢s cerca de Zapatero o del ayatol¨¢ Jamenei? ?Conseguir¨¢ avanzar en el di¨¢logo entre laicistas e integristas, en una Europa que ha de saber digerir la creciente y masiva inmigraci¨®n y la mayor diversidad religiosa? Ayer no ofreci¨® terreno de encuentro, sino de incorporaci¨®n.
Asunto interno de una Iglesia cat¨®lica que como cardenal ve¨ªa como "una barca que hace agua por todas partes" y llena de "inmundicia" es que se pueda acelerar la medi¨¢tica beatificaci¨®n y canonizaci¨®n de Juan Pablo II, como sugiri¨® ayer Benedicto XVI, tras la cantidad de santos canonizados en los ¨²ltimos 23 a?os. Desde fuera tampoco importan -aunque desde dentro s¨ª, y parece razonable desbloquearlas- cuestiones como la ordenaci¨®n de mujeres, el matrimonio de sacerdotes (y eventualmente sacerdotisas) o la ordenaci¨®n de personas casadas (como en el rito ortodoxo). O el centralismo nada democr¨¢tico que practic¨® Juan Pablo II y al que apunta el nuevo Papa, la personalizaci¨®n de la Iglesia.
En tiempos de cambios vertiginosos, el agarradero de la tradici¨®n es muy socorrido, pero corre el riesgo de convertirse en fundamentalismo. La elecci¨®n del que fuera prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe no ha debido sorprender tanto, cuando 113 de los 115 cardenales electores hab¨ªan sido nombrados por Juan Pablo II, y el propio Ratzinger ha sido uno de los forjadores del dogma de su predecesor, con lo que ahora se ha convertido en guardi¨¢n de s¨ª mismo. La elecci¨®n de Ratzinger parece un grueso error para una Iglesia que tiene que modernizarse -que no es lo mismo que poner a la Iglesia cat¨®lica como mediadora con la modernidad-, abrirse y adaptarse a las sociedades, especialmente en el Tercer Mundo. Su elecci¨®n viene a reforzar las tendencias fundamentalistas en curso en el mundo, desde Washington a Roma o Alejandr¨ªa.
La ratificaci¨®n al frente de la Secretar¨ªa de Estado vaticana de Angelo Sodano, pr¨®ximo al Opus Dei y que apoy¨® en su d¨ªa la dictadura de Pinochet, representa el continuismo, pol¨ªticamente negativo en este caso. Pocos son los papas que no se han metido en pol¨ªtica. Se hab¨ªa declarado contrario al ingreso de Turqu¨ªa en la UE, y hab¨ªa expresado visiones ultraconservadoras sobre la biotecnolog¨ªa. Parece s¨®lo ver una Europa cristiana. Pero la aspiraci¨®n a convertir a Europa en reserva espiritual del mundo es peligrosa para los europeos, los nuevos europeos que llegan con la inmigraci¨®n y para el mundo. Y si aqu¨ª y en EE UU est¨¢ el dinero, el grueso social del catolicismo est¨¢ ya en el Tercer Mundo.
De transici¨®n o no, el c¨®nclave cardenalicio parece haber escogido un Papa para otra ¨¦poca, en cierto modo anterior a la ilustraci¨®n; m¨¢s medieval. ?Pero acaso no estamos viviendo lo que Umberto Eco y otros vaticinaron como una nueva Edad Media? La historia se mueve a menudo de forma pendular. Es de esperar que este Papa llegue ya tarde. O nos sorprenda gratamente. Ayer, en su primera homil¨ªa como Papa, cargada de teolog¨ªa y pesimismo bajo una apariencia pastoral, no lo hizo. aortega@elpais.es
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