Bush pide a Riad m¨¢s producci¨®n de petr¨®leo para bajar el precio
El presidente de EE UU recibe en su rancho al pr¨ªncipe Abdul¨¢
El presidente de EE UU, George W. Bush, recibi¨® ayer en su rancho de Crawford (Tejas) al pr¨ªncipe Abdul¨¢ de Arabia Saud¨ª. El principal productor mundial de petr¨®leo y el principal consumidor trataron de buscar una soluci¨®n que alivie la escalada del precio del barril sin enfadar a quien lo vende. Las encuestas de opini¨®n son cada vez m¨¢s desfavorables para Bush debido fundamentalmente al encarecimiento de la gasolina.
Es sobradamente conocida, y est¨¢ suficientemente documentada, la amistad que une a la familia Bush con la monarqu¨ªa saud¨ª. El tratamiento que reciben los l¨ªderes de ese pa¨ªs por parte del presidente Bush sobrepasa los l¨ªmites de la cordialidad. Ayer hubo una serie de gestos que se mov¨ªan entre lo simb¨®lico y lo reverencial. El presidente permiti¨® que las c¨¢maras de televisi¨®n grabasen la llegada del pr¨ªncipe saud¨ª a la puerta de su residencia en el interior del rancho. Junto a ¨¦l estaban el vicepresidente, Dick Cheney, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el jefe de Gabinete, Andrew Card, todos extremadamente sonrientes ante el desembarco del s¨¦quito saud¨ª. Nadie recuerda la ¨²ltima ocasi¨®n que mereci¨® semejante recepci¨®n.
Una vez que hab¨ªa bajado del autom¨®vil, Bush se acerc¨® inmediatamente a besar al pr¨ªncipe Abdul¨¢, con quien pase¨® despu¨¦s -cogidos de la mano y conversando sobre el color de las flores en primavera- hacia el interior de la residencia. Y eso a pesar de que el pr¨ªncipe hab¨ªa cometido uno de los pecados que el presidente estadounidense peor soporta: el de la impuntualidad. Lleg¨® media hora tarde. Bush tambi¨¦n tuvo la delicadeza de blindar a su invitado ante posibles preguntas impertinentes de la prensa, relacionadas, quiz¨¢, con la situaci¨®n de los derechos humanos en Arabia Saud¨ª. El presidente habl¨® con los periodistas antes de que el pr¨ªncipe llegara y respondi¨® con un "no" rotundo cuando le preguntaron si comparecer¨ªa junto con su invitado.
Cheney hab¨ªa comido el d¨ªa anterior en Dallas con el pr¨ªncipe Abdul¨¢. Poco se sabe de esa reuni¨®n ni tampoco de la que se mantuvo ayer al m¨¢ximo nivel: "El pr¨ªncipe entiende que es muy importante asegurar que el precio es razonable", dijo Bush antes de la llegada del monarca saud¨ª a su rancho.
Apuesta a medio plazo
En el encuentro, de dos horas, el presidente de EE UU quer¨ªa trasladar a su invitado una idea: que la persistencia de precios elevados para el petr¨®leo jugar¨ªa en su contra a medio plazo. Seg¨²n Bush, Arabia Saud¨ª debe aumentar la producci¨®n en aras de su propio inter¨¦s, ante el crecimiento de la demanda desde nuevas potencias como China o India. "Un precio alto del petr¨®leo da?ar¨¢ a los mercados, y ¨¦l lo sabe. Hablaremos sobre la capacidad de producci¨®n de su pa¨ªs", dijo Bush. El ministro saud¨ª del Petr¨®leo prometi¨® la semana pasada un incremento en los niveles de producci¨®n a 12,5 millones de barriles al d¨ªa para el a?o 2009 hasta llegar a los 15 millones diarios, por encima de los 11 que marcan los l¨ªmites vigentes y los 9,5 que se producen actualmente.
La mejor posibilidad para Bush era lograr garant¨ªas sobre nuevas exploraciones a la b¨²squeda de m¨¢s bolsas de crudo en el suelo de su pa¨ªs, a lo que EE UU contribuir¨ªa con la aportaci¨®n de profesionales o materiales.
En un segundo plano quedaron las otras cuestiones que unen y dividen a ambos pa¨ªses. Bush nunca habla en p¨²blico de la situaci¨®n pol¨ªtica en Arabia Saud¨ª, una monarqu¨ªa absolutista, sin libertad de expresi¨®n y derechos m¨ªnimos para las mujeres. Tampoco parece ocupar un primer plano la lucha contra el terrorismo, a pesar de que en ese pa¨ªs nacen muchos de los miembros de Al Qaeda.
EE UU y Arabia Saud¨ª tambi¨¦n comparten puntos de fricci¨®n sobre el futuro de Oriente Pr¨®ximo. El pr¨ªncipe saud¨ª, que ha mediado en la retirada siria de L¨ªbano, ofreci¨® relaciones estables con Israel si se retira a las fronteras anteriores a la guerra de 1967, lo que choca frontalmente con la posici¨®n del Gobierno de Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.